Unos cuantos individuos en grupo bajan precipitadamente por la ladera de un monte gritando palabras oscuras y hacen movimientos violentos con sus brazos y con sus manos y llaman a otros hombres y les conminan con gestos airados a que les sigan. Por el camino se les van sumando más con análogo comportamiento grotesco y vociferante. Aquel desfile de iracundos me sobrecoge y el pánico me produce convulsiones. Me hago a un lado, temiendo ser atropellado por aquellos monstruos implacables que no cesan de llegar desde todas partes. Pero no acaban de aproximarse y de pronto se abre una extensión cada vez más amplia entre ellos y yo y les pierdo de vista.
(Fotograma de un film de Shirin Neshat)
La mente es jodidamente retorcida o está lobotomizada.
ResponderEliminarLas conductas que se desprendne de la mente humana, María.
EliminarSupongo que no llegaste a verle el rostro al flautista que los seducía (conducía o guiaba) hasta su irremisible destino; muchos individuos conformando un solo rebaño: mal asunto, amigo.-
ResponderEliminarTal vez ellos eran flautista y rebaño a su vez, ojo.
Eliminar