"Aún hoy la recuerdo
preciosa,
y aunque me esforcé cuidadosamente
no contemplé en parte alguna
un rostro como el suyo".
Bilhana, de Los cincuenta poemas del amor furtivo.
SALES a la noche y te la encuentras. Las chicharras corean tu paso, los grillos se acompasan a su luz, los perros se encelan. Caminas junto a la corriente refrescante que zigzaguea el fondo del valle y Selene te guía. ¿Dónde vas, pequeño hombre? La pregunta, amable e incluso cariñosa, no te sorprende y ella se siente tan opulenta que hace que te mires con condescendencia. Has estado a punto de responder que en busca del equilibrio, como el planeta que te acoge, pero sabes que el eco de allá abajo puede revelar los secretos de tu marcha. Por qué, Selene, ¿por qué creces, disminuyes, te ocultas, incluso mueres hasta eclosionar de nuevo, en la inmensidad flotante del silencio? ¿Acaso para recordarnos a los humanos nuestro ciclo de los días contados? ¿Tal vez para sugerirte como rectora moral de nuestros torpes y desmedidos comportamientos? ¿O llegas ofreciéndote como maternidad necesaria que nos regenere desde un vientre paciente e inmortal? En noches como esta los hombres son más pequeños, y se pierden por llanos, laderas, escarpes y tesos de sus sueños en busca de luz. Precisan entender un poco de su lado oscuro. Y tú Selene, con tu fuego especular, intenso pero efímero, los redimes.
(Escultura de la diosa Selene, la Luna, obra de Baltasar Lobo)
Cuatro trazos y el mundo detenido.
ResponderEliminarCuatro trazos comenzaron a ser pergeñados por artistas paleolíticos y aquí estamos incidiendo en mil lenguajes formales. Ya ves, a veces lo más sencillo es lo más hondo.
EliminarEsa imagen me recuerda la de un pan candeal. Sería intención del autor?
ResponderEliminarAl margen: Selene solo se trata se un frio pedrusco equilibrante para nuestro planeta, eso si, y debe su belleza a la luz solar.
De todos modos este comentario no desea desmerecer en absoluto la sensible percepción creativa del artista!
Ya que lo planteas podría ser, pues Lobo era zamorano y en Zamora hacen muy buen pan y muy buen vino.
EliminarAsí es, por eso llamo especular a su luminosidad, pero ¿quién quita valor a la belleza, eh?
No desmerece el comentario, en absoluto, ya verás cómo no.
Ahí, ahí. No es no. Ne pas, aucun, kein, nein, nicht y don't.
ResponderEliminarY de un tortazo: despertó.
Pues modas y motetes al uso aparte, lo digo por la frasecita no es no, le transcribo, Anónimo, una cita de Ortega en su obra "El espectador":
Eliminar"No, no; el horizonte de nuestra percepción no es el horizonte de la realidad. Por esto Leibniz, cuando quiere definir el síntoma decisivo del espíritu, advierte que no consiste en la percepción, por la cual nos damos cuenta de lo que tenemos delante, sino en lo que sugestivamente llama percepturitio, es decir, une tendence à nouvelles perceptions, una como sensibilidad para lo que aún no está ante nosotros, para lo ausente, desconocido, futuro, remoto y oculto".
Espero no le suene muy intelectual el argumento, pero tiene su miga el bueno de Ortega y Gasset, y Leibniz, por añadidura.
Curioso, nunca asimilo a la luna con el fuego. Se me ocurre de otro tipo su fulgor. Suscribo esta frase "llegas ofreciéndote como maternidad necesaria que nos regenere desde un vientre paciente e inmortal"...así la siento.
ResponderEliminar=)
Un abrazo
Yo he visto lunas ígneas, acaso sea cosa del sol, pero los reflejos son parte de nuestra vida también, como la luna, como Selene.
Eliminarredimir que bella palabra es hermoso como escribes
ResponderEliminarUn verbo cuya dueña es la lengua. Gracias, Mucha.
EliminarLos alunados siempre han tenido la mala fama de los incomprendidos.
ResponderEliminarPero hay que pasar de ello. No es lo mismo, de todos modos, ser alunado que noctámbulo. De esta especie no todos saben tener a la luna de su parte.
Eliminarpreciosas tus palabras, dime, Fackel, ¿cuándo descubriste la luna?
ResponderEliminarLa Selene de Lobo hace unos días; la Luna, aun sabiendo de su existencia, la descubrí en las noches de verano de la ciudad del Norte. Hay otras lunas, obviamente.
EliminarMe he limitado a leer los comentarios.
ResponderEliminarCreo que cada uno a su manera están acertados.
Sobre la Luna decir que cada vez que la observo, que no es lo mismo que mirarla, pienso en la influencia que ejerce sobre todo lo terráqueo.
Salut
Pues yo nunca he sabido qué hay de esotérico y qué de real en la influencia de la Luna. Dicen que en el tema de las mareas, pero ¿en los seres humanos? Me limito a señalar mi escepticismo, tal vez debido a mi desconocimiento. Pero la belleza de la luna, fuera de toda duda. Símbolo de Fe religiosa (y fanática) para algunos, también el Sol lo fue en otras culturas (que se lo pregunten a los egipcios sometidos a los faraones) o aún el simbolismo de Estado entre los japoneses actuales, así como una Estrella resulta icono en la pléyade de movimientos políticos de supuestas liberaciones durante el siglo XX y que aún subsisten en algunos casos. Ay de ese robo de los símbolos de los planetas.
EliminarEn la alta mies, de súbito, surge un labriego que lleva al hombro una guadaña. Se mira en ella la luna y el hierro de la guadaña parece convertirse en una luna tan verdadera como la de arriba. Es un momento de emulación y equívoco : ambas lunas refulgen caminando en sentido inverso.
ResponderEliminarLas dos lunas. Ortega y Gasset.
"O fortuna
EliminarVelut luna
statu variabilis,
semper crescis
aut decrescis,
etc."
De Carmina Burana, un buen símil entre luna y fortuna.