En la soledad del amanecer, el lenguaje verbal es mudo. Por instinto. Y por instinto reflejo el cuerpo despliega otra lengua, la de los movimientos acompasados del desentumecimiento. ¿Pero es que el cuerpo es perezoso cuando buena parte de él ha sido incesante en la dimensión del sueño? Sí, el cuerpo es perezoso para afrontar la jornada consciente y se resiste. Los pensamientos lo saben y se activan, incluso con energía, para poner al hombre con los pies en el suelo. Con frecuencia es el espejo el primer interlocutor oral del hombre, el que logra sin esfuerzo arrancar el primer balbuceo del día. Acaso la primera reflexión. Acaso la primera renuncia.
(Fotografía de Karin Szekessy)
Me gustó lo de "incesante en la dimensión del sueño". Palabra de soñadora impenitente. Nada nuevo.
ResponderEliminar¿O serán los sueños una penitencia por la mediocre vida que a veces se lleva?
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