"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 31 de enero de 2020

Cuentos indómitos. El rey y sus noches insomnes




Cuando se terminaron de esculpir los relieves del palacio de Nínive el rey invitó a toda su corte a contemplar la extensa obra. Los príncipes y funcionarios alabaron aquella narración de la vida y hazañas cinegéticas de Asurbanipal. ¿De qué se admiraban más, de la secuencia exuberante de escenas o de la perfección técnica de los bajorrelieves? La variada coloración impregnaba de un juego de luces y sombras a las figuras, manteniéndolas más vivas. La anatomía de los cuerpos, principalmente en los animales, dejaban con la boca abierta a los espectadores. Con ser altiva e imponente la representación de la figura real, y aunque nadie osaba decirlo, eran los animales heridos lo que suscitaban mayor entusiasmo. Frente a la representación de los cazadores, de posturas más hieráticas y firmes, los animales estaban dotados de una expresividad animada, naturalista. Atraía el detalle de la musculatura animal. Sobrecogían las posturas de retorcimiento de las bestias heridas. Y el conjunto generaba una tensión tan agitada, difícil de contener, que desembocaba en un choque de emociones del que nadie podía escapar. El mismo Asurbanipal enmudecía ante aquel paisaje de alabastro tallado con tanta armonía. Nunca se había visto un trabajo tan elaborado y expresivo y felicitó en público a los escultores que lo hicieron posible. 

No hubo quien pusiera peros al impresionante desfile de imágenes. Todos los asistentes. pasmados ante tanta novedad y belleza, manifestaron su reconocimiento hacia aquel trabajo intenso y perdurable sobre la gloria del reinado del ilustrado monarca, que la posteridad agradecería. Surgían las preguntas en los corrillos. ¿Qué misteriosos artífices había traído el monarca para hacer aquello? ¿Qué técnicas habían utilizado para generar planos superpuestos que engañaban al ojo? ¿Qué conocimientos tenían de la talla del alabastro y la caliza que los relieves no mostraban fisuras? Y en definitiva, ¿de dónde procedía tanto saber, seguramente acumulado?  Muchos consideraron que era el inicio de una nueva era del Imperio. Lisonjas hacia el monarca no faltaron. Envidias porque pudieran llegar extranjeros con sabiduría transformadora tampoco.

Durante algunos días Asurbanipal interrumpió sus compromisos habituales de gobernante, se alejó de sus recreos, ignoró a los científicos que había llevado a su corte, abandonó la lectura de textos a la que era tan aficionado y, lo que más alarmó, dejó de interesarse por sus esposas. Solo vivía para la contemplación en solitario de los grandes frisos donde él se veía reflejado en diversas facetas de su vida. Recorría las salas deteniéndose ante cada escena y recordando los riesgos soportados. También apuntando nuevos motivos que deseaba encargar para enriquecer aún más su palacio. Al frescor del anochecer, pensativo y ausente, se retiraba a escuchar los cantos dulces de sus esclavas y se entregaba a contemplar la nítida disposición del firmamento. No se supo si había rey. Nadie tenía claro por qué aquella relajación de deberes y costumbres. Tampoco podía pegar ojo por la noche. La imposibilidad de conciliar el sueño debía ser causada por una fijación que desequilibraba su mente. Ordenó instalar en varios puntos de la sala de los relieves unos hachones que iluminaban sobradamente el conjunto y dedicaba las horas de la noche a seguir repasando de manera minuciosa y calmada las escenas de las cacerías reales, las imágenes de sus campañas de sometimiento a otros pueblos, o simplemente se extasiaba ante su barbudo perfil egregio modelado a escala superior de la de sus súbditos.

Una noche se sorprendió a sí mismo hablando con los animales agónicos. Él, que los había atravesado con sus propias armas, tras darlos alcance al galope de los caballos, se sentía débil y culpable frente a aquellos padecimientos. Presintió un agudo dolor donde se aloja lo más íntimo de las emociones. Era la herida del sentimiento roto. Entonces, avanzando desde un rincón apareció Ella, la que nadie deseaba nombrar para sí mismo. No era ni humana ni animal, ni espectro ni hálito, ni clara ni oscura, ni chillona ni recatada. ¿Contemplas la vanagloria de tu reinado?, dijo la Muerte al monarca. ¿Qué ves en la obra que lo refleja? ¿El placer del entretenimiento o la danza macabra de los animales? ¿Los triunfos sobre el enemigo o las miserias de los sometidos? Asurbanipal, que no sabía bien quién le interrogaba, respondió altivo. Veo sobre todo la manifestación de mi poder. La Muerte no deseaba estar condescendiente. Eso es lo que quieres que vean los demás y para eso has traído a hombres de arte que saben de la vida y del sufrimiento, así como de la belleza y del desgarro. Y sobre todo saben de contar en la piedra lo que has exigido que cuenten. Pero tú, gran rey, no te puedes engañar. ¿Qué ves en estas imágenes magníficas y a la vez impactantes?, volvió a preguntar al monarca. Veo lo lejos que he llegado, respondió Asurbanipal. Esta obra está hecha para perpetuar la eternidad que se me brinda.

A la Muerte le siguió incomodando tanta soberbia, aun cuando reconocía que aquel hombre, con fama por igual de cruel como de ilustrado, había aportado avances considerables para los pobladores de su reino. Le interrumpió. Para contemplar este friso te bastaría con algunas horas del día, pero vienes aquí todas las noches porque no puedes dormir. ¿Qué te atormenta? ¿Qué te falta que no logras reposar en calma? Entonces Asurbanipal se dio la vuelta y se encontró cara a cara con aquel personaje que no se postraba ante él y que le miraba desafiante a los ojos. Vengo por las noches porque este friso me hace pensar más en la muerte que cuantas expediciones guerreras o cacerías he acometido. Crecí despreciando la sangre derramada. Era parte de mis designios primero y de mi condición de soberano más tarde. Siempre creí que el rey no puede temblar vea lo que vea y haga lo que haga. Pero en estas piedras los animales cobran vida, la sangre que emana de ellos me impregna, los rugidos de su dolor me ensordecen, el silencio que impone la muerte me espanta. 

La Muerte observó al rey despojándole de sus atributos, como hacía siempre con los individuos que se revisten de signos de poder. Porque todo hombre nace desnudo, pensaba, y por mucho que oculte su desnudez no puede evitarla, y se consumirá en ella. Luego concluyó: si le espanta la muerte ajena es porque él también teme morir, y acaso pronto. Si ahora se muestra sensible al sufrimiento de una bestia, y no tanto al dolor de un humano, es porque se da cuenta de que hasta ahora no se consideraba humano. Pobre rey, que no obstante su miseria más profunda se cree divinidad encarnada, ¿Estará ahora dándose cuenta de que esta no le deja ser como el común de los demás hombres?

Asurbanipal no ocultaba cierto agotamiento. No es bueno que un rey no duerma, le aconsejó la Muerte. Ordena apagar estas teas y ve a descansar o a solazarte con alguna de tus amantes. Protégete de tus propios espantos, antes de que sea tarde. Y sobre todo defiéndete de tu crueldad. Pero el rey no dejaba de contemplar con languidez a la leona y la Muerte vio estupefacta cómo la real y ensortijada mano se elevaba hacia el animal y apoyándola en una zarpa pretendía ofrecerle la salvación.





(Relieve asirio de la leona herida, en el Museo Británico)

26 comentarios:

  1. Diálogos con la muerte que subyugan.
    Muy ilustrativo.
    Saludos.

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    1. Para mí es ilustrativo ponerme en la piel del personaje que interpela y el interpelado. Esto de creerse uno con la imaginación un Asurbanipal o una Muerte tiene su gracia, y de momento no tengo sueños necrooníricos, digamos. Saludo.

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  2. Asurbanipal, el despiadado rey de los asirios, conversando con los leones, ante la muerte, que observa. Tus textos me llevan a tiempos lejanos, claro, la muerte es más vieja que todos los reyes que podamos conocer, y siempre me dejan el regusto de no captar del todo lo que compartes, tan amablemente. Se dice de a él no le gustaban los leones, que los odiaba. En el British Museum de se puede interpretar la animadversión en sus pasillos con relieves que formaron parte de los muros del palacio de este monarca. Les dispara flechas y los acuchilla. Tal vez los leones representaban poder, y nadie podía ser más ducho en estas materias que el propio rey asirio.

    Poco después de morir Asurbanipal, Asiria sucumbió a un ataque conjunto del rey medo y del emperador babilónico, así que igual sí que conjuraba la muerte, de su reino, con su actos y erudición. :-). Un abrazo

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    1. No sé, eso que dices sobre el rey y los leones tendría que informarme. Para el relato me da lo mismo, pero por saber qué hay de verdad o mentira pues tengo tiempo, creo para ver si me entero. Tampoco quiero ver como propaganda de alto nivel las reproducciones de los frisos, y los que hay en el Británico no son solo de Nínive, los hay de Nimrud, tal vez también en Khorsabad. Son civilizaciones que me atraen mucho pero la información nos ha llegado mal. Apenas se estudiaba de pasado cuatro datos y mezclando milenios, culturas, civilizaciones y territorios. También ha avanzado mucho la arqueología moderna y la interpretación de las lenguas, y sin tanta guerra todo estaría mejor, por ello aún siento atracción por el tema, que no es baladía, ¡hablamos de milenios!, aunque las culturas más sofisticadas y modernas daten solo de unas centurias antes de nuestra era. Seguiré intentando informarme.

      Se te ve interesada y entendida en la Mesopotamia, Albada.

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  3. Recuerdo que de Sumeria surgió la historia escrita más antigua del mundo. La epopeya de Gilgamesh el Inmortal, una historia que tal vez le provoque conflictos a la especial protagonista de estos relatos.
    Protagonista que demostró valorar a los artistas, notablemente más que el rey, del valoró sus méritos. En los que no incluye la casa.

    Fue un buen consejo, ir dormir o salazarse con alguna amante.

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    1. Ah, Gilgamesh nada menos, me citas, el hombre que no quería morir. En efecto, esa alta pretensión, ya ves que persigue a la humanidad desde los orígenes, de querer ser eterno, ha fomentado obras de narración oral, en el caso de Gilgamesh a trozos que han tenido que recomponer, por eso hay una versión llamada antigua -Ur, Emar, Megiddo, hititas...- y otra denominada ninivita. Fue una Epopeya compartida por diferentes ciudades y culturas.

      Cuando me hacéis comentarios de esta clase es como si pusierais deberes. Me lleva a intentar saber más. No es fácil, pero es estimulante que los comentarios de un blog lo propicien. Muchas gracias.

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  4. Los asirios tenían fama de sanguinarios. Me imagino que la fama sería merecida, pero posiblemente algo exagerada por sus enemigos. Se cuenta que empalaban y desollaban a sus adversarios y sembraban los caminos de cadáveres ensartados en palos y despellejados para meter el miedo en el cuerpo a los que osaban acercarse a sus dominios. Guerra psicológica. Minar la valentía de los contrarios metiéndoles el miedo en el cuerpo. Es la primera batalla que se libra antes de usar las armas.
    Coquetear con la muerte, también con esas escenas de caza, no es antídoto para librarse de ella. Tarde o temprano, Asurbanipal será invitado también a su fiesta.
    Un saludo, Fackel.

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    1. Soy de la opinión de que la crueldad, las prácticas más o menos sanguinarias, eran moneda corriente en los enfrentamientos entre contendientes de la clase y origen que fuera. Por supuesto que la guerra psicológica o la propaganda estaría ya practicándose, aunque gran parte de una y otra se transmitiera oralmente y tuvieran mucho que ver los edificios, las obras de arte o los ingenios técnicos que hablaran del poder de tal o cual monarca o dinastía.

      Al final, creo que nos interesa más que nada lo que aportaron aquellas culturas al desarrollo de las civilizaciones. Las técnicas, el desarrollo mismo de las urbes, los conocimientos obre el universo, los alfabetos y el lenguaje, etc. La historia humana es un sin cesar y creo que todos los pueblos y culturas han aportado a evoluciones posteriores, cada vez más vertiginosas. Pero esto es entrar en complejidades que se salen del tiesto del relato. Gracias, Cayetano.

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  5. Siempre creí que el rey no puede temblar vea lo que vea y haga lo que haga...

    Hay una terrible condena en esa creencia. ¿Es menos cruel quien no es consciente de serlo? ¿Será atenuante tener prohibidas las emociones?

    Me parece un relato conmovedor. Frente a esa soberbia que me molesta, siento una inmensa compasión por Asurbanipal. Y, definitivamente, la muerte me cae cada vez mejor (por tu culpa, jaja)

    Besos

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    1. Supongo que los monarcas absolutos, los teocráticos y los dictadores son los más proclives a ejercer sus poderes con violencia y por lo tanto deben además de ejercerla demostrar que no pueden ceder. Aquí lo hemos conocido, y no es necesario que repasemos los casos concretos que sucedieron poco tiempo antes de la Transición, donde tenían que tapar sus debilidades in crescendo con la demostración de la crueldad. Yo creo que el que ejerce la violencia -sea de poder o de terrorismo- es consciente de ella pero también puede ser muy hipócrita. Y reprimir las emociones no es atenuante pero el cruel debe contenerlas para no quedar en entredicho entre los que son como él, ¿no?

      Y lo último que dices me ha hecho pensar. ¿Es que acaso la cercanía de la muerte no cambia a mucha gente normal? Ya he dicho antes que a los dictadores no, viven en otro mundo despiadado. Yo he dado la opción de que esa ausencia del humano común en Asurbanipal rompa el esquema. Me has dado más ideas, pero me las callo de momento, jej.

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    2. Quiero aclarar, sí, que en ningún momento mi reflexión pretende justificar a dictadores ni a nadie que practique la violencia. Sólo me preguntaba cómo actúa la (su) conciencia y porque me conmueve el momento en que alguien cruel se da cuenta de que lo es. Es deformación profesional, preguntarme qué hay en una persona que le hace actuar de un modo determinado, sobre todo cuando se trata de hacer daño.
      Y me alegra que se te hayan ocurrido más ideas, porque seguramente se traducirán en buenos textos que disfrutaré leer.

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    3. Oh, no, Alís, de ningún modo yo había interpretado nada en ese sentido, por mi parte no tienes que aclarar nada. Lo de la deformación profesional me induce a pensar que sabes mucho sobre conductas del ser humano, interesante. Gracias y tranquila.

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  6. La Muerte observó al rey despojándole de sus atributos, como hacía siempre con los individuos que se revisten de signos de poder.

    Me pregunto si la Muerte no tendrá algo de republicana...

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    1. La Muerte no sé, pero la muerte es lo más republicano que existe. Además libertaria, igualitaria y fraternitaria. Pero no tiene mérito porque aplica criterios de este mundo cuando ya no te valen. Salud y bon vino.

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  7. Hay dictadores (casi todos) que no pueden empatizar con los seres que sufren (personas o animales), sin embargo pueden sentir algo hacia una obra de arte porque en ella lo que les despierta la emoción ya no es un sujeto sino un objeto, un hecho estético. Asurbanipal en tu relato se obsesiona con las esculturas de animales sufrientes porque los artistas que ha contratado para tales trabajos han sabido dar en su talón de Aquiles, en su punto débil. Así lo he entendido yo.

    Desde luego la muerte le aconseja bien. Mejor solazarse con sus amantes que permanecer insomne y obsesionado. Es una muerte compasiva. Aquí se muestra protectora porque podría haber aprovechado ese punto débil de Asurbanipal. Aunque yo creo que la muerte no lo quiere muerto en su momento de debilidad sino cuando a ella le dé la gana.

    Curiosa está serie tuya de relatos con la muerte como telón de fondo...
    Realmente impactante.

    Un abrazo

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    1. La Muerte no deja opción, es cuando le da la gana. ¿Escucha? ¿No escucha? En estos relatos sí, es muy curiosa. En la realidad se lo va sabiendo todo a medida que avanza la disponibilidad del organismo para rendirse a su juego.

      En efecto, ya se vio cómo había cierto e incluso elevado interés cultural y estético entre ciertas clases de Alemania y sin embargo la contracultura más despiadada desplazó todo, fue cruel y pasó lo que pasó. Los cultos optaron por la aberración. Beethoven o Wagner o la pintura de aquel tiempo no fueron suficientes argumentos para detener la barbarie.

      Gracias por seguir, Ana.

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  8. Lo primero, Fackel, felicitarte por este otro de tus Indomables.Dejando de lado todas las circunstancias históricas, tan interesantes, destacable la labor de la "Protagonista",cada vez mas humana, mas razonable, mas ética, conduce a seguir pensándola mas cercana; menos tabú...

    Y yendo a lo presente, en la ficción: Que pensaría, como actuaría nuestra protagonista, visitando las Cumbres de los Reyes del Poder Actual, progamando Guerras y Masacres inútiles?...

    Buen Domingo.

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    1. Creo que la Tal está en medio, lo ve todo, se indigna porque la llamen tanto, siente repugnancia aunque su condición la obligue a cumplir. Decididamente, el poderoso es un imbécil incapaz de proporcionar alternativas a Ella. También será víctima, ¿o que se piensan, que a ellos no les va a tocar?

      Bien estar.

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  9. El hombre y la bestia.
    Yo me pongo en la perspectiva de la Muerte: qué inútiles le deben parecer todas nuestras acciones.

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    1. Claro que en muchos casos esa inutilidad de nuestras acciones puede ser utilidad para los fines de Ella.

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  10. Me gusta tu sensibilidad. La leona herida es una de las joyas del Museo Británico, y con razón. Es sorprendente todo lo que puede decir sin palabras y es absolutamente maravilloso que haya sido creada en el siglo VII a.C.

    Disfruté la historia.

    Mil besos.

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    1. Matizo, Lucía, con perdón. La leona herida es una de las joyas del arte asirio, aunque el British la tenga en usufructo. No entremos ahora en pormenores sobre cómo se hicieron con tantas obras de arte los ingleses. No en vano es una de las imágenes fijas que nos ponían cuando estudiábamos la asignatura de Historia del Arte. Me alegro de que leas y sigs leyendo. Gracias mil.

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  11. Tendrá la muerte, por finalidad, nivelar nuestro ego y nuestras vanidades? sin el miedo a su cercanía los hombres seríamos verdaderos monstruos... aunque muchos ya lo son.

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    1. No te fíes. Recuerda el caso del dictador que murió en la cama (de hospital y deteriorado al máximo) Poco antes había firmado sentencias de muerte. En realidad no debería ser el miedo a la muerte lo que hiciera corregir a los vanidosos o déspotas o injustos, sino los elementos que habría que desarrollar a lo largo de la vida: la virtud del Bien, el afán de justicia, la bondad, el apoyo, el respeto...Muchos no quieren conocer estas virtudes y ni la muerte en ciernes los cambia.

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  12. Fáckel:
    El poder humano frente a la muerte. Cuando la muerte empieza a hacerse demasiado presente es porque le vemos las orejas al lobo.
    Salu2.

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    1. Pero en estos relatos no aparece la muerte ordinariamente, sino la Muerte. aunque si uno se pone a pensarlo la muerte se puede hacer presente toda la vida. Hay gente que vive toda la vida con la melancolía a cuestas, la sensación de fracaso, la aprensión de estar padeciendo males, las obsesiones varias...Otra cosa es nuestro juego mental sobre ella. Claro que en las edades avanzadas ya está más desarrollada la idea del fin.

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