En aquel sueño veo de ventana a ventana a la vecina en ropa interior como la que llevaban las mujeres de antes, que las armaban más pero que probablemente las hicieran más deseables, y de pronto me doy cuenta que lo que miro es un reflejo en el vidrio de los cuarterones de mi casa, que el viento mueve de modo caprichoso, y que aquella figura que parecía estar enfrente en realidad está detrás de mí, pero a la que no hago caso mientras sigo gateando por las habitaciones.
(Fotografía de Saul Leiter)
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