"En otoño o en primavera
¿Qué importa?
En la juventud o en la vejez
¿Qué más da?"
Gunnar Ekelöf, La leyenda de Fatumeh
ALGUIEN te dice: parto a destino incierto. Alguien te pide: disculpa mi aleteo. Alguien te susurra: volveré. Alguien reconoce: no hay ida no hay vuelta, Ítaca no tiene nombre. ¿Para qué? Entonces tú vas y lo llamas simplemente Amanecer.
Después de noches de silencio estremecedor, de pasillos angostos, de rezos sunitas, de lunas llorosas y de estellas de muchas puntas, sentarte a contemplar los arreboles de la salida del sol te convierte en un dios. Y entonces también tú comprendes lo que significa Amanecer.
ResponderEliminarEra solo para ti. Ahora mismo embarco otra vez. Unas horas más y llegaré. Apoyada en una columna del aeropuerto escribo. Mis ojos son claros y un poquito oblicuos. Apenas. Vienen a rescatarme. Pásatelo muy bien.
ResponderEliminarQue amanezca, como sea, pero que siga amaneciendo hasta que nos cansamos de andar...
ResponderEliminarAmanecerá, a nuestro pesar incluso, nadie podrá impedirlo. (¿Cuántos amaneceres presenció Odiseo?)
EliminarHay un momento, casi inapreciable, en el que el amanecer y el atardecer se confunden.
ResponderEliminarPero no hay punto equidistante, solo es una percepción visual, acaso.
EliminarNo conozco amanecer alguno que no conlleve cierta emoción climática!
ResponderEliminar¿Solo climática?
EliminarAmanecer= Inicio. Por tanto, me parece, lleva un doloroso fin implícito que tan solo se satisface con una profunda inmersión en la disolución de la conciencia.
EliminarClaro que cada maestrillo tendrá su librillo y me alegra saber que otros “textos” puedan resultar más optimistas.
Mi persona no sabe dar más de sí puesto que su mente analítica siente que el trasfondo climático resulta el origen de la vida pero, consciente de las propias y excesivas circunstancias y limitaciones, debe respetar incluso lo que más le cueste comprender y asumir la incomprensión circundante.
Esta persona anda luchando con todas sus fuerzas por superar demasiado límite personal, pero estas merman y últimamente el agotamiento acucia; a sabiendas que muerta resultaría mucho más útil.
Pero que ese realismo no reste nunca una cierta forma y modo de vivir ciertos placeres personales.
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