"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 7 de julio de 2015

Abalorios















Nunca entenderé que izar y arriar sean dos términos tan arraigados entre los humanos, dice Walden señalando no sé qué tejidos de colores que ondean por ahí. Cuando el simbolismo hueco y difuso desplaza las virtudes de la convivencia y las sepulta o las ignora, de poco sirve enarbolar insignias y obligar a otros a que se desprovean de las suyas. ¿Crees que el mundo sería más feliz sin tanta bandera?, le pregunto. Y Walden: al menos no sería tan infeliz. Las banderas son el estereotipo de un lenguaje muerto e insepulto. Aunque no son ya tanto el problema ellas como las programaciones de la televisión. ¡Estas sí que son los verdaderos abalorios del pensamiento único!



(Fotografía de Ferdinando Scianna)


4 comentarios:

  1. Hay un lenguaje sin palabras que no necesita banderas.
    besos.

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    1. ¿El silencio, la discreción, la prudencia, la humildad...tal vez?

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  2. siempre podemos cerrar los ojos e imaginar
    callar y oír la música del silencio
    siempre podemos -en un acto de constricción- quedarnos un ratito en nosotros mismos y como decía Sócrates "Conócete a ti mismo" algo que hemos descuidado
    son tiempo de la definición de "su moral y la nuestra", en todo caso he adoptado resguardar mis reservas morales para tiempos mejores aunque éstos no existan durante el tiempo que me deje andar las calles la perra muerte
    saludos

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    1. Lo que ocurre es que el conocimiento de uno mismo es algo que perseguimos pero solo lo vamos obteniendo en contacto, relación, entendimiento o choque con los demás, con la vorágine de formas de vida, con las exigencias de ésta. Naturalmente, el mejor conocimiento será aquel que nos vuelve cautos, sencillos y calmos, porque hay que ver qué mundo estresante nos toca vivir...

      Me ha gustado lo de las reservas morales, y un consejo: a la perra muerte, dila ¡guau! con tono enérgico.

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