En un sueño simple pero inquietante me apura la sed. Me agacho sobre un manantial del que fluye una corriente mansa que queda depositada en la pátera de piedra. Sobre aquella humedad transparente bebo deleitándome a tragos espaciosos. Sin que yo lo advierta empiezan a desprenderse pequeñas piedras de la ladera, la fuente se resquebraja y me veo engullido por la roca.
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