Walden: He dormido bien, dentro de las pocas horas que duermo habitualmente. Madrugo. La ducha me despeja. El espejo me saluda. Desayuno, pan y queso. La luz del día hace regateos con algunas nubes dispersas. Ellas y sus sombras. Salgo solo. Da gusto caminar por el páramo y oler a tierra. La mies, verde aún, es paisaje pero, como todo en este mundo, sólo circunstancial. Agradable accidentalidad a través de la que me expando y dentro de la que me recojo. Sin pensar en los hombres ni en sus quehaceres ni en sus cuitas ni en sus días.
(Fotografía de René Groebli)
El accidente de sentirse vivo como parte del entorno. Cuantas veces el accidente de la pseudoconciencia habrá denominado vida a las circunstancias?
ResponderEliminar¿Y el de la conciencia que se creía en posesión de la claridad?
EliminarAmigo Fackel, la vida es un puro accidente
ResponderEliminarSalud
Un matiz: un impuro y descarnado accidente, sospecho. Salut.
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