Al cruzarse el samurái y su pequeño pero aguerrido séquito con el joven pintor de los caminos se detuvieron. ¿Sabes quién soy?, preguntó aquel. El aspecto fiero del jefe no pareció inquietar al joven. Un señor de la guerra pero también de la paz. Un señor de lealtad al shogun pero también un amante del arte, contestó con tono sumiso Fumiyo. Déjate de lisonjas, se impuso el guerrero. ¿Cómo sabes que amo la belleza de la pintura? El artista no vaciló. Señor, si no te interesara la belleza no te habrías parado a ver mi trabajo. Hubieras pasado de largo a todo galope para impresionar a los aldeanos. El samurái rio. ¿Y si no hubiéramos parado y te hubiésemos cegado con la polvareda? Te reconocería igualmente como poderoso y me habría doblado a tu paso, pero me habrías proporcionado la satisfacción de poder dibujaros en la galopada y con polvareda. Eres listo, joven artista, dijo el guerrero. Tengo prisa y debo llegar a Edo lo antes posible. Pero ganas me dan de llevarte con nosotros. En la corte tendrás oportunidad de que tu arte prospere y seas conocido. El joven se sintió tentado. Señor, cuenta con mi agradecimiento, pero entre la ruta y la corte hay un tiempo y un espacio donde mi pintura puede crecer. ¿No crees que los más humildes también se merecen que se sepa de su vida? El samurái alzó la mano para indicar a su cortejo la reanudación de la marcha. Eres agudo y sabes lo que quieres, contestó al muchacho. Prosigue lo que te indique el instinto, aguza la mirada y haz lo que debas. Tal vez nos volvamos a encontrar.
En Chitón hay una historia relacionada.
https://ehchiton.blogspot.com/2020/10/pintar-los-oficios.html
Dibujo de Katsushika Hokusai
Se volvieron a encontrar, visto el dibujo.
ResponderEliminarPues sí, la vida, al menos a través de las letras y las imágenes, es un viaje con retornos.
EliminarMe gusta mucho la historia. Todo es necesario: contar lo que hace las personas importantes para el mundo y contar lo que hacen todas esas personas invisibles que forman parte de la Historia de forma silenciosa pero imprescindible.
ResponderEliminarMil besos, Fackel.
Naturalmente, las personas invisibles, que son legión, no son menos importantes, y mucho personaje que pasa por importante es aparente. Recuerda el poema de Brecht: Preguntas de un obrero ante un libro. Gracias.
EliminarUn cuento para reflexionar con una buena moraleja.
ResponderEliminarTambién leí el de Chitón. ¿Este blog es también tuyo?
Un abrazo
Ejem, me temo que sí. Salve.
EliminarNada como adular al poderoso guerrero para que la negativa a irse a la corte no suene a desaire. Eso se llama inteligencia.
ResponderEliminarUn saludo.
Cómo lo has captado, Cayetano. Eran feroces esos guerreros al mejor postor. Pero este tiene otro punto. Saludo.
EliminarEstoy con Cayetano. Un escaqueo elegante.
ResponderEliminarAdrián
Habilidades, simplemente.
EliminarNunca entiendo tus comentarios
ResponderEliminarPero gracias por dedicarme tu tiempo
beso
Algo de Heráclito el oscuro debo tener, sí, lo siento. Saludo.
Eliminargracias muchacho sonriamos la vida es buena
EliminarHay que procurar que lo sea. Pero también recordar que para muchos no lo es.
EliminarHay que saber estar en la corte, saber adoptar las actitudes de donde uno se encuentra.
ResponderEliminarUn abrazo
No veo al personaje muy interesado en la corte, como mucho de paso y mirón. Adoptar actitudes según y cómo; algunas tienen alto precio. Buena jornada.
EliminarEs un place poder leerte. Un saludo.
ResponderEliminarMe alegro, Maruja. Gracias por parar y leer, salud siempre. Y más en estos tiempos.
EliminarLas personas que rechazan las lisonjas me caen bien. No abundan...
ResponderEliminarMe pasa lo mismo. Bueno, hay gente adusta y callada, y si tiene que reconocer o reconocerse en algo lo expresan de otro modo. Lo chungo de las lisonjas es que persigan algo con ellas.
EliminarQuien reconoce su valía, su talento y confía en sí mismo, sin arrogancia, a nadie reconoce superior, pero sabe rehuir ofertas innecesarias.
ResponderEliminarMe alegra saludarte
Interesantes y acertadas conclusiones las tuyas, Ángela. Bienvenida a estos pagos.
EliminarEn mis exploraciones por el planeta Wordpress, donde estoy montando mi cabaña, he encontrado un caballero que aunque tiene nombre noble (Andrew) se hace llamar Seren y tiene un blog especializado en literatura asiática donde no falta el sabor del sake y mucha letra nipona. Lo llama Literatura sobre Japón. Por si te pueda interesar.
ResponderEliminarHombre, pues sí, echaré un vistazo a ver de qué va. Muchas gracias.
EliminarInteresante relato. La adulación suele ser una trampa.
ResponderEliminarTu cuento nos brinda una gota de sabiduría, algo imprescindible en estos tiempos.
Un abrazo
Pobre de mí, ya quisiera yo saber algo, pasar por la vida tiene al menos un punto de curiosidad porque elementos de curiosidad abundan, sean pródigos o limitados, sean constructivos o abominables, produzcan placer o dolor. Estamos en una etapa que a algunos nos va a enseñar bastante, no sacando conclusiones edulcoradas precisamente, pero nos va a enseñar. Y lo que se aprende sirve para cambiar, ¿no?
EliminarEl destino maneja los hilos de nuestros caminos sin que a veces comprendamos hacia dónde ni por qué nos impulsa. Es bueno sentir que se es parte de esa aventura.
ResponderEliminarFíate del destino y no corras, jaj. Trumpo, por ejemplo, ¿se fía o no se fía del destino? Cambia contantemente su opinión o criterio, si lo tiene, se basa en informes por una parte y en prontos que le hacen meter la pata, pero es un tipoi de huida constante hacia adelante, aunque corra el riesgo de llevar al abismo al país y al planeta. Por lo demás, sí, es bueno sabernos parte de la aventura, pero ¿asumimos todas las aristas que depara el poliedro de la vida?
EliminarCreo que Trump piensa que él es el destino
Eliminar=(
Ese piensa de todo; Hitler también pensaba lo mismo.
Eliminar
ResponderEliminarSiempre interesantes, atractivos y didácticos tus relatos. El pensamiento humano, sea de piel negra, amarilla, pálida, dorada... camina por distintos y variados caminos, aunque, en el fondo, persiga los mismos fines o deseos.
Buen día de lluvia, Fackel.
La naturaleza humana es sustantiva. Las razas, territorios, situaciones de clase, lenguas, aunque marquen, son secundarios. Deberíamos pensar más en lo sustantivo.
EliminarBuen día de sol (de momento), Soco.
Fáckel:
ResponderEliminarse nota que es un artista que no piensa en el lucro, sino en el placer de ejecutar sus talentos.
Pero ¿existe realmente un artista que no quiera compartir su arte?
Salu2.
Al menos no piensa en aprovechar influencias, aunque debe ser porque es joven, tal vez en cuanto vea la competencia con pintores peores que él que hay por Edo y otras partes busque como desesperado la cobertura de algún samurái culto, un noble o quién sabe, si de la propia Corte. ¿No ha pasado eso prácticamente siempre en la Historia del Arte y de los artistas?
EliminarUn abrazo.
Estuvo muy lúcido el dibujante, en su encuentro con el samurai.
ResponderEliminar¿Una nueva saga de historias?
Saludos.
No exactamente. Es una ocurrencia complementaria de cuentos de Chitón, ve a ello si quieres y lo captas.
EliminarPor otra parte, la historia de San Joaquín tiene que continuar antes o después.
Gracias por seguir leyendo, saludo.