Estoy sentado en la linde entre un erial y un camino que no sé a dónde conduce. Aparece con irritante lentitud un tren, transversal a mí, que no se detiene y del que tampoco conozco ni estación de procedencia ni de destino, y que no lleva pasajeros.
(Fotografía de René Groebli)
La vida.
ResponderEliminarCierto. Pero lo que más me confunde es lo de que no lleve pasajeros ese tren.
Eliminares la vida, un tren sin pasajeros
ResponderEliminarcon un destino que no podemos anticipar
déjala ir, y construye tus sueños desde el vaporoso
humear de la locomotora, abrazo
¿O será que, no obstante estar rodeados de tantos, al final sólo es uno mismo el que tiene que afrontar su soledad? Una amiga me decía una vez: se muere como se vive, solos.
EliminarIntensa alegoría. Bella, terrible, triste...
ResponderEliminarLo ineluctable (lo siento)
Eliminar