"Navega con el rumbo que te dé la corriente.
Navega con el rumbo que el destino te dé".
Eurípides, Las troyanas.
Entonces los adustos marineros, hombres vigorosos del remo pero también lo suficientemente avezados en armas cuando era necesario, se postraron con vergüenza a los pies de la sibila. Esta contempló aquella extraña capitulación con desagrado. Dinos, adivina, qué nos espera si nos adentramos en estos territorios, pues la marcha atrás es imposible, dijo uno. Dinos, clamó otro, si saldrán a nuestro paso nuevas clases de monstruos como los que encontramos en la navegación. Oh, sí, señora, dinos si también acosan por estas latitudes los céfiros o las tormentas que nos puedan causar zozobra, lamentó un remero cuya fortaleza física aparentaba no temer a nada. Y la queja y la solicitud de auxilio se mezclaron y multiplicaron ante la mujer del oráculo. Dinos si habrá entre nuevas gentes otra vida para nosotros, pues somos tan limitados de conocimientos como de oficios. Dinos si los pobladores de estas tierras son hostiles, si los hombres son celosos y las mujeres se ven impedidas por ellos a ofrecerse al amor. Dinos si gobiernan reyes y potentados que esclavizan a los extranjeros. La sibila puso voz de trueno. Ellos callaron al instante. ¿Tan desesperados estáis que habéis perdido vuestra dignidad? Me estáis suplicando como si yo fuera una diosa. ¿Tan mala conciencia de haber abandonado a vuestro jefe os persigue que no sabéis enderezar vuestra desorientación? No ha habido hombre alguno al que le hayan dado la dirección correcta del camino. Pero quien más o quien menos se ha puesto en marcha y ha explorado no solo los espacios sino también el destino. Vosotros y las gentes de vuestros pueblos, ¿para qué alzasteis templos a toda clase de divinidades? Tanto presumir en otros días de invocar encarnaciones y magias que jamás os condujeron a ninguna parte, ¿y ahora os halláis en esta orfandad? Navegantes sin océano. Sed conscientes de vuestra desnudez. Ha llegado el tiempo en que los dioses os han dado la espalda y os ponen a prueba. Ellos os ignoran y yo no soy intermediaria de sus poderes y apenas logro interpretar el azar. Poneros en marcha y olvidad el remo y el timón. Vuestros brazos son capaces de ejercitar otros movimientos, vuestras mentes pueden afrontar nuevos rumbos, vuestra tenacidad os llevará lejos sin permanecéis unidos. Sobreviviréis. Los remeros se miraron entre sí, se incorporaron con lento alborozo, otearon con curiosidad el ras de las colinas. La adivina, mientras, se había extraviado entre las ruinas de aquel lugar que otrora fuera sagrado.
(Fotografía de Ata Kandó)
¿No deberíamos navegar a nuestro propio albedrío sin esperar a donde te lleve la corriente ?.
ResponderEliminarSalut
Navegar a nuestro aire es una ilusión, sospecho; al final, a todos nos conduce, de manera incierta, la corriente; y estamos donde estamos.
Eliminar.... continuación atrevida de tu fábula ......“Y así no les quedó otra que aprender a nadar a costa de ahogarse.” “ ....y nadando alcanzarían costas ajenas ..........para ser transformados en apetitosos cerditos ...... ay pobres” Tanto como el o la adivina de turno qué supuestamente lo debió imaginar pero no podía contravenir las leyes de la naturaleza a las que todo bichej@ viviente estaba sometido..... así sus sucesores acabarían inmersos y dependiendo de una A.I. para, afortunadamente trocar un infortunio por otro con algún respiro o bocanada afortunado. Y eso con cierta suerte. De ese modo aquellas rudos seres paririan sus propias leyendas.
ResponderEliminarAsí fabulando ya me toca marchar a nadar mis 1000 m. de rigor sin prisa ni pausa para procurar optimizar mi longevidad entre un puñado de “marineritos ” que suelen espantarse en mi beneficio , jajjj! Pero qué remalona puede resultar la impotencia! Ay.
Halaaa, ¿tú crees que en aquellos territorios y en aquel tiempo eran tan complicados? Me da la impresión que estaban constreñidos y muy constreñidos.
EliminarHoy nada de discursitos melifluos. Solo tres palabras: ÉPICO, ESTÉTICO Y MAGNÍFICO.
ResponderEliminarMonosílabo: ¡Oh!
EliminarES curioso: me acojo a la clave de las últimas palabras. Lo sagrado solo puede permanecer así en la distancia. Cualquier proximidad aleja la tragedia y nos lleva al drama.
ResponderEliminarLoo sagrado siempre ha sido algo esotérico, pero susceptible tanto de ser respetado como destruido. En la oquedad o la ruina moraba aquella clase de iluminadas.
EliminarMe pregunto que sucede cuando lo Sagrado deja de serlo...
ResponderEliminarComo estoy en una etapa vital en que reviso no solo conceptos sino palabras, porque unos y otras se han traicionado, porque unos y otras se han conchabado tradicionalmente para montar mitos, leyendas, falsos argumentos y oscuridades varias, pues me uno a la pregunta, si bien me has hecho pensar que nunca he estado muy convencido de aquello que se nombra como Sagrado o Espíritu o Alma, por ejemplo, pues tras estos términos se han ocultado tantos intereses y se han cometido tantas tropelías -simplemente manipular la conciencia de los hombres ya es una tropelía- que me temo que lo Sagrado ha sido una enorme coartada para cierta clase de castas y poderes desde tiempos de magia y primitiva religión. A la hora de la verdad, garantizar, procurar y proteger la vida de cualquier ser humano debería ser lo verdaderamente Sagrado, pero ya vemos, ya, que no se cumple. ERgo, ¿dónde y de qué sacralidad nos hablan? Me has hecho pensar aunque un tanto a la carrera, Francesc.
Eliminarhttps://elpais.com/cultura/2018/10/23/actualidad/1540279558_142902.html
ResponderEliminarSi la noticia es cierta, si se investiga bien, si los resultados proporcionan datos fiables nos encontraremos con el relato homérico sobre Odiseo cara a cara visual. Sorprendente lo que nos puede deparar la exploración y sobre todo el conocimiento que adquiramos.
http://www.britishmuseum.org/research/collection_online/collection_object_details.aspx?objectId=399666&partId=1
ResponderEliminarInfo a mayores. Una joya extra, aunque de posesión británica. Si los artistas cerámicos de la antigua Grecia levantaran la cabeza...
I owe you one.
EliminarOk. Lo reconozco: tanto las formas como la decoración de las cerámicas griegas me matan.
EliminarUno tiende a invocar a los dioses cuando ha perdido la confianza en su propia fuerza y convicción, cuando la confusión es demasiado alta y la lógica de lo cotidiano parece no resolverse, pero cuando la salud, el corazón y la razón medianamente funcionan correctamente, bastaría con pedirle al destino y a la suerte que acompañen lo que vamos a emprender, pero nunca que reemplacen nuestras propias capacidades o que eliminen totalmente los riesgos que debemos enfrentar. Sería correr con demasiada ventaja.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy de acuerdo. Recuerdo una expresión de Sartre: Dios es la soledad de los hombres. Que cada cual la interprete como su mente le dé a entender.
EliminarAhí está, leía tu entrada y pensaba en ese barco descubierto en el fondo marino, 2.400 años esperando Para ser avistado. En cuanto a los marineros, mejor les irá si confían en sí mismos y se pasan por el forro los consejos, por más diosa, aruspíce o gran sacerdotisa que sea. Estamos solos ante las grandes dificultades de la vida, cuanto antes lo sepamos, mejor.
ResponderEliminarPero en esta caso la adivina no parece que viva del cuento, al menos les aconseja. Por cierto, ahora que caigo, ¿tú crees que en estos tiempos no hay alguna modalidad de adivina-sibila-profetisa-consejera, o ponlo en masculino si quieres, al que recurre la gente? Es que yo conozco casos de gente que va en su búsqueda, aunque llevan otros nombres y exhiben títulos o sacramentos.
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