TE levantas y aparece una mujer que te mira fijamente. Piensas que te mira para que la devuelvas la mirada; estoy al otro lado de ella, piensas; me tiene cerca, te dice la pulsión; pero la distancia oculta el mecanismo, tan antiguo y vigente como el descubrimiento del azogue, si bien no quieres aceptarlo. Es entonces cuando te das cuenta de que ella se mira a sí misma, posa para sí, se apropia del reflejo para dejar constancia de que un instante cualquiera de un día cualquiera fue como se veía. Su mirada pasa a través de la tuya, es de ida y vuelta, se sabe contemplada pero no se detiene. Esa mujer es testigo, es una idea que te ronda en la cabeza. Mas ¿de quién? ¿Y de qué? Te asusta que la respuesta no condescienda contigo, prefieres no tenerla. Pero no te afliges; en tu optimismo eliges inventarte una realidad a tu capricho. No llegaré jamás a ella, has dicho. Eres demasiado imaginativo, no obstante, como para traspasar el espejo y llegar hasta los muertos.
(Masha Ivashintsova retratándose a sí misma)
Me has recordado aquello de "espejito...espejito" de la malvada madrastra del cuento.
ResponderEliminarOye si con tu imaginación te lo montas de p.m. (primera magnitud), pues eres depositario de una verdadera fortuna personal sin interferencias...... jajjj, y por más que se reparta no tiene fin. ¿Te lo habías planteado así?
¿Realidad? ¿Qué es eso? .....me temo que algo bastante aburrido, visto lo visto, porque el hartazgo está garantizado.
Existe la realidad y la contrarrealidad. Cuando la primera no da frutos la segunda se activa, sea bajo la forma de ficción, deseo, juego...o heterónimos. A la vida hay que echarle siempre salsa, pero a medida de cada cual y no necesariamente tienen que advertirlo los demás. Masha supo algo de eso.
EliminarLo siento, no entiendo palabras tan doctas sobre la realidad. Una que es simple y bastante espesa solo pretendía hacer un comentario agradable sobre el buen uso de la imaginación.
EliminarY mi intención no ha sido negar tu opinión sino incidir en un tema en plan devaneo y tirar del ovillo en plan lúdico, aunque no lo parezca, miss.
EliminarAhhhhhhhhhhhhhhhhh....es eso que todo quisqui que llama "selfie"..¡ te pillé ¡
ResponderEliminarPero antes era necesaria la intervención de un espejo. Confesión: tengo una abrumadora manía al selfie, ya de entrada (no al espejo tradicional, incluidos los humanos en los que solemos contemplarnos, oiga)
EliminarLa hipersensualidad de los repliegues del vestido de Masha Ivashintsova, eh, Fackel.
ResponderEliminar¿Por qué fotografías como esta o las otras suya que he estado viendo en su web me provocan un rechazo absoluto de toda la mediocridad que a modo de gatillo fácil se dispara en secuencias interminables?
Azogue es una de esas palabras que por bellas agonizan: azogue/agoniza.
Buena mañana.
Se ve que te persigue la estatuaria clásica femenina griega, que ya resulta tremendamente sugerente con las kórai arcaicas.
EliminarNo entiendo muy bien la pregunta que haces, o te haces.¿Te refieres a sus fotografías o a la mediocridad que abunda por la red?
Ah, la belleza de las palabras, ¿por qué tienen que morir?
En contemplación absorta quedo ante la sutileza del laísmo.
ResponderEliminarFluye por sí misma, sin esfuerzo, a veces dudando si uno lo piensa, y en absoluto hay concesión alguna al pseudo feminismo del lenguaje y a la corrupción del mismo por quienes tratan de imponer la farsa de lo políticamente correcto.
EliminarMe refiero a que habiendo fotografías tan sugerentes y buenas como las de Masha haya que aguantar miles de fotografías malas, remalas que inundan todo.
ResponderEliminarImaginaba que ibas por ahí, y ratifico lo que dices. Además hay una tradición magnífica de fotografía en Rusia desde los viejos tiempos.
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