Una vez el niño señalaba el cielo, pero miraba con exigencia al suelo. Yo estoy entre lo de abajo y lo de arriba, dijo para que le entendieran ambos espacios. (Debía estar aprendiendo los opuestos)
Tú eres mío, le respondió la tierra con reproche. Pisas lo que te sostiene.
Di que no, exclamó el cielo, perturbado por la competencia. Tú eres para mí, pues el futuro está en tu crecimiento.
La tierra se enojó. De eso nada, él crece aquí sobre mis pilares, que son los suyos.
Pero yo soy la metáfora de su ascensión vertical, apostó el cielo, que es de lo que lleva camino.
El niño, que en su ámbito imaginario dialogaba con los elementos, no sabía aún qué era crecer, y menos el futuro, y mucho menos una metáfora.
Reaccionó enérgico ante tanta visceralidad.
Tú cielo, baja aquí y sé como el suelo. Tú, tierra, sube para que te vea al otro lado. Esto dijo volviendo a esgrimir el dedo, sin darse cuenta, ¿o sí?, que aquel gesto era un signo biológico e inconsciente de poder. Pero él no sabía todavía qué era poder.
Entonces los opuestos coincidieron en el rechazo de lo que decía el niño. El cielo se volvió opaco, inexistente. La tierra se abrió y dejó al descubierto un inmenso hueco.
Mas el niño no se fio. Y siguió su juego, sin saber que era su aprendizaje.
Yo estoy entre lo que viene de atrás y lo que me espera por delante, y esta vez el dedo tamborileó sobre el aire.
Desconcertados, la tierra repuso su manto y el cielo recuperó su éter. Va sabiendo los opuestos, dijo lo de arriba. Va entendiendo lo complementario, asintió lo de abajo. No le podemos perder.
Si el niño sabe lo que fue el Big-Bang no debe sorprendernos que mire hacia arriba, venimos de una explosión, si miramos abajo lo es de la evolución, en fin que todo es relativo, depende de donde pongamos el punto de mira.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque aún no sepa todo eso por lo que se ve lleva camino de distinguir entre los contrarios.
EliminarQuien dijo que la vida no tenia manual de instrucciones; el niño lo tenia y lo aplicaba, aunque fuera inconscientemente.
ResponderEliminarY como un juego, que suele ser el manual de instrucciones más a mano y más adecuado en esa edad.
EliminarSão muito interessantes as reações das crianças perante certos fatos que lhe surgem pela frente.
ResponderEliminar.
Cumprimentos cordiais.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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También lo creo así, Rykardo. Muchas reacciones solo quedan en sus mentes. Pero a veces dan el paso práctico, y entonces...¿tienen comprensión del entorno?
EliminarY así entre los de Villarriba y los de Villabajo consensuaron la idea de enseñarle al niño a mirar de frente hacia su porvenir, buscar su propio horizonte, empezar a caminar hacia delante… sin olvidar de donde vino, todo aquello que quedó atrás.
ResponderEliminarAunque parece que es más fácil saber de lo de atrás lo cierto es que nos pasamos toda la vida indagando sobre lo pretérito. El futuro no es sino objeto de hipótesis, por más planes y proyectos que hagamos.
EliminarDiscrepo. El niño puede no saber qué es el cielo ni el inframundo, pero seguro que sabe pefectsmente qué es el poder. Anda que no. Fijaate la cara que pone y lo tieso wue pone el dedo.. el poder y la porpiedad privada son consustanciales a la existencis en cuslwuier especie. Su ausencia es como si te faltara el corazon o el higado.
ResponderEliminarSaludos espia
Los niños van distinguiendo sobre las posibilidades y las probabilidades. Si aciertan asientan un cierto grado de poder. Luego es que los dejen. Por supuesto, ya sé que hay otro poder que se exhibe todos los días pero los adultos que hacen ostentación formal no son los más poderosos, ni en su casa, ni por el forro.
EliminarMuy bien descrita esa inquietud por ser cielo y tierra, en voz de un niño, dónde mejor, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo
Un poco retorcida la criatura, quiere cambiar los roles.
EliminarÉ o ponto de ligação, a frente e o verso...tudo está ligado entre si...
ResponderEliminarAté o ser humano tem um oposto...
Como sempre interessante...
Beijos e abraços
Marta
Hay tantos opuestos dentro de los humanos (fuera, son legión)
EliminarUna discusión interminable de la cual el niño puede prescindir totalmente.
ResponderEliminarMira, eso que dices me hace pensar que también los niños descubren las discusiones bizantinas. Que tienen mucho de contrarios. Lo que para los adultos es grave e importante y se empeñan en que el niño lo entienda, para el niño puede ser bizantino. ¿Cuántas veces dijimos sí simplemente por miedo, por imposición, aunque no entendiéramos el valor o la dimesnión de un problema?
EliminarFackel, El chaval tiene mucho que andar, de momento, no estaría mal que creciese con los ojos abiertos, creyéndose especial. Tiempo tendrá para descubrir que somos uno con el universo.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Y crees que todo el personal adulto, maduro e incluso anciano, que nos rodea cada día tiene clara esa unidad con el universo?
EliminarPara nada, son siglos pensando que somos el ombligo de la creación. Cuando somos poco más que un puñado de átomos unidos con cierta gracia.
EliminarTengo la impresión de que hoy día nos creemos más ombligos que nunca, aunque luego llega una pandemia por aquí, una guerra por allá, una hambruna por acullá, unas catástrofes naturales a la carta por doquier y hasta un tiroteo multiplicado como en los USA y ya se ve qué clase de conciencia ¿virtual? tiene el personal.
Eliminar¡Pobre niño! Ya le están cargando con un dilema que llevará toda la vida a cuestas.
ResponderEliminarEn muchas etapas de la vida, más de uno no se aclara con la situación de los semiespacios y quiere tocar la luna sin despegar los pies de la tierra o simplemente empieza a volar sin tocar de pies al suelo.
Saludos
Francesc Cornadó Estradé
¿Por inercia? ¿Por impulso natural? Estamos rodeados por muchos espacios. Sospecharlos es una cosa. Palparlos, otra. Ocuparlos, eso ya es harina de otro costal que no siempre se sabe. Ni mucho menos. Nos conviene no perder las referencias de las ubicaciones, no solo las nuestras, sino del medio que nos rodea, aunque las conozcamos deficientemente. Saludo.
EliminarCuidado con los que señalan al cielo con el dedo. Es un gesto que casi nunca augura nada bueno, especialmente si viene de un musulmán y no pone cara de buenos amigos.
ResponderEliminarEl dedo de una mano hacia el cielo, la otra mano en el pecho y la mirada altiva y al cielo es parte de la iconografía cristiana, a tope. Reinaré en España, en la versión del Sagrado Corazón de Jesús y su Gran Promesa . Pero ese es otro mito local.
EliminarNada que ver con la inocencia del niño de la foto ni del niño del cuento.
"Yo estoy entre lo de abajo y lo de arriba". Frase sabia: niño avispado a todas luces...
ResponderEliminarPercepción del movimiento, de la dinámica del universo. Un niño está más cerca de la naturaleza que un adulto. Este, el adulto, carga ya con toneladas de prejuicios, ideología, farsa, convencionalismo, obligación...etcétera y etc.
Eliminar"...Tú cielo, baja aquí y sé como el suelo. Tú, tierra, sube para que te vea al otro lado..."
ResponderEliminarYo lo que observo es que este niño nos ha salido muy, pero que muy mandón...Ayyy Señor, que me da miedo.
¡Que tiemble el sistema!
EliminarDos interpretaciones de las infinitas posibles. A saber:
ResponderEliminar1.- En la mirada del niño ¿parientito? está todo lo que no acierta a decir y sin embargo dice su gesto.
2.- "El adulto tiene el poder para destruir el juego espontáneo del niño. Y abusa de él, voluntaria o inconscientemente, con la idea de hacerlo por su propio bien. Y en cambio le causa un perjuicio, la mayoría de las veces irreparable”.
Arno Stern
(Me decanto por Stern)
1. El gesto es una expresión, ergo un pensamiento manifestado emocional y lúdicamente.
Eliminar2. Stern debía saber que los adultos somos propicios a cortar a un niño si nos resulta mosca cojonera. No siempre es irreparable reprimir a un niño. El niño, y te lo digo por experiencia carnal, ergo propia, busca salidas como los cauces secos de los ríos, aparentemente desaparecidos, genera personalidades disuasorias, márgenes donde habitar malgré de...
No es ahí, en coartar, donde están las soluciones, sino donde radican los problemas.
EliminarPor supuesto. Lo conocí pronto en mis carnes.
Eliminar(Pero hubo tiempos peores que este que vivimos)
La del niño es una admirable síntesis del mundo de las ideas de Platón (dedo señalando arriba) y del mundo de la materia de Aristóteles (mirada hacia abajo). Saludos.
ResponderEliminarFeliz interpretación la tuya, Cayetano. Un abrazo.
EliminarMi mirada se va hacia el pensamiento y discernimiento (sin filtros ni determinantes ni condicionantes aprendidos, dada su edad) y no hacia el dedo, por mucha reafirmación de su criterio que escenifique o por mucho poder que proyecte ese gesto... ¿Es lo mismo la reafirmación que el ordeno y mando?
ResponderEliminarEn el niño habitan todos los pasados y son posibles todos los futuros, pero parece ser que, a través de un presente continuo, quiere sacar él sus propias conclusiones sobre la tierra y sobre el cielo... El niño parece tomar conciencia o consciencia de los planos, pero la misma se desarrolla en el plano mental que tal vez sea un plano más real que el material...
Al hilo de este magnífico relato que nos traes, te diré que yo nunca he tenido muy claro lo de los contrarios u opuestos y los complementarios, siempre los veo muy mezclados... Es una forma muy personal de interpretar la polaridad...
En el Kybalión se dice que "como es arriba, es abajo" y que los extremos se tocan... No sé si es así, en tu relato el niño los conectó en su mente tomando consciencia de los mismos... Aunque creo que no es la tierra ni el cielo quienes nos encuentran, nos sostienen y nos retienen, ese es cometido nuestro: encontrarnos, sostenernos y soltarnos... y supongo que podremos obtener mejor resultado si lo hacemos como niños (con su pensamiento)...
Abrazo
No necesariamente reafirmación y ordeno y mando tienen que ser lo mismo. Salvo que para algunos el ordeno y mando sean su autoafirmación. Pobres.
EliminarLos contrarios y los complementarios son un tanto aleatorios. Unas veces formalismo para entendernos. Otras, recurso para adecuar nuestros actos. O para justificarlos ante nuestra propia conciencia (también aleatoria y acomodaticia)
Pues sí, como es arriba es abajo y como está lejos está cerca, pero la geometría existe: la distancia, la ubicación, la temporalidad...mas tienen que jugar su papel.
Cuanto más viejos somos más recurrimos a la mentalidad de niño, si somos sinceros. Pero hay de todo y muchos no lo reconocen.
Al menos en la conclusión final lo consideraron (al niño). Ya esperaba yo que se desatara una catátrofe por su disputa. Así suelen nacer las guerras.
ResponderEliminarMás bien surgen por intereses, nada infantiles, por cierto.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarsupongo que diré algo que se repite más el ajo: los árboles tienen unas buenas raíces para poder llegar bien alto. Supongo que la virtud está en equilibrio, etc.
Hoy voy de loro repetidor, jajaja.
Salu2.
Está muy bien, aunque cada vez me hastían más los lugares comunes a veces hay que ejercitar metáforas y revitalizar observaciones.
EliminarEso es, decir lo mismo con expresiones nuevas. ¡A pensar!
Eliminar:)
Salu2.
Si te das cuenta, hasta la ¿maldita? publicidad ha superado los lugares comunes, por supuesto, los ha utilizado, manipulado, repetido, pero también va algo más allá porque ya no saben qué inventar en ese lenguaje medio verbal medio icónico que se repite hasta la saciedad en las tv, en las telenovelas, en los telefilms, en los telediarios...Y ese pretender sentar cátedra desde la publicidad para que modifiquemos tendencias o vayamos por donde los fabricantes y demás quieren es tan dudosamente ético...
EliminarMagnífica manera de aprender la de este niño. Los contrastes de opuestos llevan al equilibrio.
ResponderEliminarSirven para mesurar.
EliminarSe comprende perfectamente: Un producto intenso y consciente de la dualidad terrenal que se siente desgarrado y unificado a un tiempo, aunque no lo entienda aún.
ResponderEliminarSerá la vida que nos atraviesa a todos de las más diversas maneras e intensidades,
dormidos o despiertos.? La respuesta se encontraría en un análisis, seguramente tedioso para la materia del proceso en cada individuo.
Sí, es esa vida que nos atraviesa a todos de igual manera, con sus precisiones particulares, pero de las que nadie se salva. Los análisis a la carta, no sé, me generan tantas dudas.
EliminarBah, da lo mismo, cualquier análisis de esos es relativo a la materia y está tiene diversos estratos que cada quien considerará conforme a su idiosincrasia. En el fondo la f. cuántica me ha robado el corazón .... explicada en inglés , of course.
ResponderEliminarOf course, pues.
EliminarTocar de peus a terra i volar alhora, és el que faria aquest nen.
ResponderEliminarQuan un nen mira la lluna i diu "pilota", està fent una metàfora, encara que no ho sàpiga.
Claro, los niños construyen metáforas con facilidad, asimilan los objetos a su imaginario y los vuelven a proyectar.
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