En la soledad, perdón, quise decir en la sociedad del espectáculo, el ruido abunda. Tanto que los hombres no se oyen bien. No oyen tanto a otros, que no está bien que no lo hagan, sino que se incapacitan para escucharse a sí mismos. El ruido es un lenguaje clamoroso al que los hombres se abandonan. Estos escuchan sólo lo que quieren oír, no lo que podrían llegar a saber. Y así resulta que todo es corear, aplaudir, vitorear. Estridencias. Entusiasmo del ruido. Filosofía, perdón, quise decir ludopatía del juego por el juego. No se oyen, no se atienden. No se toman el tiempo de parar y dejarse llevar por el rumor. Prefieren y eligen la estridencia de lo banal. Y si los hombres no tienen claros los anhelos que siempre han transportado de manera soterrada, ¿qué vida vivirán?
(Fotografía de Timoslav Peternek)
Desengáñese, lo superficial se alimenta de lo aparente y se ha mostrado mayoritario. Resulta territorio vetado a pensadores con cierta profundidad.......pero.......todos necesitan comer para sobrevivir. "Porco mondo cane para tant@s".
ResponderEliminarSolo sobreviven los mejor adaptados a cada circunstancia puntual, sin enjuiciamiento sobre su calidad personal (denominación de superficie) y las circunstancias evo/invoucionan según determinados patrones. El tiempo es lo de menos en esta dinámica, Por tanto los individuos y sus proyecciones personales, aunque se crean el centro de su superficial universo resultan ser menos que un grano de arena en el desierto. Para que no auto destruirse como especie se aplicaron ciertas reglas practicas que devinieron en mitos y religiones pretendiendo ocupar un espacio algo más profundo pero con formalismos adaptados a lo más superficial de la especie. Cosas del poder!!!!
EliminarAhora con las nuevas tecnologías la destrucción muchos la perciben garantizada. Claro que para evolucionar en cualquier incierta dirección se suele destruir de diversas maneras. Por qué me vendrán los espartanos a la memoria... ?
Es un tanto de impotencia, porque aunque quieras ser profundo, suponiendo que se pueda ser y ello signifique algo, los límites te enzarzan. Me conformo conque la gente supiéramos distinguir cuándo hay ruido y espectáculo, pero no soy optimista al respecto, qué va.
EliminarAh, luego respecto a la supervivencia, la hay cotidiana, pero nunca estamos del todo adaptados a cada una de sus manifestaciones, y nos genera eso muchas crisis, y la hay la histórica, la que de vez en cuando se nos obliga a responder a las sociedades a situaciones que sacuden a lo bestia nuestros modos de vida. Naturalmente hablo de los que somos privilegiados por ser europeos, hasta la fecha, lo de los africanos es otro tema. Yo lo que no veo cara a intervenciones políticas que puedan cambiar el statu quo es algo con solidez, solo nos llegan números circenses, marketing y mucha televisión, mucha. La irrealidad de lo real.
EliminarRuido, maracas a todo trapo, que no deje de sonar el zumbido.
ResponderEliminarEstoy por creer que el silencio es la última trinchera de la libertad personal. Queda muy solemne -o cursi- la frasecita, pero no tengo otra para decir que cuando elijo el silencio me siento una mujer un poco más libre, como si la neurona me agradeciera el sosiego, y lo hace llevándome por caminos menos transitados y mucho más hermosos. Y eso que ahora estoy escuchando Ididn´t know what time it was, versión de George Shearing, un ruido que me encanta.
Un ruido admisible la música, por eso no la llamamos ruido, al menos no a la melódica; hay otras historias pretendidamente musicales (solo porque se usan instrumentos se llama así) que son insoportables. Pero el silencio de la concentración nos hace libres, ya lo creo. Solamente la fuga del espectáculo ya nos protege.
EliminarToda una estrategia -por torpe que sea-: más ruido, que no me quiero ni oir.
ResponderEliminarMuchos parece que es lo que hacen, generar más ruido para espantar otros. Supervivencia pero también necedad, acaso. Ya sabes cómo está el pato de ruidoso y banal, así se va a recoger la cosecha electoral.
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