"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 22 de mayo de 2018

Deriva del poeta entre dos fuegos














"Cansado estoy de ti, dominio oscuro
y tempestad de llama".


Bartomeu Roselló i Pòrcel, En mi muerte (de Imitación del fuego)


EL POETA necio dice temer a la muerte, pero la busca de mentirijillas y se regodea con énfasis. La busca en la distancia porque sabe que pensar en ella de manera recurrente es cosa de vida y no hay tema que no se rinda a su sed de palabras. Teme el fin a medias porque no lo ve próximo y practica una retorcida sutileza: hablar de lo que produce espanto para fumigar con el humo de la ironía la sombra de la negra presencia. Pero hay poetas que pueden hablar con propiedad y razón de la tempestad que les va corroyendo día tras día su lacerado cuerpo; poetas con más pena que gloria, con más olvido que conocimiento, con más bondad que obra. Poetas a los que acompañan dos muertes, la segunda apostada para caer sobre ellos certeramente si la muerte primera falla en su momento. Poetas como aquel, apenas hoy sabido, a los que escoltaban dos balas, una incubada en el pecho, otra flotante en el aire, que se hubiera detenido sobre el hombre de haber fallado su trayectoria la elegida. Fácil es hablar de lo fatídico e inexorable en el juego verbal que practicamos, mezcla de retórica y nadería, desde la retaguardia de las horas monótonas y aparentes. Duro y desabrigado es, por el contrario, recurrir a mentar al dominio oscuro cuando el poeta se ve asediado y puesto cada vez más contra la pared del callejón sin salida. Es la aspereza de los hechos la que dota a las palabras de su verdad. Agria estética de la verdad. Luminosa sinfonía de las luces que se apagan. Aquel poeta doblemente herido, ¿habría sorteado la virulencia del viento de haber sobrevivido a la íntima llama que lo devoró?

  


17 comentarios:

  1. No temo la muerte, ningún poeta la teme, más bien flirtean con ella, no olvide que los poetas son grandes fingidores. Bueno, somos grandes fingidores, y no piense usted que es fácil reconocerse como poeta, a mi me costó mucho y aún ando en medio de dudas.

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    1. Todos los narradores, en general son grandes fingidores. Lo que pretendía decir es que hay quienes escribiendo poemas simulan pensamientos y sentimientos trágicos, digamos, y aquellos otros en quienes se revelan con menor ficción y más autenticidad la muerte o el sufrimiento, caso del poeta comentado.

      Lo de reconocerse como poeta es algo que no se me ha dado experimentar.

      Gracias, Francesc.

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  2. Es fácil hablar del dolor cuando no se lo ha sufrido, hasta puede que con talento poético se halle la forma de hacerlo honorable o glorioso, pero cuando de verdad se siente la fuerza del tajo no creo que haya forma sincera de retratarlo noble o luminoso. Con la muerte, obviamente, pasa lo mismo: la entendemos en su verdadera y cruda magnitud sólo cuando estamos muy cerca.

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    1. De ahí el valor de la obra de aquellos poetas que sufran en su carne, y el valor de sí mismos, y se aproximen con sinceridad apabullante a expresar con palabras lo que les suscita una situación límite.

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  3. Hay personas que llevan la muerte en los ojos.

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    1. Como espejo de otros órganos, por ejemplo los pulmones.

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  4. ¿Puedo hablar de la segunda muerte? Se produce con
    posterioridad a la desaparición física y no solo consiste en el olvido, sino también en la muerte del recuerdo. Tan real y dura como la primera, pero sin funerales ni duelos. Cuando ya no esté ninguna de las personas que nos conocieron (ni las que les conocieron a ellos) en un universo en el que nada ni nadie nos perciba moriremos por segunda vez. Cesará cualquier forma de evocación y nuestro espíritu se evaporará sin remedio. Quién sabe, quizá entonces en un sosiego implacable nos liberemos. A no ser que alguien nos intuya entre el viento, pronuncie de nuevo nuestro nombre y nos salve de la segunda muerte.  O resucitemos.

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    1. Puede hablar de la segunda muerte en abstracto y en concreto. En plano meramente temporal y en plano literario. Con la primera y certera muerte, ni siquiera borrón y cuenta nueva. porque como hubiera dicho Maiakovski "de mi muerte no se culpe a nadie y, por favor, sin comentarios / al difunto le molestaban enormemente". Y una vez no siendo no hay ni liberación ni nada, no hay nada. ¿En la mente de gente del entorno qué queda? Lo que le haya sugerido el interfecto a cada cual y lo que cada cual se monte en su mente en eso de memorias, significados, etc. y ojalá no sean deudas ni otro tipo de cargas. Lo de la segunda muerte, y a mí me gusta esa carga literaria, que conste, no es sino algo pasajero, muy de cuento y poco a poco diluido. Más acá de la segunda o tercera muerte literaria puede haber otras espadas de damocles en vida, como la del poeta que me sugirió el texto. Vaya ganas tiene usted, Mors secunda, heterónimo otro, de resucitar.

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    2. He citado al poeta ruso, pero adjunto el poema por si alguien no lo conoce, escrito dos días antes de suicidarse.

      https://ciudadseva.com/texto/a-todos/

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    3. Ficción pura y dura, maestro. Los profanos también tenemos derecho.

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    4. Derecho, todos, no faltaría más.

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    5. Eres muy cañero, caballero.

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    6. Ya sabes: Yo soy inesencial en este juego. Y tú eres tan necesario como el heroico Pnin. Pero con peor genio.

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    7. Si menciona al pobre Pnin por el tema de la muerte en la novela le recuerdo que la muerte también aparece en otras de Nabokov. En lo del genio malo no lo pongo en duda. Y eso que me contengo, jaj.

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    8. Ah y en lo de cañero puede afirmar que cada vez menos. Se va astillando la caña.

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  5. Me gustan los poetas que hablan con autenticidad desde la grieta intentando liberar el dolor.
    Su texto ...."poetas como aquel, a los que escoltaban 2 balas, 1 incubada en el pecho, otra flotante en el aire..."
    Uufff!!! Eso es dotar a las palabras de significado. Fuerte pero hermoso. Conocedor de dominios oscuros.

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    1. Donde no llega el conocimiento suele recurrir la imaginación.

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