¿Qué haces tú con un clavel en la mano?, me preguntas. Cuento pétalos. ¿Los arrancas, por lo tanto? No, solo los separo levemente con el índice. Pero es muy difícil, todo lo fractal se registra con mucha dificultad, te vas a eternizar. No se me da mal y tengo todas las horas de la noche. ¿Con qué objeto haces eso? Me da calma. Pensé que te interesaba saber de cuántos pétalos se compone un clavel. No me interesa saber eso, sería como descifrar secretos y quién soy yo para invadir la espiral profunda de un clavel. Y cuando acabes, ¿qué harás con la flor? No lo he pensado. Tal vez la deje entre los dedos. Pero se ajará. También mis dedos. ¿No te asusta lo mustio? Si me asustase no me aguantaría. ¿Has visto alguna vez un clavel lacio? Otras veces, sí. ¿No lo tiraste? Los dejé por alguna parte, nunca se puede tirar una flor. Que pierda sus colores ¿no te apena? Me horroriza. Entonces no soportarás que los pétalos secos se vayan troceando. A veces pagino un libro y procuro que pétalos desmenuzados caigan entre las hojas. ¿Se te ocurre guardar una materia muerta? No, solo pretendo que se mezclen con una materia viva. ¿Con el papel y la tinta? No. Con las palabras.
Palabras: "materia viva", me gustó mucho. Que buena mezcla. Abrazos
ResponderEliminarDe las más vivas, además en evolución, y de reflejo e incidencia de y sobre los propios conceptos. Es decir tanto como sobre los actos de los hombres.
EliminarDe una potencia brutal. Es absurdo deshojar claveles, pero si tranquiliza, y sus pétalos hacen de cemento a las letras, qué buena ocupación.
ResponderEliminarUn abrazo
Tal vez acarician a las letras, algo que el cemento no podría hacer. ¿O sí? Buena jornada.
EliminarAntes, tiempo ha, tenía por costumbre poner marcadores con hojas de árboles. Eso fue hasta que una de ellas se rebeló y manchó la dobre cara de las páginas.
ResponderEliminarDejé de poner ese tipo de marcadores, pero no dejé de leer.
De vez en cuando lo he practicado. Luego me olvido. Al cabo de un tiempo cojo un libro y de pronto me encuentro la hoja en otro estado pero allí dentro, estética y amablemente acogida. Me gusta la sorpresa.
EliminarNo me gusta regalar flores: son órganos sexuales arrancados de la planta y en trance de perecer.Por eso es una ofrenda para los difuntos, para que se marchiten juntos: una metáfora de la vida que se acaba no sin despedirse con un destello de color. En todo caso, y para no parecer un poeta melancólico y pesimista, he de decir que los pétalos de los claveles lucieron un día muy bien en la boca de los fusiles.
ResponderEliminarUn saludo.
Una visión interesante. Desde luego lo muerto parece llamar a lo muerto, pero...sin embargo son los vivos quienes entramos al juego.
EliminarLos claveles siempre lucen muy bien en los puños de los conscientes.
Saludo, Cayetano.
Nunca las he usado como marcadores. Solo las fotografío. Nunca he arrancado ni una sola. Quizás a lo peor, sea que leo poco. O poco a poco.
ResponderEliminarTu mirada las mantiene virginales e impolutas. Lo entiendo. Luego el click. Lucen más las hojas caídas entre páginas de libros. Es como si entraran en otra dimensión, que yo nunca veo ni de naturaleza muerta. Aunque lo sean.
EliminarNo es lo mismo cortar una flor que cortar un árbol. En mi jardín tengo un manzano, ahora está florido. No se me ocurre cortarle una flor porque es una posible manzana. Es una verdadera maravilla seguir día a día todo el proceso desde la flor hasta la manzana ... y comérmela recién cortada. Creo que me ha quedado un comentario demasiado prosaico si lo comparamos con tu escrito.
ResponderEliminarNO. qué va, a mí me viene bien, porque yo vivo más con el recuerdo que con eso inmediato, no tengo jardín ni huerta ni tierra pero en mi infancia de veranos norteños disfruté mucho de ese otro mundo rural y me marcó. Y aprecio y envidio a quienes podéis gozar de una muestra directa de la naturaleza. Ya me contarás algún día qué clase de manzana dan tus árboles. Claro que mi gusto por las manzanas viene de hurtárselas a la vecina de al lado. Lo hacíamos todos los de la banda de amigos.
EliminarY si esperas que se le vayan cayendo los pétalos tranquilamente y luego los cuentas.
ResponderEliminarOye, qué propuesta tan interesante, pero ¿aguantaré la espera?
EliminarAlfred! eres un genio!
EliminarEn efecto, Alfred invoca la eternidad o poco menos.
EliminarLas flores como las palabras dicen mucho...
ResponderEliminarY contienen... Y callan
Buen martes
¿Qué lees tú en las flores? Porque acaso es tan sabio leer en flores, plantas y árboles como en un libro, o más.
EliminarFíjate Cayetano , me encanta obsequiar
ResponderEliminarcon ramilletes primaverales a cuantos pasan por mi casa en estas fechas. Total, si no los cortas , morirán igualmente.
Son tan divinas las flores, me requetechiflan, como tus textos, Fackel.
Adriana
Generosa tú con tus ramilletes, Adriana, como con tus palabras, que se quedan entre los pétalos.
EliminarHe usado pétalos de rosas, de
ResponderEliminarclaveles, de margaritas como marcadores de páginas, pero ya no. Ahora prefiero que las flores vivan en su hábitat.
Qué bonitas son las flores naranjas. Son una explosión de vitalidad.
A veces los seres humanos somos como flores. Deben dejarnos vivir en nuestro hábitat. Si nos arrancan de nuestras raíces morimos...
Un abrazo
Y sin embargo hay hombres que arrancan de su tierra a otros hombres. Por todos los continentes. Me horroriza.
EliminarMe encanta regalar flores y que me las regalen (algo que no ocurre nunca). Mezclarlas entre las hojas de los libros leídos y encontrarlas tiempo después cuando no recuerdas que pintan ahí. Creo que descubrirlas de nuevo es otra manera de revivir, como las palabras vueltas a leer.
ResponderEliminarUn saludo.
El ejercicio de memoria triunfante cuando las descubres tiempo después entre las páginas deben depararte satisfacciones. Son como pequeñas trampas para traer de nuevo una porción del pasado, de lo vivido.
Eliminar
ResponderEliminarMuy poético y simbólico texto. Pero yo no puedo cortar, ni me gusta ver flores cortadas. Me parece un crimen diminuto, un pequeño atentado a la vida.
Por la primavera.
Creo que una flor es un símbolo de belleza y su captura tiene algo de infracción y conquista violenta de la belleza...que no nos pertenece.
Eliminar(¿Por la primavera? Esta tarde he sentido el azote alérgico del polen en mis ojos)
Buen contraste en la imagen.
ResponderEliminarAl lado del colorido de las flores la mano del hombre es siempre gris.
EliminarMe gusta eso de guardar entre palabras la belleza que se fue. Es un modo de sembrar recuerdos. Un abrazo
ResponderEliminarSí. Tal vez al recordar se prolonga lo vivido.
EliminarCreo que en el clavel no se da la divina proporción a la que se refiere la sucesión de Fibonacci, pero a mí es una de la flores que más me gustan, sobre todo los rojos... pero nunca lo he utilizado para relajar el ánimo y el tiempo...
ResponderEliminarTanto las hojas del libro como las del clavel, aun secas, contienen su propia historia y una parte de quienes han interaccionado con ellas...
Creo que todos los colores tienen su belleza, aunque tal vez dependiendo de las formas de las flores advirtamos más esa belleza en unas que en otras. Otro tema es el simbolismo que puede haber o la liturgia. Cada vez me abro más a que el reino vegetal debo admirarlo por sí mismo, independientemente de la mediación y uso -o usurpación- humana.
EliminarEn efecto, tras las hojas de lectura o las hojas secas hay historias, ya lo creo, algunas puramente pasajeras, otras nonatas.
Uma flor é um símbolo de beleza, fecha memórias de momentos sobre os quais podemos ou não escrever. Podem enfeitar uma casa, um jardim; podem simbolizar alguma coisa ou ser apenas uma flor. Depende tudo do humano.
ResponderEliminarInteressante.
Beijos e abraços
Marta
Lo sintetizas muy bien. Puede ser simplemente una flor, que juega su papel en medio de una complejidad de pautas naturales y climáticas que se explican por sí mismas. Es la especie humana la que hace, entre otras cosas, de las flores símbolos, bien para otorgar significados rituales, obsequio de celebración u objeto de contemplación estética. Naturalmente, el humano también interviene en sus procesos naturales, a través de injertos y elaboraciones. Y es que si el humano también está presente es porque forma parte de esa naturaleza variada y voluble. Saúde.
EliminarQué bello un pétalo entre las páginas de un libro reencontrado.
ResponderEliminarY sorprendente.
EliminarQuin final més bo!
ResponderEliminar"Pena arrencar-la,/ també pena deixar-la,/ la violeta" (Naojo).
Recordo que Pessoa, a els Poemes d'Alberto Caeiro, no trobava sentit a collir les flors. Però tots ho fem. Els poetes les cullen metafòricament, almenys, i a Pessoa li toca de no ser convencional.
O eso decía él. Veo que te gusta mucho la poesía de Pessoa, ¿o de Álvaro de Campos? Y tienes las reflexiones e inflexiones de ese constante compañero de mesilla: Libro del desasosiego. Supongo que lo conoces.
EliminarÉs un llibre de capçalera que fa massa temps que no llegeixo, El llibre del desassosec. Pessoa és superior a tot.
EliminarHay más Pessoas, aparte del mismo Pessoa y sus heterónimos. A mí me gusta estar abierto y beber de lo fresco, si es clásico, mejor. Un Marco Antonio, por ejemplo, no tiene pérdida. Y para otras cosas y otras dimensiones, un Voltaire, teniendo en cuenta las distancias de lo acontecido desde la época de estos. Ah, tienes que descubrir a otro luso, Vergílio Ferreira, sus obras "Pensar" e "Invitación a mi cuerpo", son un deleite.
EliminarTe paso enlace, Helena:
Eliminarhttps://ellaberintogrotesco.blogspot.com/search?q=verg%C3%ADlio+ferreira
Fáckel:
ResponderEliminar¡nunca se me ha ocurrido quitarle los pétalos a un clavel!
Salu2.
¿Tampoco a una margarita?
EliminarHe intentado recordar y creo haber "abierto" algún clavel, pero estaban ya muy secos. Margaritas sí he deshojado muchas, aunque no siempre para hacer la prueba del amor. Deshojar un clavel parece más "delictivo" porque hay pocos. Como las margaritas son tantas, parece que una o dos menos no supone una merma significativa para el margaritero. Creo. No lo sé.
EliminarSalu2.
Ni se te ocurra la prueba del amor con la margarita, salvo que seas más tramposo que la propia margarita, que mira que ella lo es.
EliminarQue linda entrada, me encantó. Alguna vez dejé una flor de marcapáginas y me llevé una sorpresa al abrir de nuevo por allí. Todo pasa, todo (se) seca.
ResponderEliminarSaludos.
¿Una sorpresa en forma de recuerdos que te vinieron a la mente, tal vez?
Eliminar