"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 9 de mayo de 2014

Imaginario, 29.



Contemplo absorto un árbol de la vida, sorprendido por cómo el ramaje de piedra esparce sus frutos. Bufones y profetas vienen a mi encuentro, me extienden una mano y con la otra sujetan serpientes.



7 comentarios:

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    1. Resultaría muy difícil sobrevivir en estos tiempos sin esa inyección fustigadora de Friedrich, sí. Un abrazo, Loam.

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  2. Nada complicado para un encantador de serpientes, también fruto granado de ese árbol de la vida.
    ¿Reminiscencias del Génesis? ¿Tentaciones peligrosas quizás, inasumibles? Aunque es curioso que las serpientes vayan en este caso del brazo de los profetas cuya misión es exorcizarlas, y sean los que invitan en lugar de las serpientes mismas. Creo que una intuición muy certera.

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    1. Pensamos que los profetas han permanecido fieles a su rol, pero vivían traicionando hasta sus propios impulsos. Además el título se lo han otorgado los escribientes que han llegado después, guiados por las manos de los todopoderosos...clanes. Siempre me cautivaron ciertas síntesis (siempre reduccionistas y encauzadoras de conciencias) con la forma del árbol. Ahora habría que rehacer las formas y acaso actualizar el fondo, con lo que la naturaleza observada nos va enseñando.

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  3. entonces, estás a punto de pecar, (ojo la manzana)
    salut

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    1. Pequé hace tanto y tan intensamente...que probablemente ya estoy purificado, jej.

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  4. La solemne, silenciosa luna.
    reverbera la armonía viva en mis brazos y piernas.
    Los pájaros y los animales se regocijan y juegan,
    Y cada cual busca su pareja para deleitarse en su más secreto gozo.

    Furiosos y terribles se divierten y encolerizan al mar inferior.
    El mar levanta su cabeza desgreñada,
    y perdido entre infinitas alas susurrantes, desaparece con un grito.
    El evanescente grito siempre está muriendo,
    y la voz viva, siempre está viviendo en su más secreto gozo.

    William Blake

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