¿Astenia primaveral? No. Más bien tiempos de astenia, así en general. Él, que no cree ni en la influencia de la luna ni en echar la moneda al pozo ni en el dios de los cielos y de los infiernos ni en que el cáncer se cura, no va a caer ahora en el estereotipo de temporada. Puede que la astenia, ese decaimiento cada vez más instalado dentro y fuera de uno mismo, lo perciba también como un mal moral. Al fin y al cabo es la tónica extendida mires donde mires. Naturalmente, suenan los clarines del márketing pregonando que fuera del mercado y de la política no hay salvación. Entre otras razones -y no se trata de esa monserga de la salvación difundida por la doctrina falaz durante siglos- porque nadie quiere salvarse. Por el esfuerzo propio e intransferible, obviamente. Siempre deseamos que nos salven otros. Una idea deprimente. Peligrosa. Sin garantías.
(Fotografía de Tomislav Peternek)
Parece que se trata del último fantasma al que hemos de enfrentarnos. No podría estar mas de acuerdo.
ResponderEliminarEscrito desde la cueva donde hasta los fantasmas temen penetrar, a solas con mi sombra y esta ultima no para de aumentar
mientras la vela temblequea.
Tal vez solo es el penúltimo, nunca sabemos que nuevo espectro acecha a nuestras espaldas.
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