"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 23 de junio de 2020

Cuentos indómitos. La doble caída del caballo del juez
















"Los hombres desesperados viven en ángulos. Todos los hombres enamorados viven en ángulos. Todos los lectores de libros viven en ángulos. Los hombres desesperados viven suspendidos en el espacio como figuras pintadas sobre las paredes, sin respirar, sin hablar, sin escuchar a nadie". 

Pascal Quignard, Terraza en Roma


Había cogido gusto a la novela. No entendía lo suficiente como para poder clasificarla en un género ni juzgarla por su calidad. Había sido tan intuitivo como con los sumarios del juzgado. Hay sumarios que son novelescos, otros anodinos, pensó Ordóñez. Pero los casos pertenecen a un mundo que me conozco de sobra. Sin embargo qué curioso relato el que he leído. ¿Será porque lo leo de otro modo sin el condicionamiento y la premura de una sentencia que debo dictar? El agrimensor del título apenas aparece sino al principio. Tiene una vida tan efímera que si no fuese porque la mujer que se enamora de él, o eso se supone, lo rememora a lo largo del libro se diría que no ha existido. Pero ella convierte a un ser vivo en un espectro. A la protagonista le gusta hacer mención de aquel hombre fugaz, ¿o solo fue fugaz la relación que mantuvieron, y es que el matiz importa?, a todos los hombres que ha ido conociendo después en su vida. Se lo cuenta a cada uno y sus amantes le escuchan, se vuelcan en la posesión de la mujer y después la ignoran por completo. Les cuenta a cada cual, recreando cuando no reinventando, la clase de vínculo que le unió con uno o con otro. Les cuenta sobre la personalidad del anterior, o del anterior del anterior, y qué le gustaba o le disgustaba de ellos. No le importa que el amante presente piense que con él puede hacer lo mismo. Ella lo hace para forzar un acicate. Para que cada nueva aventura se esmere con ella y revele de sí, de él pero también de ella, de lo que son capaces en la aproximación y en el calado al que lleguen. Y es que ¿tiene acaso otra manera de superar la experiencia con el hombre efímero del que siempre ha lamentado su desaparición? ¿Qué vio en aquel amor primigenio que no cesa de perseguir de forma denodada otros, aun sabiendo que son inciertos y que le van a aportar poco más? Ella ejerce su dominio arriesgado y ellos, cada uno de los que caen en su red, esos hombres oportunistas y de temporada, creen aprovecharse de una circunstancia que, no obstante, solo ella controla. Pero ahora que lo pienso, si lo que espolea dentro de ella la pasión con sus nuevos novios es el recordatorio, tenaz y vívido, del agrimensor perdido, ¿no será que busca acabar con él si bien solo logra encender más aquellas vivencias? Ella como acicate para cuantos individuos se acercan. Ella recibiéndoles al principio como únicos o incluso definitivos. Ella luego traicionándolos pero haciéndoles ver que son ellos los que se traicionan y que por eso, cuando a ella le conviene, les deja de querer. Hay uno de los amantes que en un momento dado dice: me hablas tanto de ese agrimensor que conociste de pasada que tengo celos. Y ella, la protagonista, se ríe y se aprieta al hombre circunstancial y le contesta. No temas, tu ámame y calla. Se lo dice con un tono autoritario al que el amante se rinde. Cuando otro de los amantes le pregunta durante un encuentro si aquel hombre fue tan importante en su vida o resultó ser tan buen amador la mujer protagonista le responde con simpleza: fue un hallazgo que no pude, o no supe, retener. Y esto da pistas al amante del momento y este sabe que debe hacer algo diferente para que a su vez ella no se le vaya. La protagonista persiguiendo siempre un fantasma. Acaso lo inalcanzable, no solo lo no alcanzado. La trama te pierde un poco, piensa Ordóñez, o acaso se trata de que la imaginación del lector, acostumbrada a lo lineal y simplón, no pone de su parte lo suficiente para penetrar en la maraña de motivaciones y acciones que se describen en el libro.

El juez, tomándose un café cargado en la confitería de sus tiempos de juventud, apoya los codos en la mesa. Entrecruza sus manos y deja volar destellos, sorprendiéndose que esté repasando aquel argumento laberíntico sobre el que ya le había advertido el librero Gortari. ¿Habrá sido esta novela, medita, un punto de inflexión en mi dejadez tradicional? ¿Será mi caída del caballo paulina que me está indicando lo abandonado que había estado en la lectura literaria? ¿O el libro me conduce a revisar otro abandono, mi acomplejado vaciamiento afectivo que el socorrido recurso habitual no puede llenar? 






 (Fotografía de Jorge Molder)


34 comentarios:

  1. Los riesgos de la lectura. Unos se hacen sabios gracias a ellos, a otros se les enciende una luz y se les aparece dios, entonces "se caen del caballo" -como san Pablo- y se "convierten" en lectores.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, son muy particulares esos riesgos. Pero su práctica es estimulante, aunque no todo sea atractivo y que cada cual tiene sus gustos...o sus búsquedas. Creo que el juez descubre sus carencias. Gracias, Cayetano.

      Eliminar
  2. El juez es muy interesante pero más lo es la mujer que una vez amó, o tuvo y no supo retener al agrimensor. Hay mujeres que no verbalizan como ella, pero a cada amante le reprochan no ser algo del anterior, o de aquel concreto que una vez consideró el único y el mejor. En las lecturas de los casos judiciales puede encontrarse muchos casos desesperados, de celos a fantasmas, pero en la novelas hay muchos amores perdidos para siempre que nunca acaban de morir

    Un abrazo, y por la lectura, también por san Juan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y los hay en la vida ordinaria que, al fin y al cabo, es la inspiradora de las novelas. Estas no exponen tanto un argumento novedoso como un modo de contar.

      Oye este San Juan ¿es aquel del que se encaprichó Salomé?

      Eliminar
  3. Dejo a un lado la sensación de lo que me he perdido desde el último capítulo que leí hasta éste y me concentro en la reflexión a que este texto me invita. Me veo en esa protagonista, mucho más de lo que tal vez quisiera, o quizás me gusta lo que descubro de mí, pero me cuesta reconocerlo. Me asombra tu comprensión de ese (su) mundo femenenino.

    ¿Qué vio en aquel amor primigenio que no cesa de perseguir de forma denodada? Tal vez sea ese sabor primigenio, esa primera vez, el descubrir y no recordar, el asombro, el olor de lo nuevo... Tal vez no sea él, sino el amor lo que persigue, el ideal del amor que todos tenemos aunque intentemos obviarlo. O tal vez sea el modo en que se sintió amada. ¿No es lo que todos buscamos, ser amados?

    Uffff, no imaginas cómo me remueve este texto, cómo comulga con mucho de lo que estoy mirando de mí en los últimos tiempos y, especialmente, estos últimos días. Puede ser coincidencia, y me gusta pensar que este texto me llega cuando lo necesitaba.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un tema sobre el que no acabamos de obtener respuestas convincentes, acaso porque se pide en exceso de él, porque se sublima su búsqueda, porque nos engatilla a todos, porque nos camela más la ficción que la realidad, porque confundimos sus pasos, en fin, tema abierto.

      Por lo demás, sobre lo que dices de ti...mucho respeto y sin duda coincidencia, no es tema fácil de transmitir ni a los amigos más supuestamente íntimos.Mejor escribir a través de la fantasía y la ficción. Gracias por leer con atención.

      Eliminar
  4. Estas tramas que nos pierden se nos enredan en los pies y nos hacen adensarnos más en nosotros. Pobre juez, ya no será el mismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acaso ni será ya juez (conozco jueces muy lectores, aunque siempre es mejor escucharles sus relatos vividos)

      Eliminar
  5. Intentaré hacer un hueco para leer a Pascal Quignard, autor que no conocía.
    Parece interesante, enigmático y laberíntico,¿no?.

    Gracias. Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es un autor difícil, escribe muy bien y de diversas maneras, pero su onda es especial. Es el autor de "Todas la mañanas del mundo", que acaso te suene por la película tan dramática de Alain Corneau, sobre la historia del compositor Monsieur de Sainte-Colombe y su familia, en cuyo film aparecen composiciones del este autor, de Marin Marais, de Couperin, de Lully, etc.

      Eliminar
  6. Fackel, la película "Todas las mañanas del mundo" son un camino sin retorno ha molado. No la conocía. Las piezas de La Soñadora y Los Llantos son tristemente bellas.
    De nuevo gracias, hoy me he llevado un 3x1: tu cuento, la película y la musica.

    Adriana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, eso estimula. Gracia a ti también por interesarte (por el cuento, por la película, por la música, en el orden que sea)

      Eliminar
  7. Leo poco y nada que sea novelas o historia
    me gusta investigar r leyendo un mundo diferente al normal.
    Te leo y a veces no entiendo, pero no sos vos, soy Yo .....El volumen de la cantidad de muertos en Miami no me deja concentrar
    Un abrazo te dejo desde lo lejos
    Y la magia de las palabras la veo ya

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos pasamos toda la vida aprendiendo a leer, y no me refiero a deletrear. Y nos pasa a todos, unos textos entendemos mejor, otros peor, otros nada, otros no nos interesan. Se escribe desde muchos ángulos y no podemos pretender comprenderlos -y comprehenderlos- todos.

      Lo que dices de Miami, ¿es verdad? Porque en España ha habido demasiados. Pero aparte de cuidarnos frente al virus tenemos que alimentarnos interiormente. La lectura y los ejercicios de escritura pueden ayudarnos mucho. Te invito a pasar por:

      https://ehchiton.blogspot.com/

      Adelante con la fuerza y la calma de la palabras frente al infortunio.

      Eliminar
    2. Gracias muchacho Pero pinto y escribo por ahora nada más .Mil abrazos

      Eliminar
    3. Siempre lo que el cuerpo pida a cada paso. Salud para la jornada.

      Eliminar
    4. Hoy me siento liberada lo que escribí hoy, me salio del corazon. Sin ser víctima querido escritor, soy mujer
      Gracias por la lata que te doy a diario con mis locuras que tu me dejas presentar Eres mi mentor

      Eliminar
    5. La libertad de expresarse uno mismo es la más hermosa de las libertades.

      Eliminar
  8. Un cambio inesperado en la dinámica del cuento, que se va convirtiendo en Novela, por la extensión que se intuye...
    Personaje curioso la joven protagonista del momento. Curioso o perverso? su método para sus fines; si es y son los que plantea el narrador.
    Me asombra pensar que en la búsqueda del amor "ideal", ese que no se encuentra casi nunca, o tal vez no exista mas que en los sueños, se puedan utilizar, métodos o planes parecidos... no sé...

    Se mantiene la intriga, el misterio.

    Felices días de verano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las novelas incluyen personajes que también se dan en nuestro entorno. A veces no se distinguen. Acaso al juez le ocurre eso, que lee y se toma como realidad tangible la ficción, que a su vez es reflejo de la realidad, que a su vez interpreta lo que el lector tiene o carece...¿Amor ideal? Un concepto así mismo ideal e imaginario, no recomiendo a nadie mantener una imagen de amor ideal, porque la imágenes envejecen y resultan inútiles. Pero bueno, que cada cual haga lo que se le ponga con sus imágenes, en amor, en justicia, en cualquier modalidad de desfiguración de la vida cotidiana. Este relato lleva camino de eternizarse, hasta que el bloguero se canse, jaj. Disfruta de la calorina.

      Eliminar
    2. No pienso igual, Fackel.
      La justicia, por ejemplo, no es, a mi modo de sentir, ninguna desfiguración de la vida cotidiana, real, y lo mismo diría del amor verdadero, si no quieres llamarlo ideal...

      Buenas noches. Un abrazo?

      Eliminar
    3. Oye, que no tienes por qué pensar igual. Salud y ojalá todo fuera lo que parece...aunque ¿qué sería entonces de la imaginación?

      Jornada grata, un abrazo.

      Eliminar
    4. Qué hacer con la imaginación, esa loca de la casa?... Pues, dejarla volar... Todo lo que somos capaces de pensar, será por que pueden llegar a ser posibles... O no. Quien lo sabe!

      Eliminar
    5. Una loca creativa, en todos los planos de la vida.Que vuele y que aterrice para satisfacción humana, porque al fin y al cabo es propiedad de la especie. Yo soy posibilista, pero también relativizo todo. Los que aseveran y convierten todo en absoluto y no te digo en dogma, van en contra de las leyes de la naturaleza y no aportan nada a la comprensión ni de los fenómenos ni de las convivencias.

      Eliminar
  9. Haber sido amado ya da sentido a una vida

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me viene algo a la memoria. Cuando mi padre salió del quirófano con 60 años de una operación triple muy delicada recuerdo que me dijo que se había sentido muy querido en esta vida. Fue como una premonición de un destino longevo. Luego duró 35 años más. Tener esa pletórica sensación es un triunfo sin duda.

      Eliminar
  10. Su foto en este artículo del fotógrafo Jorge Molder es genial.
    ¿No lo usas para la foto de perfil de tu blog?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es buena, sí. Es foto de Jorge Molder de sí mismo. En internet hay muchas suyas. No puedo usarla para perfil, no me parece correcto. Gracias, Himawan.

      Eliminar
  11. Supongo que el juez, acostumbrado a cabalgar mentalmente en la presunción, ante tales datos lanza su imaginación en busca de porqués, cómos y paraqués... se le ve intrigado con la dama colecionista de amantes que motiva al de turno contando habilidades de los anteriores (¡joder! creo que esto es una mala costumbre o técnica motivadora, creo que tal cosa hace más fuerza hacia abajo que hacia arriba)...

    Se ve que el agrimensor la tomó bien las medidas y la dejó huella en su memoria... no sé si también en su corazón...

    A veces la lectura nos introduce en las escenas de lo que estamos leyendo y nos hacemos coprotagonistas más o menos participativos aportando al relato ingredientes de vivencias personales relacionadas con la temática de lo que leemos... incluso podemos llegar a ficcionar aún más, con nuestras proyecciones imaginativas, un género que ya es de ficción...

    Abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso que dices lo practico, con mayor o menor éxito, cuando leo relatos. A veces me embargan, en otras incluso me embriagan y llega un momento en que la identidad queda en duda respecto a si uno no será uno de los personajes, o todos los personajes. Porque lo bueno de las narraciones es que te permiten situarte en cada individuo de la trama, vivir sus éxitos y sus fracasos, emocionarse con sus emociones y padecer sin mayor riesgo con sus padecimientos.

      Me estimulan mucho tus comentarios. Un abrazo.

      Eliminar
  12. Es que poco puedo poner porque no he leído nada del autor que nos comentas.
    Habrá que tenerlo presente.
    Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te refieres al autor de la cita que apoya por capricho el texto indómito, Quignard, te diré que es uno de los autores franceses vivos más interesantes y variados. Yo he leído algunas cosas suyas, otras no, unas son más accesibles, otras más difíciles. Por supuesto no habiendo leído poco podemos opinar, salvo que una cita sacada de contexto nos diga algo y muy en concreto sobre sí misma.
      Salutem.

      Eliminar
  13. Respuestas
    1. Thanks. The great John Donne says in the poem Love's Deity:

      "Rebel and atheist too, why murmur I,
      As though I felt the worst that love could do?"

      I add. And that evil is a good: to think in freedom, to love in freedom, to respect in freedom. Beauty awaits us all.

      Eliminar