"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Para qué sirve un fotógrafo como Joan Colom, por ejemplo?


























Sirve por ejemplo para no olvidar ninguna imagen vivida, por nuestros antepasados o nosotros mismos, y levantar acta de la vida y miserias, más que milagros, de muchos paisanos.













Sirve para que nunca se olvide el extremo dolor producido por una dictadura.





















Sirve para que no olvidemos que en este país ha habido niños que no han tenido infancia.





















Sirve para que las generaciones presentes y venideras sepan que fue perseguida la sexualidad libre por la Iglesia y por el Estado e inducida hacia el lado oculto de las vidas de los españoles.

















Sirve para que que no se olvide el desgarro y el dolor de la calle.














Sirve para recordar que el machismo imperante, hijo de una sociedad patriarcal que hacía de menos a la mujer, viene de muy atrás.
















Sirve para reflexionar sobre la extensa pobreza que entristecía la vida de tantos niños.




















Sirve para que no se olvide la condición miserable y la actividad degradante de los barrios chinos (que de chinos no sé qué tenían)




















Sirve para que se tenga presente lo que tuvieron que acarrear muchas criaturas con el fin de llevar una pela a casa.

















Sirve también para no ignorar la soledad de la vejez callejera.


















Sirve para pulsar el valor de la conversación entre vecinos.














Sirve para no confundir el culo con las témporas.


Esta selección de fotografías de Joan Colom, muerto ayer a los 96 años, son solo eso, unas cuantas fotografías elegidas con intención. Por que la intención, que es subjetiva, se basa en la Historia, que es tal cual, y domina y marca no solo vidas sino interpretaciones particulares, aunque no roce a todos por igual. En las escuelas ya deberían enseñarse materias, en lo que respecta a la historia de parte del siglo XIX y todo el XX, con este tipo de elementos, superando las meras relaciones de fechas y hechos históricos, o las anodinas narraciones de situaciones económicas y sociológicas de un país y un tiempo determinados. Las imágenes fotográficas, por sí mismas, y más si es obra honesta, ya explican los sucesos, las formas de vida, los fenómenos a veces chocantes que se producen día a día en una ciudad. La fotografía es crónica que habla y permite reflexión. A diferencia de una película, donde cabe un grado de invención superior, aunque muchas de ellas tengan análogo carácter de retratar una sociedad, y sean útiles y necesarias en ese contexto, y más si se añade una creación estética digna de tal nombre, las fotografías de autores de raza como Colom son lenguaje en estado bruto  y dinámico. Las gentes de la calle se mueven, actúan en sus quehaceres o abandonos y el fotógrafo, como dice el dicho, estaba allí para fijar el tiempo y el movimiento. Y la condición social y personal de tantos seres que nos han precedido en épocas más oscuras y dificultosas. Valga este comentario como homenaje a Joan Colom, un imprescindible de todo un espectro amplio (Boix, Catalá Roca, Miserachs, Maspons, Pomés, Catany...casi todos desaparecidos ) gracias a los cuales sabemos más.



(Joan Colom en una foto de Doménech Umbert)



6 comentarios:

  1. Como la poesía, sirve para informarnos de nuestras negligencias.

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    1. Totalmente de acuerdo, me lo apunto. Gracias, Francesc P.

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  2. Sirve para que uno pueda recordar en vistas.."Las sombras se equivocaron de dueño".
    No te quepa duda.
    No te quepa.
    No.

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  3. Sirve para reconocer nuestras vergüenzas y darnos cuenta que hoy siguen aquí, marcando nuestra vida cotidiana.
    Abrazos
    Francesc Cornadó

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    1. Equilicuá, siguen ahí, siguen aquí. ¿Lo digo? ¡Qué mierda!

      Salut.

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