No quieras ver en la bola de cristal el otro lado del tiempo. Ni mucho menos trates de medir espacios que están constantemente en movimiento. Tampoco escudriñes en su fondo de algas verdosas el alimento que no ha sido dispuesto para ti. Ni recurras a fijar las fractales imágenes que se multiplican dentro de tu cuerpo. Pretender asegurar los rostros que han ido pasando delante de tu mirada sería un esfuerzo vano. Todos han cambiado y algunos han desaparecido. Retener las sensaciones gratas que te proporcionaron otros individuos será un vago recuerdo. Suspirar por paisajes inexistentes que conociste resultaría melancólico, luego fatal. A veces te preguntas: ¿he aprendido algo, poco o mucho? Has aprendido lo que has aprendido, lo imprescindible, no importa si ha sido tarde, pues siempre les queda a los humanos mucho por aprender. Estima, pues, tu bagaje que, al final, se perderá como el de todos en un viaje sin vuelta. Mantén la mirada detenida, absorta. Como si obrara cual hechizo sobre ti. Siéntete libre en esa contemplación ausente. Nadie te hipnotiza. Nadie te reclama. Nadie te impone. De los seductores quedarás libre. De los exigentes irás a su contra. De los autoritarios emprenderás la fuga. La esfera parece tener límites, solo porque cabe en tu mano. Pero en cuanto la sueltes su contorno quedará difuminado. Si crece tu mano la esfera crecerá. Si se encoge se adaptará a tu calor y no lo perderá aunque la prives de tu sujeción. Ella, cambiante entre tus dedos, es la representación del universo. Sin forma inmanente, vórtice en expansión, tránsfuga en vibración. Mientras la palpas sientes el vínculo con el todo. También tu dependencia del todo caprichoso. La bola solo es una luz que te recuerda que pasas y que dejarás de hacerlo. Pasar es dar pasos, en esencia no significa otra cosa. La vida solo habrá sido una sucesión dispar de pasos: no habrá importado si subías o bajabas, si adelantabas o retrocedías, si aumentabas el ritmo o lo retrasabas, si alcanzabas algo o si te quedabas carente por el camino. Incluso cuando hayas creído permanecer quieto habrás sentido los pasos interiores. O acaso entonces es cuando más los percibías. Como pisadas sobre la tarima de tu imaginación inquieta, como huellas sobre la arena frágil de tus pensamientos activos y reactivos, como espuma irrepetible que surcaba por un instante tu orilla de deseos. Pasos ruidosos que se alejaban, pasos que prudentes se aproximaban con calor, pasos azarados en pro de metas improbables, pasos que eran como tus pasos. Hubo un tiempo y ya no. Disolución. Abstracción.
(Eso escribe el extranjero en su soledad de días y de amantes. La noche es gélida. Lo accidental es nieve. Una farola fundida divide la calle en dos, como su vida)
Diria que hemos aprendido que no hemos aprendido casi nada, pero que hemos caminado siempre hacia adelante hacia estas metas que no todas han sido improbables. Al fin y al cabo, las utopías de ayer son las realidades de hoy y el desengaño de mañana.
ResponderEliminarY ese desengaño también es realidad. Las utopías personales suelen quebrar, más pronto que tarde, y acaso el individuo sabe aprender de ellas o consolarse a tiempo. Pero las colectivas causan desaguisado superior y no acabamos de aprender de los errores cometidos. Lo estamos viendo todos los días, aquí y en otras partes. Lo utópico-ideal feneció hace tiempo y reverderlo es como seguir al flautista de Hameln.
EliminarTe recomiendo los comentarios que este escritor egipcio comprometido hace al final de su intervención sobre el movimiento de la revolución egipcia de 2011 en la Plaza de Tahir, sobre los cambios producidos en Egipto, etc.
https://www.youtube.com/watch?v=YNPjXUzoHMg
"La bola solo es una luz que te recuerda que pasas y que dejarás de hacerlo."
ResponderEliminarY sin embargo abarcamos planes como si fuésemos eternos.
Incluso la tramposa frase de "esto le durará para toda la vida", es de irónica función.
No hay nada "para toda la vida", si acaso la vida misma es "para toda la vida", y poco más.
Y "toda la vida" no dura curiosamente "toda una infinitud", sino exclusivamente un tiempo muy limitado de nuestra existencia, pero como eso no lo explican en los bancos, ni en las cajas de ahorros, ni en los colegios, ni tan siquiera en la Universidad, ni papá , ni mamá nos dicen que tenemos existencia limitada (por aquello de no herir nuestra sensibilidad y crearnos un trauma), nos hacemos con aquello y con lo otro y con lo del más allá, pues nos dará la felicidad para "toda la vida".
PD: a lo largo del camino iremos descubriendo que ni lo uno (la felicidad) , ni lo otro (toda la vida), es cierto.
Como todo, forman parte de la obra de teatro que tan bien nos escribió Calderón, y donde en ocasiones, representamos a la perfección el papel de Segismundo.
Buenas Navidades.
Salut
Es curioso porque esa mentalidad de "para toda la vida" es muy propia de nuestra generación. Yo creo que la anterior a la nuestra, la de padres y abuelos, no era tal: había otras formas de vida, menos seguridades, menos riqueza en el ambiente, etc. Vivían desde sus labores campestres o sus oficios urbanos más pendientes de la semanada o del jornal (ya lo dice la palabra) que de largos plazos en ingresos y en gastos. Identificar calidad de vida solamente con posesión de objetos es verdad que nos deja con el culo al aire en cuanto nos damos cuenta que flaquea nuestra economía o si no, simplemente comprobando que la posesión de cosas o de planes o de proyectos no nos cura de insatisfacciones de otro carácter.
EliminarTodo es teatro, hermano, pero hay quien sabe sacar pingües beneficios de las obras representadas.
Para ver todo lo que pasó, lo que ocurrirá y lo que tiene lugar en el presente, la bola de cristal no sirve. Hay que acudir a la imaginación. Borges echó mano del Aleph.
ResponderEliminarSaludos.
Naturalmente. La imaginación ayuda a consolarnos y hacer más llevadero todo. Pero ordinariamente tenemos que tomar decisiones, y no siempre sabemos hacerlo bien por más cálculos que hagamos. La bola de cristal es un tópico humorístico hoy día, pero cada uno tenemos otra bola: el engranaje de nuestras experiencias personales que si no funciona nos bloquea. Saludo.
EliminarBueno, la verdad es que jamás he sentido curiosidad ni atracción por una bola de cristal. Tal vez porque en la rutinaria vida no exista esa inquietud por saber qué pasará.
ResponderEliminarSí hubo un tiempo, ya no. Y siento tristeza por el tiempo perdido.
Saludos.
Pues las bolas de cristal -y las canicas- son unos objetos que cautivan. No sé si es su forma esférica, el pulido, que nos vemos reflejados en ellas, pero tienen su punto. Ahora bien, esperar mensajes de ella es como practicar la oración al santo.
EliminarSi me permites discrepar, te diré que no creo que la vida rutinaria sea impedimento para hacer cábalas o ver las cosas con perspectiva y ficción sobre lo que tenemos por delante, tanto en el aspecto personal como en el colectivo. Muchos creen que la rutina es síntoma de seguridad, pero rutina es solo rutina y con el agravante de que nos anquilosemos. Pero ahí cada uno que lo vea como quiera. Lo peor de las rutinas es que podamos vender la primogenitura por un plato de lentejas (léase nuestra propia entidad e identidad personal al mejor postor y demagogo)
Sobre el tiempo perdido: hay que verlo con manga ancha. Lo que obtuvimos en el pasado ha servido para ser lo que somos. Debemos estar contentos de lo de atrás si ahora tenemos cierto grado de satisfacción sobre nosotros, si nos comprobamos con una evolución mental digna de tal nombre. Porque el deterioro del cuerpo, eso sí que no lo podemos evitar y habrá que afrontarlo de otro modo. Pero también el deterioro debe ser racionalizado, así sabremos coger el toro por los cuernos. Gracias, Rosa.
Somos el extranjero, con una bola de nieve en las manos, que nos recuerdan lo que fue y lo ganamos y perdimos. El balance siempre sale, porque cada paso que dimos, por alguna causa fue en ese momento, así que vivimos lo que nos tocó y lo que aceptamos vivir.
ResponderEliminarPor ser la farola que en la noch diferencia el paisaje oscuro del claro. Un abrazo y felices fiestas navideñas
En efecto, lo que hicimos es porque una serie de factores que se articularon, con mayor o menor conciencia por nuestra parte, con un fuerte componente de azar también, dieron como resultado nuestras acciones, decisiones, elecciones, digamos. Que indudablemente cada paso no era para siempre, porque los pasos son eso: sucesión, unos llevan a otros. Y por lo tanto muchos comportamientos del pasado, relaciones, acciones con otros o sin ellos, tuvieron sus días contados. Y se iniciaron fases nuevas y así sigue la rueda, hasta el final. Hay gente que ha tenido la desdicha de un mal pasado de juventud y vive una madurez más asentada y relativamente satisfactoria, y otros no. Pero el recorrido es siempre ir haciendo, modificando, proponiendo logros que acaso no se realizan, o conformándonos con lo que tenemos. Por lo demás, líbreseme de pontificar moralmente, ya somos todos mayorcitos para nuestras conclusiones, ¿no? Salud y suerte siempre, Albada.
EliminarPues me han gustado sus sabias letras, claro que lo apropiado sería convertir la sabiduría en hechos, ese es mi afán personal, aunque me de lcontra el muro de las lamentaciones de todo quisque, la la espera que la sopa de amor intenso elaborada especialmente para mis nietos me redima y obre su efecto. Algo tan corriente!
ResponderEliminarEscrito en tiempo real,. No se nota el aroma o el otoño casi invierno?
Una buena parte de la vida sospecho que la tenemos hecha; lo que quede por hacer serán residuos, ¿no crees? Tal vez lo importante sea cómo se llevará. El mundo ha venido cambiando incluso durante el tiempo de esta vida nuestra, solemos pensar en que los cambios eran respecto a todo lo anterior. Pero es que ahora y aquí ha seguido cambiando. Y ya no sabe uno si los razonamientos, los discursos, las intenciones, las tentativas que hemos tenido los de nuestra generación siguen en vigor, pueden seguir en vigor. Las generaciones se van desplazando unas a otras también. Una vez fue y ya no me dijeron en una ocasión en que me costaba despertar de un sueño. Sirve para aplicarlo a todo.
EliminarYa es invierno según las calendas, ¿no?
Si, ya tocó, y de la sopa pasaremos al desayuno, etc. con la mejor disposición posible.....restos del bagaje ese, deseo pensar!
ResponderEliminarDisposición de ingestión, de deglución y de digestión. Proceso vivo y en forma hasta el final.
EliminarDisfruto de tu escritura tan profunda, tan exacta, tan precisa.
ResponderEliminarLa vida pasa en un suspiro y no quiero sentirla a través de ninguna bola de cristal. Me dan angustia esas bolas, encerrando lo bello de un instante, me dan angustia las jaulas.
Para pensar eso de que todos nos vamos y nuestro bagaje se queda, sea el que sea.
Un beso libre ( o casi) .
¿Te has dado cuenta de que eso de la vida es como un suspiro lo decimos cuando ya han pasado años, etapas, situaciones...? La vida dura lo suyo, no menospreciemos el tiempo que nos dura. Lleva su tiempo pasarla. A veces se nos hace lenta, otras veces como que nos faltan horas. Nada de acomplejarse por el paso del tiempo. Todo lo que signifique estar encerrado a nuestro pesar, a la fuerza, por circunstancias impuestas, todo lo que significa estar atrapado, mermado de posibilidades, limitado en extremo, todo eso es un horror para cualquiera. Pensar en estos temas no implica ni envejecer ni coger miedo a los lados ocultos de la existencia ni perder confianza en nosotros mismo, creo más bien que es todo lo contrario. Pensar con razonamiento nos hace libres, aunque muchos piensen que no. Pero la fórmula la tiene que encontrar cada cual. Si no piensas por ti misma, otros pensarán por ti y eso puede ser muy peligroso.
EliminarBuen pensamiento vespertino.
Pero siempre hay que reservar un poco de fuego para cuando llega la visita del viajero adecuado.
ResponderEliminarSin duda. El fuego hay que compartirlo siempre.
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