"La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada".
Sören Kierkegaard
Haz y envés de un envase cualquiera. Metáforas, y algo más, de la cara y cruz de una vida, aunque no de cualquier existencia. Aquella imagen, no estoy seguro de si se trataba de la cara principal o de la opuesta, de un paquete de cigarros que ha quedado para testimonio de la longevidad (y no voy a ser modesto: de la mía, espero) Por qué tenía las características de una especie de acta notarial no lo sé. Que el usuario sentía la necesidad de dejar constancia de su particular declaración de cese de uso está fuera de dudas. Un símbolo, dejar escrito: dejé de fumar en tal fecha a la salida del hospital...Una resolución que no fue por indicación facultativa. Acaso el rigor de un hombre ordenado, tal vez un capricho, quién sabe si una manera de demostrarse a sí mismo de lo que se es capaz a cualquier edad, incluso avanzada. Es curiosa la vida de los seres humanos. Unas décadas antes él, cualquier otro, yo mismo, hubiéramos pregonado a los cuatro vientos que hemos hecho tal cosa o visitado tal lugar o encontrado con una persona significada o adquirido un objeto que nos deslumbraba. La vuelta, el envés, del tiempo nos susurra otro tipo de mensajes. Dejé de hacer...dejé de creer...dejé de tomar...dejé de acercarme a...Certificamos poco a poco que abandonamos prácticas que nos parecían eternas, conductas que pensábamos que jamás cambiaríamos, gustos que ya no degustamos, sueños que no nos privan, amores que ya no amamos, complicidades que se viven de otras maneras. Vivimos para creer (y desear y pugnar por mantener) y vivimos para descreer (y olvidar y librarnos de las competencias y de lo subsidiario que nos incordia) ¿Cambiamos con los años? Cambiar no explica nada. Prolongamos el campo de nuestras posibilidades, las que nos proporciona el pecho pero también el dorso. Vivimos en dos direcciones. La conciencia de cuál de las dos prima en cada uno de nuestros espacios y horas nos hará más serenos. Vivimos con el peso de lo de atrás y con la incertidumbre de lo de delante. Tengámoslo claro. Evitará que aquella teoría de la angustia de Kierkegaard nos aniquile estúpidamente.
¿Cambiamos con los años? Cambiar no explica nada.
ResponderEliminarLo inmutable tampoco se explica: cambiaríamos con los años aunque no cambiara nada...
El cambio podría ser una apariencia. Pasa nuestro tiempo, eso llamado edad, y nos remitimos a lo anterior, incluso a los orígenes. Mamíferos pensantes, no sé si más inteligentes.
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