Si esto fuera un relato podría titularse el escultor que derribaba las estatuas. O que las dejaba a medias o que las quebraba o que las dejaba sin ojos o que cerraba sus bocas...Tal parecía que las hubiese echado abajo tras haberlas terminado antes en la mejor tradición de una belleza clásica. Pero el escultor las erigía, porque así lo había concebido, ya deconstruidas, ya afectadas por el accidente, en mayor o menor medida. El escultor sabía que las estatuas nacieron para ser efímeras, por mucho que los imperios que han sido quisieran hacerlas perfectas e imperecederas. Los avatares de ese tiempo humano al que llamamos historia se encargaron, con la complicidad climática, de que siguieran, probablemente sin tardar demasiado cuando no acto seguido, el curso de la caída de los reinados. ¿Cómo verían los pobladores asirios, persas, egipcios, griegos o romanos aquellas remedos de las divinidades y de los reyes que se levantaban para presidir un espacio urbano? Me figuro a los hombres -probablemente no todos los hombres, sino solamente los de las clases y castas elegidas- contemplando las estatuas exentas o los relieves monumentales, desde los que se hacía pedagogía del poder que es tanto como decir de la sumisión. ¿Las salvaba la estética o acaso, mejor dicho, el guiño de los artífices? Andando el tiempo, el significado determinante de las estatuas fue mermando, y en Occidente esa desvirtuación de su sentido se ha acelerado ya desde hace siglos. Hoy la estatuaria, en general, no sienta precedente ni hace catequesis ni dicta obligados sometimientos ni sugiere arrobamiento alguno. Las ciudades han escondido las esculturas, por más que las nefastas políticas municipales sigan metiendo en rincones obras en serie inexpresivas en su mayor parte y sin capacidad de comunicar algo al vecino de la ciudad. Cierto que hay excepciones. Cuando hace años vi en Palma una exposición temporal y callejera de lo que creaba el polaco Mitoraj, fallecido hace una semana, me pareció que la vieja idea de la estatuaria renacía. Pero no renacía para exaltar personajes ni evocar imperios ni cantar las realizaciones de los regímenes del pasado. Volvían a estar ahí para la reflexión personal. Porque, ¿hay meditación más honda sobre la existencia que la que viene sugerida por la caída?
Mi homenaje hoy a Igor Mitoraj, a ese artista que hizo nacer las estatuas ya caídas, que no muertas.
http://laantorchadekraus.blogspot.com.es/2006/08/dioses-y-hroes-cados-de-mitoraj.html
Querido Fackel, pese al pseudo-urbanismo que se nos propone en nombre de la modernidad, aún quedan artistas que "rompen el molde".-
ResponderEliminarTe cuento que en 2010 en Madrid, me saqué fotos con unos budas o personajes chinos hechos de metal, mejor digo a retazos de metal herrumbrado. Como eran tantos, me imaginé que representaban un "ejército de meditación", haciendo lo que nadie quiere hacer por hobbie, que es pensar
un abrazo
Ah, sí, lo recuerdo, un verdadero ejército en plan yogui y un barco herrumbroso; claro, este tipo de muestras son eso, exposiciones pasajeras de algún artista. No obstante, la función tradicional y antigua de la escultura quedó desvalorizada o relegada hace mucho. Quitando rincones urbanos y museos, que es donde mayormente se apiñan, las esculturas pasaron a mejor vida (es un decir) Me ha gustado esa idea de pensar como hobbie, yo traduciría como ejercicio entretenido de búsqueda. No sé por qué tiene tan mala fama el ejercicio de pensar frente al vacío de las meditaciones (algo que dicen que se logra pero que yo no he alcanzado aún)
EliminarCon esto del blogueo he caído en la cuenta que lo que mas valoro, por disfrutar enormemente con ello, desde niña, eso del pensar, de jugar con el pensamiento y la imaginación es de lo más "out". Como demostración mis matriculas en filosofía, algo innato, inmerecidas.
ResponderEliminarQuizás fuera por ello que desde enana me sintiera ajena a la sociedad, eso siempre. Menudo esfuerzo tuve que hacer para adocenarme y sobrevivir dignamente para pagar la deuda contraída con mis muy viejos, que se lo merecían. La maternidad ayudo en el empeño, habida cuenta lo absorbente que resulta en un entorno machista.
En resumidas cuentas que debo ser tonta del bote por no haberme caído antes del guindo, pero bueno, al menos ya no tengo que soportar presencias aburridas y puedo hacer de mi capa un sayo. Jajj además agradecida de estar derribada pero poder seguir jugando a pensar tranquila.
¿Por qué out? Si a ti te entretenía y te daba sentido, ¿qué importa si ha cundido en otras direcciones o no? Al final uno es solo eso: UNO que conviene ser MISMO. ¿Ves? Tu final de comment dice que lo has entendido.
EliminarCierto me importa un soberano rábano vivir out, es mas, tengo teatrito gratis, pero tuve una madre que siempre me tuvo agarrada por el cuello emperrada en que fuera de lo mas "in". Lo que ocurrió es que su engendro salió a su marido y ambos la temíamos. Imaginate qué lucha.
ResponderEliminarFortaleza de mujer, yes.
EliminarNot exactly. La capacidad innata de transformar lo aparentemente negativo en ventajas y aprender , lentamente, eso siempre. = un gran trígono de tierra, mucha.
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