"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 10 de abril de 2015

Aptitud















Aun gustando tanto de las palabras, siempre creyó que la poesía se encontraba más en las actitudes propias que en aquéllas. Cierto que las palabras denotan actitudes, pero pueden alterar o burlar lo sentido. Digamos que las actitudes del hombre eran también aptitudes. Si no se sabía capaz de sentir, de valorar o de identificarse con objetos de la vida, rehuía el uso de las palabras. Él comprendía que las palabras se emitieran para ser leídas por los demás y suscitar opinión. No solía ser su pretensión. Sus aptitudes eran extremadamente recónditas. Durante un tiempo de su vida no todo lo pronunciado era profundo, aun cuando emplease en abundancia el lenguaje. El hombre se dio cuenta de que si preservaba su percepción del mundo y las respuestas a éste las daba sobre todo en lo hondo de sí mayor era la justedad y el uso de las palabras. Escribes muy parvo, le decían algunos. Él sabía que la escasez de palabras no era un límite ni una incapacidad, sino un don. Un atributo.



(Fotografía de Tomislav Pertenek)


6 comentarios:

  1. "Brevity is the essence of wit", deia Shakespeare. Però mig món se'n riu de l'altre mig, i mai és tothom content.

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    1. O al menos aparentan estarlo, Helena. Cada vez se vive más en la brevedad del instante y los planes de futuro no son sólidos, de ahí que el carpe diem tenga una lectura hoy más vigorosa, pero se interpreta más a la ligera atmbién, acaso más neurotizante.

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  2. La palabra precisa en el momento oportuno, el resto es parloteo comercial.

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    1. Pues el parloteo comercial abunda en nuestros entornos, ¿no crees?

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