Safo, hoy he tenido un sueño terrible. Atracaban una naves con gente bárbara que a continuación asolaba la ciudad. Al llegar al templo de Apolo intentaban entrar y profanarlo, pero no podían. Se consolaban obcecándose en derribar a golpes las estatuas del peristilo. Aunque nuestro mármol es sólido, al caer las imágenes se desmochaban, perdiendo incluso las extremidades o la cabeza o partiéndose en dos por el empeño de los necios. Luego estos subían a la zona del mirador desde el cual se contempla el puerto y donde existe desde antaño una estatua de tamaño considerable de Zeus Olímpico. Todos los agresores se aprestaban con gran júbilo a a echar largas cuerdas a la colosal figura del dios padre, pero al alcanzar cierto punto de proximidad no conseguían acercarse más. Tampoco les acompañaba la destreza en lanzar sogas y maromas de distinta consistencia y grosor. Era como si la gran divinidad se riera de aquellos que llegaban para destruirles a ellos, los dioses asentados desde y para la eternidad en su cielo. Destrucción que, probablemente, los invasores feroces intentaran en nombre de otros dioses. Entonces la estatua de Zeus habló de manera extraña. No es mi ira la que acabará con vosotros, decía, sino la vuestra propia la que os hará perder esta aventura. ¿Quién os ha metido en la cabeza la idea de que unos dioses deben destruir a otros?
Créeme, nada más despertar me vestí con presura y alcancé el mirador desde donde se advierte parte de nuestra costa y de las costas que hay al otro lado del océano. Para mi perplejidad, no supe de dónde había sacado yo que allí había una representación del gran Olímpico. Por aquella ladera solo crecen alegres las plantaciones de jacintos.
(Fotografía de Herbert List)
La guerra de los dioses, el mundo en peligro.
ResponderEliminarSaludos
LO malo de la guerra de los dioses es que sea la guerra de los mundos, Salud.
EliminarReacción inmediata a los acontecimientos destructivos presentes con pinceladas de pesadilla. Muy ingenioso.
ResponderEliminarMolt bé, por ahí iba el asunto y la intención.
EliminarZeus sabe de la inquina de los dioses, de su afán autodestructivo.
ResponderEliminarDe momento - siempre es de momento porque cada instante empieza y finaliza en sí mismo-. Me lo ha dicho una diosa: guárdate de los dioses que llevan por brazo una espada, azadón, martillo pilón o sierra eléctrica porque deberán cuartear, desmenuzar y descuajeringar hasta olvidar la parte humana que llevan dentro.
Las diosas saben, Amaltea, aunque algunas diosas se matan hoy por ser como dioses. Y entonces...¿tendremos que guardarnos también de las diosas?
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