Hoy sería el día dedicado a la planta Artemisa, de estar en el día siete del mes Thermidor. Pero ni vivimos en tiempos de la revolución francesa ni en en el ruedo ibérico se han olido jamás los efluvios de un calendario republicano alternativo al romano. A mí me apetece admirar a la bella Thermidor, recreación de la Leda mitológica para adecuarla a la simbología republicana francesa. Poco se inventa en la historia del arte universal y la recreación una y mil veces de los temas sirve al menos para ver la capacidad de los artistas para interpretar mitos, acontecimientos y símbolos, registrar nuevas formas plásticas y renovar la mirada de los contemporáneos de cada tiempo. No es poco. Ay ese sutil cisne tras el que se oculta Zeus dispuesto a hacer suya a Leda, a Thermidor, a la Revolución, a la República. Pero admírese el detalle de ese mango de sujeción de la jofaina. El fauno lascivo, musical y acechador bien sabe de la capacidad humana para inventarse a sus dioses. O ¿tal vez lo que seduce al fauno es la belleza en sí misma?
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Con la iglesia hemos topado, amigo Samcho.
ResponderEliminarLa belleza, tema harto interesante que da más cuerda a los metafísicos (por especuladores) que a los lógicos positivistas.
Déjame que me acabe un libro de Proudhon (Sobre el principio del arte) que se adentra en el tema del ideal y de la belleza, a ver si me aclaro un pelín más y dejo de especular.
Un abrazo
Salut
Por eso uno no pasa de ser un diletante, con los sentidos abiertos a lo que ofrece el mundo, sin demasiadas ganas de filosofar ni en plan metafísico ni especialmente epicúreo (esto me cautiva más) Sospecho que el tema será uno de esos temas eternos y recurrentes, así que lee con calma a Proudhon.
EliminarUn abrazo.
En la meseta por motivos ineludibles de trabajo, siento los sesos derretidos y las piernas muy doloridas. No me resulta posible pensar con propiedad. Apañense Leda y cisne, indicio de la presencia de algun riachuelo cantarín cuya reciente presencia echo en falta.
ResponderEliminarDicen que todo pasa. Pues ojalá las próximas semanas aceleren su paso, pagaré de buen grado su precio vital.
Resiste el crudo estío, aunque las malas lenguas dicen que no pasará, que ya va a ser para siempre y que todo sea por la venta de helados y demás refrigerios. Desgraciadamente hoy día no se valora ni se estima la vida si no es en función de productividades, rentabilidades y beneficios máximos. Esto va a ninguna parte. O sí, a que el día menos pensado caiga el telón colectivo.
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