Nos indigna que el azar traiga muerte. Nos admira que el azar deje amor. Nos asombra su imagen bifronte. Acostumbrados a mirar el rostro luminoso ignoramos cómo se agazapan las sombras. Y de pronto, un día, el silencio.
(Fotografía de Branibor Debeljković)
Hay que reconocer Don antorcha que los dioses le dotaron con el don del bello verbo. Año que he de añadir que también con el don para la elección de imagen.
ResponderEliminarEn serio, la presente imagen resulta cuanto menos invitadora. Con su permiso la incluyo entre las mías.
"Año" no, pretendía teclear "A lo que...."
EliminarLas imágenes, sean letras o fotos, forman un matrimonio del cielo y del infierno, que diría Blake.
EliminarEl silencio y el terror que de ellas emerge.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces o muchas veces, lo que creemos luminoso no es sino un juego siniestro de las sombras.
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