A veces la sensación que te persigue se impone con la imagen de una sola palabra: agobio. Puesto que las palabras son imágenes no necesitas más. En ellas se polarizan otras representaciones y se concentran con una capacidad de síntesis eficaz. Fue un gran hallazgo el lenguaje. ¿Hallazgo? Sobre todo invención. Medido, comedido, prudente. No siempre, según el uso al que te impulse el significado de las cosas, de las situaciones. Riesgo de reducir, sí. Peligro de obsesionarte, también. Puedes incluso apoyar la palabra en otros sustantivos y hasta colocar nombres propios, para rebajar la presión. Pero para qué.
(Montaje fotográfico de Duane Michals)
Menuda imagen!! Se me ocurre, así de repente, que el lenguaje cuando la imagen representa tanto, quizá sirva para matizar o emborronar, según.
ResponderEliminarEl lenguaje interpreta imágenes y a su vez las genera nuevas.
EliminarLa cosa es que la palabra es imprecisa y, ni de lejos, representa con fidelidad emociones y pensamiento.El lenguaje rastrea significados, queremos decir esto pero se entiende lo otro.
ResponderEliminarExpresa mejor el tono y la mirada que las palabras pronunciadas.
La palabra escrita, libre de cuerpo y boca, es otro cantar, la fuerza que genera arrasa y reconstruye vidas cuando llega en el momento oportuno.
Es como una traducción: por mucho que se traduzca bien, fielmente, de otra lengua, si la literatura que se traduce es rica en su original, nos llega un eco aproximado. Las emociones, sentimientos, incluso pensamientos, son manifestaciones expresivas íntimas que se puede vehicular hacia afuera por el lenguaje o con gestos o con silencios. Con frecuencia no son traducidas afuera con toda su capacidad y sentidos. La palabra escrita recrea mucho, hace ficción, imagina acaso más de lo que uno interiormente siempre, se ve reconducida por deseos inconfesables del escribiente.
EliminarEn esos casos hay que salir a tomarse una cerveza con los amigos.
ResponderEliminarComo maniobra de despiste no está mal, pero solo como eso.
Eliminarpara la libertad de decirlo o pensarlo y saber qué es lo que piensas
ResponderEliminarun abrazo
Tienes razón, pero no obstante sigo diciéndome: para qué. Lo que acontece -cerca, lejos- agobia y no se vislumbra nada halagüeño. Cosas de la edad, jej.
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