Solíamos citarnos en Les deux magots, pero aquel mediodía yo no aparecí. Cuando me telefoneó desesperada por la noche alegué un reportaje imprevisto en el periódico. Dijo que no me creía, que los reportajes no son nunca de última hora y que había llamado a la redacción y...Para, para, corté con énfasis su enfado. A estas alturas deberías saber que los reporteros estamos vendidos a la improvisación y que el orden del tiempo por el que otros os regláis a nosotros se nos niega. Continué con un tono de animal sacrificado. Ahora mismo tengo que pasar a limpio las notas del suceso y entregar la información. Me la están urgiendo. Mi argumento no debía ser muy creíble porque ella no cejaba en su ímpetu. Dijo algo así como: ay, pobrecito mi periodista de investigación, te imagino cargado de café y envuelto en volutas inspiradoras de humo para hacer literatura barata con tus notas, débil y enfebrecido sin haber tomado siquiera un sándwich, envuelto en el gabán, ojeroso y desgreñado, necesitado de mimos y otros estímulos más intensos, sin fuerza para proporcionártelos tú mismo si no estoy a tu lado...Siguió diciendo esto y aquello que yo no quería escuchar, porque aquella chica había perdido la compostura y no la reconocería ni su abuelo diciendo memeces. Lise, le dije de pronto alzando la voz, no te pongas chabacana que estropeas tu estampa. Esta salida mía le llegó al alma. Tú eres quien estropea mi imagen, y soltó un improperio que me alarmó, no tanto porque me lo llamara sino porque no parecía ella. Entonces se me ocurrió: Pero Lise, ¿eres tú con la que hablo? Al otro lado del teléfono el improperio se potenció y dijo no sé qué de que me habían visto coqueteando con la redactora jefa del periódico de la competencia y que la escucharon decir a ella que estaba dispuesta a cambiar de journal porque si ingresaba menos por un lado ganaba más por otro y...Las cataratas verbales siempre me bloquean, y yo entonces me respaldé estoico en el sofá y dejé colgando el cable y el auricular se precipitó en un baile pendular y divertido. Me sabía mal chocar con aquella mujer tan estilosa e inteligente, pero oh, cuánto he odiado toda la vida sentirme en propiedad de alguien. La voz iracunda y quejica se fue diluyendo a través de las ondas. Seguí acariciando con parsimonia a mi gata de Angora.
(Fotografía de Henri Cartier-Bresson)
Una forma de cortar por lo sano para no perder la indepencia.
ResponderEliminarUna forma compartida tanto entre hombres como entre mujeres.
EliminarNo es que me compadezca, pero lo cierto es que la vida del periodista es bastante dura y hay mujeres estilosas que no lo comprenden.
ResponderEliminarSalud
Hay periodistas y periodistas (y periodistas) Un mundo y mundillo que se presta a coartadas, sin duda.
EliminarHay una cosa que se llama incompatibilidad. Pues eso.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Y que solo se distingue (no digo ya se conoce) con tiempo y relación, es obvio. Saludo.
EliminarHay mujeres, y hombres, que no aceptan dejar de ser el centro del univreso. Pero bueno, paro eso están los periodistas de verdad, aún sin periódico, para poner frenos y caricias al gato :-)
ResponderEliminarUn abrazo, y buen finde
Creo que este personaje periodista actuaba más como individuo que como ejercitador de una profesión, eso sí, aprovechando tesituras. Pero...¿y si ella veía fantasmas y él ya sabía de esa actitud?
EliminarUna pareja muy dispareja.
ResponderEliminarSaludos
Me haces pensar en que acaso todas las parejas son disparejas = dispares, ergo diferentes, y creo que malo aquellas que se crean iguales. En todo caso que la identidad se base en su desigualdad (de caracteres)
EliminarCreo que entiendes por donde voy.
EliminarSí.
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ResponderEliminar...Veo dos personajes muy corrientes y abundantes, por cierto... Tal para cual, que se dice.
Pero, admirable, siempre, tu manera de narrar. Bonjour, monsieur.
En lo corriente y abundante nos consolamos a menudo, por aquello de mal de muchos...O bien. Claro que el recurso del mal de muchos sirve para nuestras desgracias o errores. Sin embargo cuando acertamos y nos sale bien algo solo nos centramos en nosotros mismos, como si fuera nuestro gran logro. Somos así.
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ResponderEliminarNo logro entender bien tu respuesta, o esta tarde tengo la mente oscura, con esta lluvia tan insistente.
De la oscuridad la luz, dice un dicho. Nada de preocuparse. Mis opiniones no son nada trascendentes (por suerte)
EliminarAhora entiendo porque no he tenido pareja lo suficientemente duradera, según los estándares al uso: No tengo gato.
ResponderEliminarPues me alegro que el texto te haya iluminado, y sic transit etcétera.
EliminarParafrasejant Tolstoi, totes les parelles felices s'assemblen, cada parella dissortada ho és a la seva manera...
ResponderEliminarNo sabía que hubiera dicho León eso. Creo que se traía unas broncas con la mujer de órdago y muy señor mío.
EliminarEl juego de los afectos debería ser algo más sencillo, nuestra necesidad de posesión del otro lo complica todo o eso creo.
ResponderEliminarSalud, en la noche.
Tal vez, pero me temo que no hay nada puro en esta vida. El camino de los afectos tampoco es recto. Desde la noche.
EliminarLas excusas que ponen algunos!
ResponderEliminar=(
¿Cómo va a convencerla a ella de que se encuentra tan a gusto con su gata de Angora?
EliminarMe ha gustado como lo has narrado.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces uno tiene cada ocurrencia...Salud, Miquel.
EliminarMaravillosa entrada La he disfrutado enormemente
ResponderEliminarMe alegro por ti, saludo.
EliminarLos celos son un gran hándicap, pero sí es la de la foto... Además gasta un lenguaje y una forma de expresarse, que podría ficharla para el periódico. Pero por aquí hay muchos amantes de los gatos pero... bueno yo vuelvo a mirar la foto.
ResponderEliminarCreo que ha perdido un pastizal en la bolsa😜
Abrazo fackel
Ya que te quedas tanto con la fotografía siempre me he preguntado qué contiene la mirada de la señora del fondo. ¿Celos de la juventud divino tesoro?
EliminarNo. Le llama la atención que llore. Para celos ña hubiera mirado cuando hubiera lucido feliz.
EliminarMás bien... "jódete , ya ves que no todo son "flors i violes" en la juventud.
Bueno, no con esas palabras, pero más o menos.
Ayer vi el programa de iker jimenez, y tenía en el decorado, no sé si una foto o una reproducción de la estatua, de "la leona que también tiene derecho a vivir"
Saludoss
Ve a saber qué miraba la madame.
Eliminar¿La leona...la íbera, dices?
La paz no tiene precio y la placidez de un minino en el regazo es todo un regalo para quien lo sepa apreciar. Menuda escena la del teléfono danzando en el aire ... ,muy buena.
ResponderEliminarLa mujer que observa a la joven puede sentir celos o tal vez indolencia, yo más bien la veo como una espectadora de la vida.
Un abrazo Fackel.
O es la mera curiosidad, o la comparación de edades, o sorprendida por el contraste de las modas, u observando la reacción de la joven ante una noticia de prensa...Ya ves, se abre el abanico de posibilidades. Gracias, Ana.
EliminarO Mundo não roda à nossa volta e há quem não entenda (ou não quer entender). Por vezes, esse despertar é muito humilhante... mas sobrevive-se...Tudo é fugaz...desvanece...
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
Así es, pero mientras dura hay que vivirlo y si es posible disfrutarlo.
EliminarBoa segunda-feira, Marta.
La señora mira con reprobación la faldita de la chica.
ResponderEliminarSalu2, Fáckel.
¿Envidia cochina, tal vez? ¿Reprobación moral?
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