"Yo había viajado de la Toscana hasta la Umbría para ponerme en contacto con algunos maestros de la impresión que llevaban años trabajando en Orvieto y necesitaban conocer técnicas nuevas. Eran tiempos fecundos para editar libros diferentes, algunos de ellos convulsionaban el pensamiento tradicional y no digamos la doctrina religiosa. Orvieto tiene una suntuosa catedral, que emerge en medio del caserío abigarrado. Allí conocí a Luca el pintor, que también había hecho un recorrido análogo, en su caso desde Siena. Llevaba avanzada su magna representación de los infiernos en una capilla del Duomo. Me confesó: desde el primer momento tenía claro que debía de pintar también una apoteosis de réprobos y no solo de los salvados. Así que pensé que si los de arriba querían carnaza la tendrían. ¿Puede haber una apoteosis de los condenados?, le pregunté. Y él muy ufano respondió: naturalmente, el triunfo de los demonios es inequívoco, al menos -y aquí bajó la voz- para estos que están tan interesados en condenar a los pobres humanos más allá de sus desdichas en la tierra. Y señaló a una delegación papal que, junto a las autoridades episcopales de la ciudad, contemplaban los frescos. Les debe estar gustando mucho, le dije a Luca Signorelli haciendo gesto con la cabeza en dirección al grupo visitante. No se separan del conjunto. Observan no solo la agrupación de ángeles caídos y pecadores condenados, sino cada detalle corporal de ellos. Luca, al que muchos le llamaban simplemente Luca de Cortona por haber nacido en esta ciudad no lejana de Arezzo, tuvo que controlar su risa. Luego, guiñándome un ojo, me dijo: obsérvalos, mira cómo señalan las musculaturas masculinas y cómo se quedan absortos en las poses de las mujeres que son poseídas por los demonios. Me sorprendí de su comentario, se lo hice saber. Pero las mujeres están sujetas para que queden precipitadas por toda la eternidad en lo más hondo del sufrimiento, ¿no? Aunque también los hombres llevan el mismo camino. Sí, pero a los mecenas, me reveló Luca, les gusta que lascivia y castigo se asocien no solo en el otro mundo, sino en el catre de cada mortal. Debe ser que eso les provoca, no sé, una especie de satisfacción sensitiva, un placer que no debe ser solo doctrinal. Fui yo entonces quien tuve que hacer el gran esfuerzo de controlar la carcajada.
El grupo de autoridades se fue acercando hacia nosotros. Sus comentarios oscilaban entre precisión y vaguedad. Ese amontonamiento es la viva imagen del caos que debe reinar en los infiernos, decía un purpurado. La robustez de los cuerpos personifica que de nada les sirvió tenerlos así en vida, dijo un acompañante. Está bien que se trate a la mujer pecadora como un ser que ha desperdiciado su misión exclusiva de criar a sus hijos o de ser fieles al esposo, decía arrobado por las imágenes otro más. Y el que iba el último, que me pareció el más inteligente: me gusta el movimiento de la escena. Aunque luego añadió: todos los cuerpos ejecutan la punición con detalle y los condenados, con sus gestos de terror, iluminan a la perfección lo que les espera a los creyentes que falten a su fe. Yo consideré que sobraba allí, pues sin duda querían entrevistarse con el de Cortona para ponerle objeciones o darle el visto bueno. Cuando salí a la calle tuve que hacer varios ejercicios de respiración para desalojar la risa interior. Había quedado para comer con los impresores jóvenes que me había llamado y no quería llegar tarde"
(De las inéditas y acaso improbables "Memorias de un impresor", de Nerva Bisenzio di Prato)
La lascivia suscitada tras la contemplación de cuerpos jóvenes y sanos, aligerados de ropa, junto al morbo que da infligir un castigo corporal a los que se alejan del dogma, una buena combinación para gente intransigente, reprimida y perversa.
ResponderEliminarUn saludo.
Anda, como que los pintores no conocían de sobra a los que encargaban las costosas obras dirigidas a ensalzar ese eufemismo denominado la otra vida. Lo que tú dices. Saludos.
Eliminar¿Puede haber una apoteosis de los condenados?
ResponderEliminarPues claro FACKEL, recuerda que el pecado es una forma de medir el mal, lo que no sabemos es cual es la forma de medir el bien, pero ahora nos importa el mal, y Dante tiene la respuesta. Solo debemos asomarnos a su Infierno. O visionar TVEN3 durante un par de horas, que tanto da.
Salut
Los doctrinarios y catequistas que tú sabes no pasaron jamás de concebir la medida del bien como un ejercicio de caridad, nunca de justicia.
EliminarPor mi parte no tengo interés en visionar una cadena totalitaria. No me ampliaría conocimiento ni me proporcionaría higiene mental. No seas perverso conmigo, jaj.
Salve, xiquet.
Y sin embargo lo terrorífico de las pinturas no tuvo ningún efecto moral. Contemplamos el dolor reflejado en las expresiones y nos quedamos con lo que realmente interesa, la maestría estética del pintor, como hicieron con toda seguridad sus contemporáneos. Este tipo de pinturas alegóricas y con finalidad de prevenir a los pecadores, me recuerda el famoso chiste del párroco que se dedicaba en sus sermones a advertir sobre los horrores del infiernos, hasta que un día un feligrés cortó por lo sano: padre, si hay que ir al infierno se va pero de je ya de tocar los coj... con las penas del infierno.
ResponderEliminarMe pillas a mano, Marga. Así es, tal como dices, aunque no creas, mi opinión es que que tanta representación condenatoria, incapaz de dar solución al dolor humano mientras se hablaba del dolor eterno que esperaba a todos (a todos los que no podían pagar su salvación, claro), acabó produciendo reacciones diversas e incluso opuestas entre la feligresía. Esta misma representación de Signorelli resulta extraordinariamente teatral, pero podía tener su efecto entre la masa inculta, atormentada por lo que le inculcaban desde la niñez. Más tarde el Barroco ya se encargó de exagerar hasta límites extremos la manipulación maniquea de los cuerpos humanos. Es un tema muy interesante el de la expresión pictórica o escultórica como elementos tanto de alegorías que ensalzaban a la Iglesia como de catequesis para meter miedo y tener controlado al rebaño. En fin.
EliminarHay santos y hay réprobos, los primeros van al cielo y los segundos, si no se arrepienten a tiempo, van al infierno. Eso es justicia divina. Sin embargo, a pesar de que el bien es el sostén del mundo -los actos bondadosos nos ayudan a vivir-, nos atrae magnéticamente el mundo de los pecadores, alimentan nuestra imaginación y, fuera de la vida bondadosa, nos excita la lujuria asociada con el pecado porque ello implica libertad a un alto precio. Ambos mundos: el del bien y el del mal están íntimamente unidos. No hay santo que no anhele haber caído, y no hay caído que no anhele haber sido santo. La imaginería de los caídos en la lujuria y en los pecados capitales tienen una larga tradición pictórica. El Bosco es uno de los principales pintores medievales que retrata el mundo negro del pecado con una imaginación prodigiosa. Si al ser maligno se le une la alegría de vivir, tenemos ahí una dimensión superior que ningún santo logra alcanzar.
ResponderEliminarEl mundo de los pecadores nos debe atraer porque lo consideramos bastante literario. Y más cuando nos hemos sacudido la roña del miedo y de la farsa que padecimos. No creo que las nuevas generaciones asocien lujuria con pecado, les supongo más libres de aquella losa que tuvimos otros. Pero nuestro valor al superar dicotomías y perversiones religiosas tuvo su mérito. Nos hizo además más críticos y con capacidad de comprensión acertada. Bien y mal son las dos caras de la moneda vital, ¿no? Y la moneda somos cada uno de nosotros, más las circunstancias, los conocimientos e ignorancias, la aproximación o el rechazo el prójimo. Respecto a El Bosco no sé mucho, pero probablemente le dejaran por imposible porque su visión jugaba doble o triple, y fuera vista desde un ángulo cuando tiene otras, y además al no ser una exposición realista le ayudó a que, y es un decir, no le tomaran en su amplia consideración. ¿Jugaría él con todo espectador y más con los propagadores de la Fe? "Si al ser maligno se le une la alegría de vivir, tenemos ahí una dimensión superior que ningún santo logra alcanzar." Creo que ahí está una clave. Salvo los atormentados dogmáticos y los torturados cenobitas todos han perseguido la alegría de vivir, incluso quienes adoptaron figuras metafísicas -dioses, vírgenes, santos- para proyectar sus deseos o ansias "espirituales" que dicen. Pero las categorías de la Fe fueron tajantes desde el Génesis. Lo más interesante es el mecanismo complejo a través del cual quiso triunfar -no sé hasta qué punto lo haría- la retorcida imagen de los infiernos. ¿Conoces esta chacona?
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=EZ-VsKB_tNw
Una maravilla.
Tinta pintura, tanto pincel usado y con maestría, para que al final, con tanto músculo y musculado, la moraleja quedara confusa :-). Mejor el rato con el impresor, seguro.
ResponderEliminarUn abrazo
No creas, no creas. Todo tiene su punto y su tino, Albada. Es lo bueno de los contactos con oficios dispares, que acaso no lo son tanto. Gracias.
EliminarNo sé, yo de arte no sé nada, aunque me gusta verlo en todas y cada una de sus expresiones...
ResponderEliminarParece ser que este pintor tiene mucha pintura sacra...
Esos de las armaduras ¿pueden ser una representación alegórica de los arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael?
La descripción pictórica que hace del infierno el autor resulta espeluznantemente tormentosa... propicia para la causa religiosa: dominación y manipulación de la masa social...
Saludos.
Pudiera ser lo de los arcángeles, la iconografía cristiana llegó a hacerse sumamente compleja y rica. Me quedo con tu último párrafo. Dudo que incluso ellos mismos creyeran con sinceridad en esas visiones. Digamos simplemente que les interesaban.
EliminarMorbo a tutiplén, parece el motor de la humanidad al calorcito de la hoguera divina!
ResponderEliminarSeguramente un “Asperger” o personalidad semejante, en su analítica frialdad, ni lo sienta y ni siquiera se entere de su significado l. Pero esto último no le afecta al autor porque era fruto de un tiempo muy pasado, por más que las emociones humanas permanezcan casi intactas.
Lo cierto es que el contexto y su desarrollo es tan diferente en la Europa occidental presente que el texto adquiere valor de reliquia cultural.
Y mira que yo pienso que los artistas no son tontos en ningún caso...No se fíe del texto que acaso no está en su contexto. Adivine adivinanza...
EliminarEs que servidora, aunque a veces no lo parezca, resulta muy, pero que muy, simple. Hasta el punto que las adivinanzas evidencian sus incapacidades. En virtud de dicha simpleza solo apuntar que las ubres en ese primer plano de la primera imagen resultan espectaculares. Vea usted qué simpleza! y qué enorme turgencia! Y qué comentario tan mal admitido!
EliminarRespecto a los artistas, hay y habrá habido de todo, aunque en el caso artístico el ego suele jugarles crueles jugadas, no idealicemos! ( ej: Beethoven, Mozart) solo que el hambre de diverso índole agudiza el ingenio.
En mi simpleza me adhiero a la receta de: “por sus obras les conoceréis”... aunque resulte “simplemente” cruel al compararlo con sus palabras. Por supuestisimo me lo aplico directamente y aprendí cositas terribles de mi persona y su carga biológica.
Actuar como tu propio vecino más cercano resulta harto complicado para alguien simple y auto exigente porque la proyección propia y ajena (sombra) bajo luz nunca abandona, hasta la disipación de células.
Evidentemente los artistas estuvieron al servicio de mecenas, patrocinadores y solicitadores varios que precisaban su arte expresivo para que reflejaran las doctrinas al uso, o los caprichos al uso, o las visiones cosmopolitas al uso. Ese uso podía ser de minorías pero se expandía para deslumbrar a las mayorías y recordarles los diversos mensajes salvíficos o epicúreos, según. Pero creo que siempre se reservaban los artistas una carta que no les hiciera aparecer como correveidiles de los potentados. ¿La estética, los guiños ocultos, la utilización de imágenes rompedoras o de colores alternativos? Solo me asaltan dudas y habría que saber de cada caso. Supongo que investigaciones habrá pero no llego a ellas, En la otra vida, tal vez, jaj.
EliminarAún conociendo la ironía que se gasta usted,he caído en buscar tales memorias y,al final he dado justo con lo contrario, con velos de nubes que me transportan al mundo angelical.
ResponderEliminarEres la repera.
Adriana
Sagaz vos, Adriana.
EliminarLa representación del mal tiene un atractivo evidente. Quizá porque nos reconocemos mejor en ella.
ResponderEliminarO dicho de otro modo: que somos más el lado oscuro y sombrío. No me cabe duda.
EliminarSe huelen interesantes esas Memoria italianas, habrá que conocerlas más de cerca.
ResponderEliminarSon muy fragmentarias, pero sustanciosas. Muchas gracias, K.
EliminarTus entradas son siempre tan interesantes y diferentes, que estar a tu altura al comentar es francamente difícil. No obstante te diré, que el tema que hoy traes es seductor para mí por dos motivos: el primero trata de la hipocresía del espectador escandalizado, la doble moral; el segundo, siempre me he preguntado y especulado qué pasaría por la cabeza de los creativos a los que se contrataba para estos trabajos, cómo emcubrían su libertad de expresión (Miguel Ángel, por ejemplo con su piel de asno :))
ResponderEliminarComo decía, una entrada fascinante, enhorabuena!!
La doble moral es tan propia del poder como de la sociedad, difícil saber qués primero en eso del huevo y la gallina. Los poderes morales configuraron una instancia de control que en la realidad no se adaptaba al cien por cien. Nadie cumplía ni la moral impuesta ni la ética de la conducta honesta, aquella trataba de imponerse a esta y como bien sabes no dudaba en hacerlo a sangre y fuego (persecución y hoguera) Los mismos que predicaban para cumplimiento del rebaño incumplían aquello que predicaban. Ergo...la doble moral era, es, una reacción no circunscrita solo a las ideas religiosas sino a las civiles, como vemos por los pasos que sigue la política.
EliminarYo también me he preguntado un millón de veces por lo que pasaría por la cabeza de tanto artista que desarrollaba trabajos de encargo, sobre todo hace siglos y para las instituciones clericales. Siempre imagino que se desquitaban de alguna manera de las normas que debían ejecutar y, en ocasiones, con el pláceme o la mirada a otro lado de miembros de la jerarquía patrocinadora.
Gracias, Undine, por comentar.
"lascivia y castigo": estos términos me trasladan a un mundo y a un tiempo felizmente superados… ¿O no?
ResponderEliminar(No estoy seguro, los camaleones siempre se adaptan al ramaje y las modas)
EliminarUn tiempo en que de manera machacona se repetían esas palabras y ¿cuántas más de análogo carácter?