Me lo contó mi madre, a la que antes se lo había contado la suya. Mi abuela no había sido ninguna viciosa, ni aprovechada, ni intrusa. Al menos ella lo tenía claro. Si la tildaban de algo que iba contra las normas sociales mi abuela no se inmutaba. Aquel episodio de amor en los márgenes que mantenía con su amo, mi abuelo, había sido rompedor. Un amo al que había convertido en esclavo, nada menos. Extraña circunstancia. Increíble capacidad para humanizar a un hombre -¿no suena esto a paradójico?- cuya humanidad, hasta conocer a mi abuela, la sirvienta, había sido la dureza en los tratos comerciales, la sumisión a los funcionarios del Emperador, el apoyo a los ejércitos en sus aventuras, la apariencia en mantener la familia como símbolo de un poder que recubría y justificaba los otros poderes. Los que luego quebraron, qué ironía. Servir al amo era para mi abuela su trabajo. Mi madre me contaba que mi abuela había domesticado al salvaje. No estoy tan seguro. Si no lo logró del todo al menos lo llevó a un territorio muy específico en el que él era el sirviente.
Pensar en ello, por intermediarios, ahora me divierte. Y es uno de mis pensamientos escogidos mientras me desplazo de punta a punta en la Tokaido Shinkansen. Una manera de compaginar la velocidad de los días que me tocan vivir con el tiempo pretérito. El que yo reconstruyo imaginativamente. Aunque sé que mi existencia, concatenada a otra anterior, se la debo al día en que mi abuela expulsó de sus favores al amo para siempre.
Quien desee saber de qué va la historia, recurra a Chitón.
https://ehchiton.blogspot.com/2021/06/el-amo-esclavo-de-la-sirvienta.html
(Fotografía de Yuma Yamashita, tomada de Cultura inquieta)
Leía a Chitón. No sé si es ironía, pero quien pasa por ser muy dócil, puede que domestique en el fondo a quien se cree amo.
ResponderEliminarUn abrazo
En las circunstancias de lo que relata la sirvienta eso da a entender. Aunque todo es más complicado de lo que parece. Y la reserva abunda en ciertos asuntos.
EliminarHay relaciones transformadoras...
ResponderEliminarUn relato muy sugerente...
Abrazo
Y transgresoras. Pero todo aporta. Un receptor debe sentirse también como emisor.
EliminarHistoria de sometidos, cada uno en su ámbito correspondiente. La línea que separa al amo de su esclava es muy quebradiza y se confunden los papeles. ¿Qué mecanismos psicológicos, educacionales y somáticos actúan para que el que siempre tiene el poder en un momento determinado se deje convertir en un ser frágil y dependiente? Podría seguir ejerciciendo su autoridad como amo y señor, pero en este caso no le importa ceder terreno. ¿Será esta una forma de amor?
ResponderEliminarSaludos.
A veces pienso que la forma de amor -sobre todo en lo literario, no te cuento en la vida real- encubre apetencias íntimas, búsqueda de experimentación y aventura, conocimiento de los lados oscuros del individuo, intento de salida a las propias deficiencias e inseguridades. En la película American Beauty sale algo de ello. Por ejemplo.
EliminarFáckel:
ResponderEliminaryo creo que en esas lides amorosas y amatorias, el cambio de papel es continuo. A veces el que parece dirigir es realmente el dirigido y al revés.
Si la señora del cuento no aprovechó su posición para medras dice bien de ella.
Salu2.
Pues sí, probablemente, pero en este caso se pretendía una fábula: la sierva es ama en cierto campo. Utiliza unas armas ocultas para y contra aquel otro que usa armas duras en su sistema de vida. También los fuertes ceden a los terrenos que han considerados débiles o de simple desahogo a lo bestia.
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ResponderEliminarCreo que si hubiera leído aquí antes que la narración de Chitón, tal vez hubiera cambiado o agregado algo mas a mi coment de allí.
De cualquier modo, pienso que además de sabia era una mujer muy sensata.
Gabon, Fackel
Pues no lo hiciste mal, porque el texto chitoniano es anterior al fackeliano, he dicho.
EliminarAy, la sensatez, qué don, sea en hombres y mujeres bienvenido. Es tan necesario desde el último peldaño hasta la azotea...Saludable día jupiterino.
Leí la historia en Chitón y saqué la misma conclusión que aquí, lo que ocurre en el interior de una alcoba es muy difícil de valora objetivamente. Quién domina o es dominado, es un apreciación exterior.
ResponderEliminarSecretos de alcoba es un término muy preciso. En estos tiempos tan mediáticos se quiere saber todo de todos sin pudor ni respeto alguno.
EliminarSin saber aún toda la historia (voy a Chitón), el amor todo lo puede. Incluso más allá del tópico.
ResponderEliminarA veces puede hasta conducir a imprudencias.
EliminarInteresante relación, no sé qué opinar, más que la disfruten mientras puedan. A la larga todo se sabe y la dirección que tomé el asunto seguro que es menos feliz.
ResponderEliminarUn saludo.
Vamos a darles el margen de la discreción y el bien estar, sin que se sientan condicionados porque pueda trascender a oídos, ojos y bocas de la envidia.
EliminarDe amo a esclavo...quizás un camino que sólo se comprende desde la óptica del amor. Ahora voy a leer la otra historia en Chitón,
ResponderEliminar=)
Y aun y todo, no sé no sé.
EliminarPara uma relação resultar, há que haver um equilíbrio. Dizia a minha Mãe, uma pessoa muito séria, rigorosa casada com um homem que era uma paz da Alma, divertido e às vezes, irresponsável. Mas foi uma relação que resultou porque a base foi o respeito, o bom senso; completaram-se.
ResponderEliminarInteressante o texto.
Obrigada
Marta
Una de las cuestiones más enigmáticas es saber si dos personas que en muchos usos y costumbres personales se encuentran en las antípodas pueden resultar cómplices, complementarios o simplemente soportarse, y seguir estando.
EliminarSaluda al Douro de mi parte.
Nadie es totalmente sumiso o totalmente dominante. Dentro de nosotros habitan muchos roles.
ResponderEliminarInteresante relato. Pasaré a Chiton.
Abrazos
Verdugos y víctimas, por sintetizarlo, tan duales que la tesitura existencia puede poner a los humanos en cualquier papel en un momento determinado. Nadie está libre.
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