El artista procura adaptarme un rostro de bondad. Pero soy toda pensamiento.
Pienso y recuerdo. Recuerdo y revivo. Revivo y me atrapa la ficción.
Lo imaginario levanta edificios efímeros. Moradas que, no obstante, acogen. Ámbitos donde los días son menos agraces.
¿Dónde se encontraba la materia de la que estoy hecha? ¿Qué sustancia tocó antes el artista con sus dedos? ¿Qué cuerpos y qué vidas insufló cuando yo no existía todavía?
Pienso más en la materia de la que procedo y en el proceso que me configura que en la intención final que va a ser expuesta a múltiples miradas.
Los artífices quieren casar los elementos con las creencias. ¿Cuánto durará tal matrimonio?
Oigo hablar entre ellos a los obreros que me dan forma en el taller. Están temerosos del resultado. Una diosa debe ser perfecta, dicen. No puede faltar ninguno de sus atributos, dicen. Cada detalle tiene que estar trabajado. Les escucho y me asombro de que quieran proyectarme más allá del espacio humano. Pero ellos siguen órdenes.
Por qué necesitan tanto los hombres libres como los hombres esclavos nuestras efigies no lo sé. Lo he comentado con los otros personajes imaginarios llamados también dioses y tampoco lo saben. Ninguno de ellos ha exigido adquirir caracteres aparentes humanos. Pero los mortales se empeñan en otorgar propiedades diversas por aquí y por allá, ora a sus divinidades ora a sus héroes. Tal vez a sus límites y a sus carencias.
Inclino mi rostro con actitud benévola hacia ese mundo conflictivo que habla de valores y de méritos, de ensañamientos épicos y de armonías perecederas, de prepotencias y de sojuzgamientos. ¿Interpretarán mi gesto por igual todos cuantos admiran con fervor mi presencia?
Pretendan lo que pretendan de mi representación definitiva, permaneceré inmutable. Imploren lo que imploren, callaré. Que busquen en mi rostro los rasgos que ellos ocultan de sí mismos.
* Perfil del rostro de la Victoria alada de Brescia.
ResponderEliminarPor qué necesitan tanto los hombres libres como los hombres esclavos nuestras efigies...?
Esta es una muy buena pregunta.
YHWH , en su libro del Éxodo, al 20 4/5 mandó escribir a Moises, “No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso…”
En algún momento de hace ya la friolera de unos 3.500 años escasos, y en un semítico impreso en piel de cordero, quedó reflejado el deseo del Dios al que adoraban. Nada de imágenes, nada de efigies, nada de ídolos, nada de representaciones.
Temo que el sacerdocio profesionalizado, la industria religiosa y las prebendas implícitas hayan dado al traste con el deseo del Creador.
Salut
O Moisés se lo imaginó (lo más probable) o no le hicieron caso algunos herederos de aquella tradición que todos hemos conocido, en los que influyó la cultura grecorromana.
EliminarMitos aparte, se puede decir que la iconografía idólatra de nuestros días es múltiple, tiene rasgos muy ordinarios y se recrea con objetos que van desde un coche, un piso o simplemente la seguridad del aparato del Estado y que nos tienta y a la cual respondemos como pobrecitos adoradores y crédulos hasta el infinito. Moisés queda muy lejos, Yahvé se desacreditó hace tiempo y nos queda lo que nos queda: nuestra capacidad interior de razonar y comprender nuestros actos. Pero de esto se habla muy poco.
Quizás necesitemos tener a la vista representaciones palpables de eso que imaginamos como perfecto para sentir que nos elevamos, que somos capaces de crear algo digno de ser preservado para la posteridad, a diferencia de nuestra simple mortalidad destinada a la corrupción y al olvido
ResponderEliminarEn la trayectoria histórica ha sido así. Aunque no en todas las culturas, según fueran estas fomentadas o mediatizadas por las religiones. Incluso el mundo de las ideas -pienso en las ideologías políticas y filosóficas- hay ese prurito de alzar iconos, que a su vez pueden apoyarse con representaciones de imágenes tradicionales (no hace falta que te recuerde el culto estalinista o franquista)
EliminarFáckel:
ResponderEliminarbuena pregunta, ¿por qué judíos y musulmanes no lo hacen y los cristianos sí? (Por no hablar de otras religiones). ¿Reminiscencias de la cultura grecolatina? Algo a lo que aferrarse, ponerle cara al bien y al mal. Hacerlo más próximo, más humano.
Y los dioses, callan y callan.
Salu2.
Creo que el cristianismo, que rechazó el llamado por los cristianos el paganismo, sin embargo fue influido por la cultura romana que bebía y se nutría de la griega. El cristianismo es un producto contradictorio pero muy romano, por ahí deberemos indagar en el tema de la iconografía. Si ves los primeros sepulcros tallados de los cristianos ricos (paleocristianos) verás que apenas se diferencian de los romanos tradicionales, salvo en que incluyen ya elementos de imagen típica del cristianismo (la cruz, el crismón, la incorporación de la virgen, etc.)
EliminarLos dioses han callado toda la vida, porque en este mundo hemos prestado atención a sus mensajeros (entiende todo con ironía y perífrasis) y los mensajeros han hecho lo que les ha dado la gana, que bien sabían y saben que ningún Dios o dios va a venir a pedirles cuentas. Ahí tienes un tema que sale de vez en cuando: la más que probable complicidad de Pío XII con los nazis, que aunque fuera solo con el silencio, que fue más, ya sería de por sí muy grave. Pero quien olvide que religión y política forman un matrimonio ora sincero ora de conveniencia, o todo a la vez, porque la conveniencia adquiere visos de sinceridad, no lo entenderá. Y así millones de casos.
Representar lo divino con antropomorfismos, según algunos, es una manifestación de la soberbia humana. Según otros es el pobre recurso de la imposibilidad de configurar ese concepto (divinidad), más allá de un imaginario que comienza con la mezcla de hombre y animales (Egipto) y sigue con la "elevación de los poderosos" hacia la categoría de dioses.
ResponderEliminarEsto último contribuye a lo primero (soberbia). Se trata de que si yo represento a la divinidad con formas humanas, contribuye al pensamiento de que humanos pueden ser dioses.
Por supuesto que hay soberbia, prepotencia y fetichismo y yo qué sé cuánto más. Pero los humanos lo han necesitado, eso es lo que me llama la atención. Necesitan plasmar miradas, tocar ideas incluso abstractas, imaginar corporeidades. Oye, ¿y cuando a muchos artistas y literatos humanos les da por poner caracterización antropomorfa a los animales? Lo de los cuentos para niños es mucho, ¿no? Yo incluso tuve de niño un cuento dibujado que me hechizaba en el que las setas adquirían cuerpos y caras y hablaban entre ellas, o sea, para mí.
EliminarCierto, la idea de que los humanos pueden ser dioses es muy antigua, en el fondo está en toda la mitología y la literatura clásica, tal vez en las de otras culturas. Y de ahí surgen infinidad de conflictos, en esas narraciones digo. Aunque ya el Génesis se encargó de poner límites: Adán y Eva fueron expulsados del Edén por querer ser como Dios. ¿Y qué subyace detrás? La atracción del conocimiento, la curiosidad, el ir más allá, el sentirse dueños de sí mismos, la rebeldía y no aceptación de un destino prefijado (salvo en el asunto clave: la muerte, contra el cual también queremos rebelarnos), el querer distinguir por sí mismos el bien y el mal, etc. Todo esto yo no lo veo como soberbia -la soberbia está en los que pontifican desde sus cátedras y púlpitos- sino como afirmación propia de la evolución humana. Pero hay quien no es consciente de los límites, masas enteras incluso, y se dejan arrastrar por los demagogos y oportunistas.
Pues, el cuento de tu infancia, con hongos hablando entre ellos tiene una base científica en estudio actualmente. Evidentemente no se trata de que hablen, pero si de que se comuniquen entre ellas y entre ciertos rizomas en los bosques.
EliminarMuy curioso.
El guionista y el dibujante del cuento tal vez no sabían nada de eso, pero a mi mente primaria llegaron muy bien.
EliminarPergunta pertinente...Talvez haja uma certa insegurança; daí a necessidade de atribuir aos Deuses as características que não encontram em si.
ResponderEliminarComo sempre, um texto interessante para reflectir.
Beijos e abraços
Marta
Sartre dijo una vez: Dios es la soledad de los hombres. No iba descaminado (podría haber aplicado también el plural) Saúde, Marta.
EliminarHola Fackel, la necesidad de poner rostro a la divinidad se me ocurre que pueda ser motivado por el vértigo de no saber quienes somos realmente y desde la razón vernos enfrentados con un mundo que tampoco comprendemos.
ResponderEliminarUn saludo.
Nuestra existencia no estuvo preestablecida. Hemos devenido en lo que somos y más adelante, si nuestro comportamiento no contradice al Tiempo, seremos otra cosa. Por lo demás, no tengo mayor interés en saber quiénes somos: aunque puede ser entretenido seguir indagando, más con la ciencia aplicada que con los devaneos filosóficos abstractos. Aunque ya los filósofos clásicos que aportaron lo más interesante estaban muy vinculados a la observación de la naturaleza. Los impulsos internos que nos atraen y nos rechazan entre humanos -guerra como paradigma- no se superarán jamás. Otra cosa es que los mecanismos culturales suavicen las causas de los enfrentamientos. Entre esos mecanismos, sobre todo el desarrollo de las formas de supervivencia de millones de humanos que no logran ni lo mínimo que tenemos los occidentales.
EliminarSi no se representaran como slgo conocido sobre lo que tenhamos referentes, no serian admiradas, quizas ni admirables.
ResponderEliminarYo tambien, pensé una vez cómo es posible wue no existiera antes de nacer. No me refiero a que mis atomos , que ademas son cambiantes,estuvieran desordenados.
Los espias se han ido de vacaciones en la operacion salida.
Saludoss
Al final los humanos construimos el imaginario -con estatuas, con caligrafía, con ideas...- con la mirada en el ombligo. Somos la referencia, acaso soberbia como dice Noxeus, y de ese antropomorfismo no salimos. Eso sí, sublimando lo que no somos pero querríamos ser. La iconografía es muy útil para estudiar el pasado y el presente, sin duda, y yo la aprecio.
EliminarSpys?
Es una estatua bien sentida por pensar hasta cuanto puede llegar la gente a elucubrar ante su admirada presencia, más la piedra como tal no tiene esa condición. ¿Entonces es la mano del artista el que le insufla ese poder?
ResponderEliminarSin duda. En este caso la mano de los artistas actuó sobre el bronce. Ver la estatua completa es un goce, además siempre se conservó extraordinariamente.
Eliminarhttps://archeologiavocidalpassato.com/2022/04/18/brescia-a-un-anno-dal-rientro-trionfale-della-vittoria-alata-e-uscito-il-libro-necessitano-alla-vittoria-alata-le-cure-del-restauratore-studi-indagini-e-restauro-del-grande-bronzo-di-bresc/
Gracias por el aporte de información.
EliminarNo hay de qué, me gusta hacer participar.
EliminarPer què la bellesa sembla bona i els malvats solen ser lletjos? Aquesta estàtua ho és molt, de maca.
ResponderEliminarTampoco te fíes de las apariencias, menos de los cánones y nada de las autodefiniciones, o de las definiciones que se hacen desde los mass media.
EliminarEs una escultura sorprendente.
Puede que persigamos tener cerca lo que identificamos como perfección, incluyendo la bondad, seguramente.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo incluiría perfección entre los términos absolutos. Inalcanzable, como toda abstracción. Pero en la vida cotidiana me conformo con obras o actividades mínimamente bien hechas, que nos aporten. La bondad ya es más tangible, como la compasión.
EliminarLa bondad, el ser buena persona, incluye a todos los demás calificativos positivos, no?... La condición mas favorable, en todos los seres humanos. El sentimiento que mas relativiza, a todos los demás sentimientos...
ResponderEliminarPor un Julio muy feliz.
Lo curioso es que todos los humanos llevemos las dos caras de la moneda (bondad y maldad) y solo nuestros actos calificarán si pesa más una cara u otra.
EliminarPor Quintilis, quinto mes del calendario romano antiguo, que fue sustituido por otro nombre en honor del dictador Julio César. Si quieres leer un gran y divertido relato sobre el dictador y sus relaciones familiares y extraconyugales te recomiendo "Los idus de marzo", del novelista Thornton Wilder. Una delicia (a mi entender)
El arte es siempre represenración, copia o simbolismo. Los humanos necesitan dar forma a lo que no la tiene más que en la imaginación. Quizás en ese aspecto el arte sirve al ser humano para hacer frente a su miedo a lo desconocido.
ResponderEliminarPor supuesto. Siempre hay una utilidad tras las grandes invenciones humanas. Lo desconocido tiene múltiples rostros.
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