DESLIZANTES atardeceres en que el sol, a nuestra espalda, nos envidiaba. De aquella juventud, que era más auténtica cuanto más pretendíamos descubrir, ¿que nos ha quedado? Dices que una vez fue y que ahí está. Dices que no hemos perdido al anhelo por la búsqueda, si bien por otras sendas. Dices que hay que asumir la mirada a Poniente para ser feliz. Pero la memoria de los sentidos es plañidera.
(Fotografía de Karen Szekessy)
Déjame entretenerte un momento con un cuento que es verdad. Tus preciosos rasgos infantiles, de los que conservas un aire, se han convertido en un fino perfil a medias suave, a medias altivo, unos ojos arrasados por la melancolía o por una locura familiar remota que pugna por manifestarse y un algo de dignidad e independencia de todo y de todos que evidencias con el distanciamiento y la cautela con que las personas verdaderamente fuertes -como tú- ocultan su fragilidad.
ResponderEliminarAh, si crearas una línea de consultas on line para mujeres te podrías forrar.
¿Sabes lo que opino del nuevo gobierno? Pues que si consiguieran sacar al país de la mentalidad cerrada, casi estragante, como de patio de vecindad, en que se encuentra, no estaría nada mal. Y con tantas mujeres por delante puede que se logre que los hombres se acostumbren a vernos y entiendan que dar un puñetazo en la mesa no tiene nada que ver con la virilidad.
Sigo en mis trece respecto de la deshabituación. De momento sin novedad.
La mirada ahora relativiza. Los atardeceres son la esperanza del alba. Nos ha quedado una estética de aquella juventud, también un acervo de responsabilidades que acompañan nuestro atardecer. Sí, amigo Fackel, con más o menos luz, continuamos con el ansia por la búsqueda y asumimos el horizonte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Francesc Cornadó
Tal vez ese ansia sea la manera de conjurar las lágrimas que la memoria pretende fosilizar. Estimulantes tus palabras, Francesc.
EliminarQue llore la memoria de los sentidos. Déjale que llore. Que solloce cuanto quiera. Pero no dejes que te mediaticen sus lamentos ni sus quejas.
ResponderEliminarNo sé si percibir esa memoria es una manera de sentirse uno mediatizado, no sé. Al menos que no condene.
EliminarEs cierto, la memoria es así, pero no merma el valor de lo vivido ni la posibilidad de optar seguir soñando.
ResponderEliminarUn abrazo
(me impresiona ese ojo postizo...)
Reubicar la memoria en su justo punto, pero su larga mano...
Eliminar(Más crudo es el ojo de Le chien andalou, eh)
Gracias, Neo.
De atardeceres al ocaso, con memoria viva de recuerdos
ResponderEliminarLas metáforas, no obstante, no suplen ni suplantan el rumbo de la vida. Gracias, Virtual.
Eliminarhttps://g.co/kgs/L9TqVR
ResponderEliminarMuchas gracias.
No se me hubiera ocurrido por mi cuenta escuchar una canción de ese estilo, pero bueno, se acepta, aunque no me parece desconocida del todo. Y el texto tiene su miguilla. Gracias a usted.
Eliminarhttps://www.google.es/search?q=+%E2%80%9CEl+rey+Al-Mutamid+le+dice+adi%C3%B3s+a+Sevilla&client=ms-android-hms-tef-es&sourceid=chrome-
Eliminarmobile&ie=UTF-8
Esto tampoco le va a gustar. Pero ahora no hay error.
Pues mire, se equivoca, Cano es una vieja querencia coplera mía, descubierta para mí precisamente por amigos cordobeses y sevillanos, cosas de allá hace décadas más ilusionadas que la presente.
EliminarA cambio le paso esto otro:
https://www.youtube.com/watch?v=T0_2QAXrz40
https://www.youtube.com/watch?v=c12Atnk4624
https://www.youtube.com/watch?v=4AZJCzf9r2w&list=PL0D7BC9038C2FD36A
Escuche cuanto pueda de este compositor (asentado en un pueblo de mi provincia) si le gusta el género musical.
Que la condición de ausente no te impida conocer cuánto me gusta este regalo.
EliminarCierto. Cierto, señor. Mas la canción no era para usted. Se trata de una absurda equivocación.
ResponderEliminarVaya, vaya, ¿no sabe que lo que se da no se quita santarita?
EliminarDesde otro ángulo: ¿ no es necesario el ocaso de los sentidos para poder indagar por otras sendas?
ResponderEliminarHum, complicado. Si se trata del ocaso de la percepción de los sentidos por libre elección puede ser muy interesante y llevadero. Si los sentidos se sienten lastimados y nos privan de percibir, pues depende. Dicen que unos sentidos sustituyen de algún modo a otros, pero a través de una tragedia, de una amputación, de una privación física tiene que ser durísimo. En esta dirección naturalmente que es obligado indagar por otras sendas, siempre lo es, por supervivencia sobre todo. Yo prefiero proponer la reorientación de los sentidos más que su ocaso (los que nos vemos por la edad abocados a un proceso de deterioro tendremos que asumirlo) pero mientras no sea el caso de la edad provecta es importante reorientar nuestra percepción, poner a prueba los sentidos midiendo los pasos en otros campos, no sé. Vivir es experimentar, ¿no?
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