A veces los gestos engañan. Lo que puede parecer ascenso es en realidad hundimiento.
Eso dice Faustino cuando hablamos del pasado. Nosotros íbamos allí convencidos. Nos llevaban, de acuerdo. Autobús y bocadillo pagado. Hasta los más tibios iban. Acaso por miedo. Algunos por medrar y demostrar que eran afectos a la situación. Además ya se sabe que sentirnos dentro de la grey ayuda a superar las dudas personales. Todos juntos en unión, cantaba el himno que casaron con el otro de impasible el ademán.
Faustino empina otro chato de tinto y la frasca va mediada. ¿Las dudas o el miedo?, pregunto. El miedo genera siempre más dudas y, desgraciadamente, certezas bastante desdichadas. O estabas con ellos o ellos iban a ir contra ti. Hay un tono triste en la voz de Faustino. Acaso por eso aceptamos. Efecto de la tierra arrasada. Y nos dejamos llevar como reses mansas. No había salvación fuera de aquel poder omnímodo, cutre, inmoral e injusto si quieres, pero que lo acaparó todo. ¿Todo incluso la personalidad profunda de los individuos, Faustino? Incluso eso. Los que se resistieron ya ves cómo acabaron. Y muchos dejaron reducida su existencia a un exilio interior, muy íntimo, como si no tuvieran pensamientos ni ilusiones ni estímulos. Inexpresivos. Como si la capacidad racional hubiera quedado proscrita. Conocí casos de muchachos que se volvieron locos de verdad. También supe de quien pasó por orate, debido a sus extravagancias. Eran sus maneras de huir, de verse comprometidos con el gran engaño tras la bestial matanza. De no tener que pagar el precio que iba contra la razón aplastada.
Duró mucho todo aquello, ¿verdad, Faustino? Una eternidad, pero simplemente se trataba de vivir. Comerte tus propias entrañas y asegurarte la manduca, aunque tuviera su precio. Y que los hijos salieran adelante. Ya llegarían otros tiempos. Que en este suelo empezaba a amanecer, cantábamos. ¿Quién no quiere que amanezca? Pero ocultábamos, aun sabiéndolo, que a España la habían apagado la luz los que solo querían que la luz fuera suya y brillase sobre todo para ellos. Algo he sacado en claro del pasado. Que ignorancia y maldad se alimentan mutuamente.
Miro el rostro lacio de Faustino. Sus arrugas herederas del esfuerzo de supervivencia. Su sonrisa congelada. Sus venas marcadas por el tono morado de la vejez. Me llega su pausado y forzoso ejercicio de respiración. Es un perdedor aunque estuviese forzosamente en el bando de los vencedores. Como muchos otros. Si las cosas hubieran sido de manera diferente, dice enervado. No podían ser de otra manera, trato de apaciguarle, intentando evitar que se zahiera con melancolías estériles. En la historia y en la vida lo que ha sucedido así es porque no pudo ocurrir asá, le digo con cierta chanza. Faustino asiente con una tristeza perdida en el espacio de los recuerdos, que es lo más vivo que hoy tiene. Al fin y al cabo sacaste adelante a la familia, le consuelo. Sí, pero tan despacio, se queja. Y además nadie me regaló nada. Eso al menos es lo que me vuelve digno a mis propios ojos, ¿no crees?
Vuelco lo que queda de la frasca en los vasos. Nos miramos cara a cara, hay un leve gesto de alzar y chocar el modesto vaso de duralex. Su mirada es agradecida, a pesar de su aflicción. Cuántos tragos amargos tuvimos que pasar, y no precisamente de este peleón, ¿eh, Faustino? ¿No nos merecemos un brindis de resistentes recónditos, aunque hayamos estado en rincones diferentes, a pesar de todo?
(Fotografía de Ramón Masats)
Los gestos, hoy en día, siempre nos engañan.
ResponderEliminarVivimos cara a la galería, de tal manera que puede más una influencer con ínfulas de actriz, que no la palabra de una persona preparada dando una respuesta.
Por otra parte, la masa actúa como tal, respondiendo como calcamonía al ritmo que le marcan.
Nunca han sido buenas las compañías. Para actuar vale más hacerlo en soledad.
Salut
Buen consejo, Miquel, que sigo desde hace bastante tiempo. Ya no me encuentro a gusto en lo gregario. Pero no se puede decir para siempre aquello de que de este agua no beberé. Aunque lo dudo.
EliminarCuantas renuncias se adivinan en el relato.
ResponderEliminarVivimos otros tiempos, pero me permito afirmar : Continuamos renunciando , y seguimos anhelando que lleguen otros tiempos.
un placer leerte.
Y fíjate que es un relato de un personaje de los "vencedores" de cierto tiempo y lugar. Cuántos derrotados de ellos he conocido, aunque es un tema nada fácil de explicar. Lo dejo para la reflexión de los que hayan recibido testimonios de antaño (no tan lejanos) Gracias, Berta.
EliminarEntendí al principio "impasible el alemán". Así que más o menos. Y los demás, en el bando de los sufridores, sean germanos, italianos o españoles.
ResponderEliminarUn saludo.
Aquel ademán de estos lares, en el que muchos tenían que estar sí o sí.
EliminarEsos vencedores que sabían que estaban renunciando a todo simplemente por sobrevivir.
ResponderEliminarProbablemente, unos más que otros, pero es que aquello fue un hundimiento.
EliminarLas guerras no dejan vencedores y vencidos. Dejan hundidos. Solo los líderes de cada bando pueden vencer o perder. El resto, el común de los mortales, todos pierden.
ResponderEliminarMuy bien relató que insta a la reflexión.
Un abrazo
Pero te diré, con conocimiento de causa, que hay mucha gente que se aprovecha de ser de los vencedores, en mayor y menor medida, y no siempre de modo indigno, qué va, solo porque la gente se adecua a circunstancias. Se podría hablar mucho de las zonas oscuras, pero latentes y muy extendidas, que hubo en ese pasado de nuestra historia. A eso yo le llamo intrahistoria. No se enseña en ninguna parte ni se profundiza en foro alguno, pero es lo que más tocó cada españolito. El de la generación directa de lo sufrido y los que vinieron después durante décadas de nuestra particular noche de los tiempos.
EliminarEs lo que todos los que fueron, o fuimos, rebaño tenemos claro, sobrevivir puede pasar por ceder de manera externa. Sin eso, no habría brindis final por el final de la pesadilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay, lo que se podría reflexionar sobre los modos de supervivencia, y cuánto cuenta el azar también en ello. Y, naturalmente, el lugar en el que hayas estado ubicado. Salud para el festivo, Albada.
EliminarLa culpa de que esto durara 40 años y algunos más, la tuvieron los de dentro y en especial los de fuera; aún, la historia no ha explicado porque dejaron que España se pudriera durante tanto tiempo, supervivir no es vivir ¿seriamos un ejemplo de lo que podía volver a ocurrir si se repetía la historia?, nuestra soberbia de antaño, hace que tengamos pocos amigos incluso hoy.
ResponderEliminarSaludos
El destino de una sociedad o un país está siempre en más manos y no solo las propias, a veces en manos ajenas más que las propias. Aquellos años fueron tan peligrosos y complejos para Europa y España era tan diminuta, por más que algunos se llenaran la boca de patriotismo...Nunca desaparecen los riesgos a largo plazo, pero no se trata de andar dando vueltas a una bola de cristal inexistente. Mejor que funcione la UE, pero claro, no en manos del extremismo recalcitrante y retrógrado para las conquistas sociales e individuales.
Eliminar"Nosotros íbamos allí convencidos", disculpa, però no sé a què et refereixes.
ResponderEliminarAquellos que habían pertenecido al sector vencedor de cierta contienda, pero tiene más de un significado. Que cada cual lo interprete con sus márgenes informativos, Helena.
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ResponderEliminar...De aquellos tiempos, no tan lejanos, de la postguerra cuando las multitudes acudían, a aclamar al dictador -supongo-.
Fíjate que mi hermano y todos sus amigos y compañeros pertenecían a una organización infantil y aún puedo recordar sus uniformes, correajes, consignas, canciones y mensajes casi militares, que cantaban y que yo aprendí y aún casi recuerdo: Prietas las filas, Yo tenía un camarada, etc... En fin, pura manipulación...
Por que no vuelvan a ocurrir, sucesos tan terribles.
Por ejemplo, o a una representación de aquel.
EliminarLo de aquella organización -Frente de Juventudes, OJE- lo conocí en la proximidad, pero nunca estuve adscrito. Yo no pasé de la Congregación del Niño Jesús, de Cruzados eucarísticos y de María Inmaculada, y no es broma, y lo que vino después ya no era de uniformarse, por fortuna. Muchos se hacían de aquellas organizaciones por sacar algún beneficio o simplemente tener acceso a cosa deportiva, piscinas, campamentos, todo lo monopolizaba un régimen, y lo alternativo o era de ricos riquísimos o cuando la municipalidad de turno creaba algún recurso colectivo, y esto fue muy lento. Los totalitarismos generan una organización vertical de la sociedad para control eficaz a su capricho. Lo vivimos tan impunemente que a uno le cuesta entender que ahora haya gente que añore o desee regímenes y sociedades atadas y bien atadas (aunque sobre esto hoy existen otras formas, desde manos privadas más que públicas)
Ah, pero a mucha gente no le importaba dejarse manipular, Soco, y el texto va por ahí, por la mala conciencia de muchos que en algún momento posbélico siguieron apoyando al Mal.
Faustino me remite al Winston de 0rwell, cuando renuncia a la lucha, y entre lágrimas perfumadas de ginebra reconoce que ama al gran hermano.
ResponderEliminarMi descubrimiento de Orwell va vinculado a su emotivo "Homenaje a Cataluña", que me hicieron descubrir a principios de los 70 amigos de Barcelona. Creo que una edición de fuera de España pero a través de aquella librería Cinc d'oros, de la Diagonal, que tantos recuerdos me trae. El primer ejemplar del libro se lo presté a un amigo de aquí que jamás me lo devolvió y que no me lo devolverá jamás porque decidió ya hace unos años suicidarse. Por supuesto, tengo otras ediciones con notas y artículos de Orwell.
EliminarAs guerras... os vencidos e os vencedores... Perseguir os vencidos, obrigá-los a exilarem-se de um País onde têm todo o direito de viver...
ResponderEliminarMas esta é a história de muita gente...aconteceu em Espanha, aconteceu aqui em Portugal.
Interessante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
El asunto, Marta, es que mucha gente de aquí aceptó, de voluntad o a la fuerza aquel régimen de violencia, porque ¿qué otra cosa podía hacer? Duró tanto tiempo que muchos aprendimos. Todos no sé.
EliminarMuito interessante este post.
ResponderEliminarArthur Claro
http://www.arthur-claro.blogspot.com
Como la vida misma en un tiempo y en un lugar donde nos tocó nacer. Obrigado, Arthur.
EliminarFáckel:
ResponderEliminartriste es tener que fingir para sobrevivir.
¿Quién lo haría convencido y quién por interés?
En una situación así ¿qué hacer?
Salu2.
En esta tierra nuestra ha habido conversos toda la vida. ¿Recuerdas la expresión cambiar de chaqueta? No es el mismo tema pero va en esa dirección.
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