"De fuera, entraban mariposas nocturnas que daban un leve chisporroteo en torno a la lámpara, cumpliendo un impulso de su especie, de ser atraídas por la luz.
'Todos sujetos a oscuros impulsos', se dijo Trigo y contemplaba los vuelos insistentes de una mariposa sufriendo la abrasadora temperatura de la bombilla.
Un impulso tenaz, indomable de escribir, de inventar historias, y sin embargo, lo hacía con sufrimiento porque muchos temas de las novelas abrasaban al ser recuerdos lacerantes que venían a su conciencia como rastros de delitos o vergonzosos errores".
Juan Eduardo Zúñiga, Flores de plomo.
¿Sufrirá cada escritor que recrea un tema, reinventa una historia, se apropia de un tiempo, cultiva unos vínculos como aquellas mariposas a las que las atrapa la luz ardiente? ¿Sentirá el abrasamiento en sus invenciones? Mira que atrás hay escritores que existieron y de los que se sabe de su existencia, otros que estuvieron pero desaparecieron a los ojos de las crónicas, otros a los que apenas se dejó nacer porque se acercaban a las luces intensas, pletóricas de energía, y se les abortó para impedir que las hicieran suyas y no llegasen a posteriores e hipotéticos lectores. El valor de lo escrito es el valor de lo circular. Se han contado historias, narrado situaciones, realizado introspecciones sobre caracteres y emociones de los individuos, y así la vida da para escribir sobre ella y se escribe sobre ella para extrapolar ideas más o menos fecundas, impresiones más o menos bien dirigidas, conclusiones harto relativas, explicaciones contradictorias e hipotéticas hasta la saciedad que intentan arrojar luz sobre el hecho fundamental, el acontecimiento único, la obvia constatación de que vivimos. ¿Se consumirán los escribientes de nuestros días en su afán por descubrir las luces y las sombras de la historia y de la vida, como en otras épocas? Ponerse a escribir sobre la anécdota puede ser relajante, hacer disquisiciones sobre el difuso e impreciso concepto del amor puede oscilar de la comodidad a la inquietud, pero novelar sobre un episodio del pasado lleva al escritor a quemarse en los rescoldos siempre candentes de lo inexplorado que, frecuentemente, es la experiencia trágica. Y la identificación y el empeño que se pone en ello causan aún en nuestros días angustia y dolor. Admiro al autor que se esfuerza en merodear en torno a la cálida luz tibia que todavía proyecta el tiempo pretérito. Cuanto más se acerca al conocimiento más riesgo de arder en los aparentes filamentos rusientes que cualquier acontecimiento complejo de la historia deja sueltos para conectar con nuestro tiempo e iluminarnos. Esto piensa el eterno novel, el inagotable aprendiz, ese que en cada uno de nosotros porta algo de curioso impertinente.
(Fotografía tomada de la revista Iluminet)
(Fotografía tomada de la revista Iluminet)
Impecables reflexiones que me dejan pensando y alardeando parte de esa luz. Gracias
ResponderEliminarA mí me hizo pensar el libro citado y su proyección de Larra y otros tiempos y estos tiempos. Cordones umbilicales que vienen de muy atrás y que solo los desagradecidos ignoran.
EliminarDonde dice alardeando debería decir deseando ser. Cosas del corrector automático. Me disculpo
EliminarNingún problema, Neo. Un lapsus sin más y además positivo, pues me sirve incluso para consultar el DRAE por si tenía significados desconocidos para mí. Todo viene bien si hay siempre sana voluntad. Un abrazo.
EliminarCiertamente. Al final de la jornada seguramente la cuestión se limite a asumir tiempos, experiencias y enlaces pasados (aquí cada cual los propios, que quizás no consiga compartir, o si y según cómo. Es decir eso que han dado en llamar historia personal) seguir aprendiendo y encontrar placer en realizar lo que le parezca más justo y oportuno sin intención de molestar ni ofender. Me parece....y tu escribes divinamente (por destino o cómo prefieras denominarlo... que para gustos ....) pero que sea gozando.
ResponderEliminarLes petits plaisirs, mademoiselle. Leer o/y escribir es parte del proceso de nutrición biológica, mientras veamos que nos sienta bien hagamos uso del alimento. No siempre cantidad y calidad van de la mano, incluso me atrevería a decir que pocas veces, por ello nutrámonos para sentirnos vivos y disfrutemos aunque sea a pequeñas dosis para incrementar esa sensación (aussi sentimiento) de estar en este único mundo.
EliminarTendremos que leer el libro, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo
Oh, no, no. El que a mí, que soy un seguidor de los artículos de Larra, me haya gustado no quiere decir que sea fundamental. De Zúñiga recomiendo su trilogía de relatos de la Guerra Civil: Largo noviembre de Madrid,
EliminarLa tierra será un paraíso y Capital de la gloria.
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ResponderEliminarPero pueden ser castigados por los dioses, ¿no? (Interpreta el destino, el acontecer, los reveses, no necesariamente el inframundo) Pero si no hay intento de traspasar los límites, ¿qué relato podríamos hacer de nuestra misma existencia?
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