Atravesando en compañía de la joven fotógrafa Hitomi Shi y sus amigos el bosque de bambúes de Arashiyama escuché algunas leyendas. La de los amantes adúlteros, por ejemplo, que huían de la persecución de sus familias y cómo la senda de los bambúes se cerró para ocultarlos. La de los soldados desertores, que quedaron convertidos en troncos del bambú cuando un destacamento del ejército estaba a punto de atraparlos. La del funcionario avaricioso y cruel que cobraba tasas superiores a las ordenadas y desapareció misteriosamente. La de los ancianos que desaparecían en la montaña para terminar sus días, si no solamente sus horas. Una leyenda es la formulación literaria más antigua que existe. Como va corriendo a través del viento las posibilidades de que se amplíe o se reduzca su contenido son infinitas. Algunas leyendas se enriquecen considerablemente. Nunca se puede decir si es más bella la que más cuenta o la que más obvia. Particularmente prefiero las que no desvelan los enigmas que guardan dentro de sí. Creo que Chitón habla hoy sobre alguna de ellas.
(Ukiyo-e de Katsushika Hokusai)
¿Hola, buenas tardes, todo bien? Soy brasileño. ¿Aceptan uno siguiendo el blog del otro? Podemos ser amigos (no hay distancia para la amistad) y asociarnos con nuestros blogs. https://viagenspelobrasilerio.blogspot.com/?m=1
ResponderEliminarMe pasaré por tu blog. Muchas gracias por leer en el mío. Saludo.
EliminarCreo que las leyendas encierran algunas certezas y muchas interpolaciones que se van incrustando en el relato a través del tiempo y de la repetida transmisión de las mismas...
ResponderEliminarTienes razón, algunas se enriquecen, literariamente hablando, pero tal vez también se modifiquen más de la cuenta en lo esencial o primigenio...
Esa belleza a la que te refieres, supongo que dependerá de si lo que se cuenta es suficiente y de si lo que se obvia no es necesario para la comprensión de dichas leyendas... Supongo que la suma de lo explicito y de lo implicito de un texto es lo que abre el abanico de interpretaciones y dispara la imaginación del lector u oyente... No sé, los efectos de las leyendas en cada uno de nosotros están condicionados por nuestra biografía y bibliografía... y sometidos a variaciones temporales de ánimo... pienso...
Abrazo
Esa sensación de que el enriquecimiento de imágenes y argumento llevan a modificaciones la tengo yo. Probablemente sea así, de tal modo que a falta de pruebas claras y concretas -el pasado tiene un precio- muchas leyendas y tradiciones se hayan convertido en lo único real y entendido al pie de la letra. No olvidemos que además la metáfora es compañera de las leyendas desde el principio de los tiempos.
EliminarDije lo de la belleza pero podría haber dicho la practicidad de las leyendas. Cómo no hay transmisión inocente, cómo lo literario no es un mundo ajeno a lo obligado y esforzado del vivir cotidiano, cómo tras palabras, imágenes múltiples y aparentes buenas intenciones siempre hay mecanismos de control moral y de uso cotidiano para el supuesto buen funcionamiento de una sociedad, de un clan, de una tribu.
Es un tema muy interesante el de las leyendas, habría que volver en más ocasiones a él. Sabes de sobra que actualmente aún hay mucha gente que se alimenta de leyendas -las religiones ya saben mucho de ello- y que interesan para apuntalar intereses varios. Hay que verlas y analizarlas de otro modo.
Exacto, estoy totalmente de acuerdo con tu respuesta; a eso quería referirme yo con lo de las interpolaciones, pero tú lo has explicado más y mejor...
EliminarAlguien me dijo que en la Biblia se habían detectado unas 36.000 interpolaciones... ahí es nada... y lo que aparece en un texto de Flavio Josefo sobre Jesús de Nazaret, también se cree que es una interpolación...
Cierto que es un tema muy interesante... y viene de lejos... yo diría que desde los textos (Tablillas) sumerios...
Ay, las leyendas, ese puente tendido entre la belleza de la transmisión oral al uso e influencia sobre las mentes de las gentes y los pueblos...Paralelas a las Mitologías, las leyendas han generado La Epopeya de Gilgamesh, los textos de la Biblia, Calila y Dimna, cuentos de Las mil y una noches...en todos ellos ¿cuánto habrá de transmisión, cuánto de expresión literaria, cuánto de tratados para el vivir o unificar sociedades...?
EliminarSobre Jesús de Nazaret...estoy tras un libro del profesor Fernando Bermejo Rubio, titulado "La invención de Jesús de Nazaret", del que he sabido por este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=mgGyQSb1cJE&feature=emb_logo
Muy interesante el enlace de youtube... creo que yo también compraré ese libro...
EliminarVeo que eres de los que quieren saber. Y que ya no saben por lo que nos han contado, que acaso es el no-saber.
EliminarLas leyendas es una forma de contar historias, adornadas al gusto personal de quién la cuenta. Por eso hay tantas interpretaciones y son tan vistosas.
ResponderEliminarSaludos.
Y si imaginamos leyendas que vienen de siglos pensemos en la cantidad de individuos y colectividades que han recibido y emitido el relato de una leyenda. Como para mantenerla incólume. Saludos, Alfred.
EliminarVengo de su página, donde, dejando atrás los cerezos en flor, la mujer de un matrimonio de ancianos se despide, sosegadamente, de la mano de la música que toca su marido.
ResponderEliminarEsos campos de bambúes son selvas, que arropan misterios y secreto, y cuerpos, y amores clandestinos. Un abrazo
Así es. Y vidas rutinarias, y acontecimientos de la historia del país, y aprendizajes e infortunios, etc. Gracias por leer.
EliminarA mí el misterio siempre me atrae. Cuando todo se desvela, mi interés decae.
ResponderEliminarBesos
A veces el misterio causa desgracias; entonces deja de ser atractivo.
EliminarHá, haverá sempre mistérios... mas a verdade pode ser muito simples....
ResponderEliminarA verdadeira história nunca a saberemos....só sabemos a nossa...
Brilhante...
Obrigada pela visita
Beijos e abraços
Marta
E incluso la nuestra nunca la conocemos del todo, Marta. Nos pasamos la vida también con enigmas propios, no siempre descifrables. Obrigado, bom dia.
EliminarEs curioso cómo una imagen puede trasladarnos a un espacio y a una narración entera.
ResponderEliminarEl bambú siempre se me asocia con lo exótico, por mucho que ahora lo tengamos en casa.
Es verdad lo que dices de una imagen. El bambú habita en nuestros domicilios, y es un material bien cálido. Acaso se produce una imagen a la inversa: acariciar un bambú de sillón o de cabecera de cama puede trasladarnos a bosques como Arashiyama .
EliminarCreo que lo mejor de las leyendas es la parte que uno se imagina
ResponderEliminar=)
Seguro. Y si es de otros la parte que uno acepta.
EliminarSoy de leyendas. De chiquita, mamá siempre me contaba preciosas leyendas, nunca los típicos cuentos de príncipes y princesas encantadas...
ResponderEliminarLuego, de mayor, me apasionaban las leyendas de los aborígenes. Y siempre pensé que en ellas había algo o mucho de realidades. A veces, me pregunto qué leyendas escucharán de nosotros, futuras generaciones...
Buena y bonita semana, Fackel.
Qué fantástico que te contaran leyendas en lugar de los cuentos al uso. Para mí siguen siendo una fuente de lectura relajante. Las Mil y una noches es un pozo de sabiduría y disfrute único. Sobre las próximas generaciones...hace tiempo que no pienso en términos de futuro.
EliminarFeliz semana.
Me encantan las leyendas y siento fascinación por los personajes que rompen con lo establecido siempre y cuando no dañen a nadie...
ResponderEliminarDe acuerdo, pero incluso los personajes abyectos de las leyendas pueden enseñarnos con su comportamiento. Mira que no hay de ellos en los libros de la Biblia...
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EliminarEs el Canto menos bíblico que cabe imaginar; no en vano Juan de Yepes lo tomaría como referencia e inspiración para su Cántico;
me gusta la versión de Guido Ceronetti, te la recomiendo; pero me extasía la de Casiodoro de Reina (Biblia del Oso). Mira este versículo del capítulo I:
"Mi amado es para mí un manojico de mirra, que reposará entre mis tetas". Cómo suena en ese perfecto castellano de 1569.
(No prescribe, no)
Las leyendas son un acicate para la imaginación de los niños. ¿Quién no ha querido encontrar el tesoro que los moros escondieron?
ResponderEliminarLo malo es cuando se las cree a pie juntillas...
Salu2, Fáckel.
Yo de pequeño en los veranos de la ciudad del Norte buscaba sigilosamente a las brujas. Cuando crecí supe que habían existido muy cerca de allí, o así las llamaron quienes las detuvieron y las condenaron a manos inquisitoriales.
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