HAS entrado en la casa deshabitada y detrás de ti llegan otras huellas de lluvia. Crees ser el único que ocupas la desolada habitación, y las pisadas, cuyo tamaño es desigual respecto a las tuyas, te inquietan. Elegí hacer el camino solo, piensas, no puede ser que me haya seguido nadie y menos quien me ha olvidado. Permaneces quieto, luego giras completamente. Las mismas marcas sobrepasan tu ubicación, trazando círculos de reconocimiento alrededor del cuerpo. Un perfume suave; un calor denso; un roce invisible; una inteligencia secreta. Estás aquí, exclamas, sin poner nombre. Entonces le preguntas cómo ha llegado a dar contigo. No invité a nadie a mi soledad, dices molesto. Ella, por respuesta, pisa con sus huellas las tuyas. En ese momento un pálpito te dice que nunca se había alejado de ti. Te acercas a cerrar la puerta. Nada te urge. Afuera, sequedad.
(Fotografía de Willy Ronis)
Llevamos con nosotros mucha gente...
ResponderEliminarSi su peso es oneroso o no lo dejo a la libre experiencia de cada uno.
EliminarSerá la nostalgia quien te ha seguido? o la esperanza tal vez? me inclino a pensar que es ésta última ya que dices: "menos quien me ha olvidado"... espero disfrutes de esa compañía
ResponderEliminarUn abrazo
La compañía de la esperanza es etérea, pero nos aferramos a ella aunque sepamos que va contra la naturaleza de las cosas, que diría el clásico, es decir de lo que trae la edad. Gracias, Neo.
EliminarY su forma revela
ResponderEliminarUn mundo eternamente presentido.
Luis Cernuda.
Qué prodigiosa forma palpitante...Fundamental Cernuda, Gracias.
ResponderEliminarCon PEDRO OJEDA. Creo que lleva mucha razón en lo que ha dicho.
ResponderEliminarSalut
Sin duda, Miquel. Bon dia.
EliminarEsto es tan hermoso dijo diciéndotelo en sus pisadas y un ápice de dolor, pequeñito como una mosca o a punto de desbordarse las huellas por fuera del indicio que te seguía casi sin pies ni cuerpo sobre el que se sostuviera una mirada que de mirarte la soledad su soledad era la de un ciego que intuye el cielo en la ventana.
ResponderEliminarDel círculo en que se mueve la lluvia, del aroma del reconocimiento que surge del agua está hecha la compañía y no esperes gentío, sólo clausura, sólo los nombres que no están vacíos logran atravesar el aislamiento de sus propias letras, sus sílabas saben entrar, recorrer el contorno que las manos, que los ojos y su intimidad retienen en su sudor.
A este lado, tras la puerta donde la lluvia se obstina en ser otra cosa además de ser lluvia y llover sobre nuestras pisadas, a este lado, sí, al otro siempre la sequía.
Precisa y magnífica apostilla, más razonadora y por lo tanto con más moraleja, de la que participo. Y el territorio siempre abierto si bien buscando el abrigo ante la intemperie. Uno va comprobando que es así, como lo expresa, Anónimo. Más adelante, no sé.
Eliminar...Y dejamos que suceda lo inesperado...
ResponderEliminarY con frecuencia lo incontrolado; somos seres del Antropoceno en ciernes, dicen.
EliminarY por cierto, por la red no hay vídeos, ni fotos, ni soy escritor. Uno solo sabe hacer ejercicios sobre ocurrencias, aprovechando los medios que este tiempo que me ha tocado vivir me proporciona, y lamento desilusionar a quien desea ver en uno quien no es. Solo somos polvo de estrellas y encima estamos de paso. Conviene leer al poeta Oguzcan.
EliminarNo sabes mentir en tu vida real. Como yo.
EliminarLuego te cuento más. Por favor, si no te parece bien publica algún texto que comience con el conciso y claro adverbio de negación: "NO"
EliminarAlgo he hecho mal con los escritores recónditos. Me han censurado un comentario dirigido a otra u otro comentarista en la entrega de la niña poeta. No le des publicidad a esto por respeto a la niña, por favor. He considerado que tú debías saberlo.
ResponderEliminarHan pasado algunas horas así que ya tranquilizada por la prescripción de mi delito te lo digo: Me resultó muy fácil averiguar tu identidad. Para hacerlo me bastó pensar un minuto. Después vi fotos y varios videos tuyos. Ojalá no te enfades también por esto conmigo. Para entenderme solo tienes que ponerte en mi lugar y abstraerte de ti mismo. Eres escritor. Buen escritor. Buenísimo. Además, muy inteligente. Lo que a mi me ha pasado es lo mínimo. Estás más que acostumbrado a causar impacto. No obstante, entiendo perfectamente que te hayas sentido agobiado conmigo. Yo misma, ante cualquier intento de atosigamiento, huyo. Pero no existe nada ni nadie en el mundo -ni tú mismo- que pueda quitarme lo que en cinco meses he aprendido.
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