Attis llora en secreto la muerte de su amigo. ¿Sólo llora? Desea también que en ese instante de dolor mueran sus recuerdos. Se le ha escuchado romperse en un clamor furtivo: no debiste ir, no debiste ir. ¿Por qué te dejaría? Quiere carecer de memoria. Olvidar cómo crecieron juntos. Ignorar su adolescencia compartida: los ejercicios del gimnasio, la caza, las tertulias iniciáticas, los juegos, los otros jóvenes, el lecho. Él era mi fuerza, ha confiado Attis a Tera. ¿Qué necesidad tenía de demostrarme otra cosa? ¿Qué oscuras influencias germinaron en su cabeza que yo no pude evitar? ¿Qué destino le poseía sin que yo me diera cuenta ni cuando estaba entre mis brazos?
Safo, detén la insensatez. Dicen que el joven se niega a aceptar la desgracia acaecida y quiere partir en busca de su amigo. Si le dejas, habremos perdido no solo otro joven sino la cordura.
(Fotografía de Vladimir Antoshenko)
Todo exceso de sensibilidad, en contra de lo preconizado, podría devenir en condena perpetua, algo mucho más grave que la propia muerte.
ResponderEliminarsuscribo
Eliminar=)
Bueno, no sé MJ...Muy joven escuché una expresión vengativa que me llamó la atención: de la cárcel se sale, de la muerte no.
EliminarLa sensibilidad ¿puede conducir a lo heroico?
Gracias, suscriptora Neo, jaj.
EliminarMe imagino que dependerá de una confluencia de circunstancias, como siempre.
EliminarDe todos modos obsérvese que he escrito EXCESO, no SUFICIENTE, ni BASTANTE..
los arrebatos son propios de la sangre joven ¡cómo bajamos los decibeles al pasar los años!!
ResponderEliminaresos arrebatos nos resultaron tropiezos casi irreparables ¡ey! no vayas Safo, ¡no!
abrazo
Arrebatos y direcciones equivocadas, pero que a veces hemos tomado por reconocernos, por creer que ahí estaba el sentido de las cosas...Cuando éramos jóvenes...Pero ¿lo hemos superado para siempre?
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