En la escuela nos contaban que los arquitectos hacen casas. Contar viene de cuento. Servía al menos para que dibujáramos casas y el alumno más avezado incluso calles. ¿Se trataría de un futuro profesional en ciernes?
En la escuela nunca nos hablaron de los urbanistas, una raza vinculada a arquitectos e ingenieros. No nos hablaron porque, aunque existían, con todas sus deficiencias y límites, si eran cuerdos y racionales no se les hacía caso. De los urbanistas destrozones qué comentar a estas alturas si ya hemos visto los resultados de su sapiencia.
También nos contaron que aunque las guerras lo destruyen todo -era tan obvio que no se podía ocultar- la disposición de los profesionales procuraban de nuevo la reconstrucción. Cuánta bondad. Por supuesto, no nos contaron que el negocio de la construcción es parte añadida -para el final, eso sí- de las devastaciones bélicas.
Tampoco se nos habló de los especuladores, aunque el término era pronunciado en voz baja en los corrillos de los mayores más cualificados. Los especuladores no tenían titulación alguna, pero, paradójicamente, fueron los que manejaron el cotarro y sus criterios (es un decir) fueron en muchas ocasiones decisivos. Aliados, eso sí, con los poderes públicos. Cuántos de estos pondrían el cazo para recibir su parte del botín.
Axioma: Toda construcción nueva exige una destrucción previa. Ésta puede ser, o bien demoliendo núcleos de población u ocupando suelo virgen sin mayores consideraciones. El suelo virgen de la naturaleza ha sido violado monstruosamente por la fiebre inmobiliaria, modalidad delictiva cuya figura jurídica no ha existido.
También ha cundido la construcción de reforma. Eufemísticamente las han llamado rehabilitaciones, recuperaciones de edificios nobles, etc. A veces no se ha pasado de un fachadismo mortal, pues los interiores de muchos edificios que había que haber protegido sucumbieron sin mayor consideración. Business es business al precio más bajo para obtener el máximo beneficio.
He visto levantar barrios y barriadas enteras nuevas en mi ciudad de calidad dudosa por no decir penosa y pésima, tras destrucción previa -vía pacífica, de mordaza cívica, cómplice e impune- del casco antiguo, derribando edificios históricos singulares y mercados y parques y trazando viales de dudosa necesidad.
Capítulo aparte merecería considerar los negocios de las instalaciones clericales. Está por saberse el beneficio obtenido en oscuros negocios, por parte de aquellos cuyo reino dicen que no es de este mundo. Y a costa de qué vecinos, qué ciudadanos y qué entornos urbanos han mantenido o procurado sus construcciones, en muchos casos faraónicas. ¿Han oído ustedes, dicho sea de paso, hablar de las inmatriculaciones a la carrera de bienes inmobiliarios o rurales que no fueron de la Iglesia pero que quieren amarrar, no obstante no sea su reino de este mundo?
Ya sé que El Roto eleva aquí a categoría de arquitectos a los destructores de ciudades enteras vía militar. Imagino qué apetentes para los buitres de la guerra y la posguerra se habrán vuelto las ciudades sirias de Alepo, Homs, Haffet, etc. O Bagdad, Basora, etc. en Irak.
Axioma contundente: toda guerra trae miseria para muchos -pérdida de bienes, de hábitat, de ciudad, de trabajo, de raíces- pero abre perspectivas de paz halagüeñas para unos pocos: las grandes empresas que construyen ciudades, puentes, diques, etc. Bueno, no soy precisamente el que más sabe de esto. La culpa de estos aforismos la tiene El Roto, el primer intelectual español y además INCORRUPTIBLE.
La lista de aforismos está abierta. El que quiera aportar, que lo haga.
(Por supuesto, la viñeta es de El Roto, hoy en El País)
Estos días, en que empieza a oler de nuevo a destrucción en el este, he pensado en estas cosas, en los pingües negocios que se dan después de una guerra. Y me viene como tantas veces la idea de lo poca cosa que somos los humanos, y de nuestra capacidad de crear dolor y sufrimiento. Y me da rabia. Y a pesar de todo, también soy capaz de ver la otra cara, nuestra capacidad de crear belleza ... y me mareo entre los dos polos, el horror y la belleza...No sé. Gracias Fackel por tus reflexiones y la compañía en que me siento...
ResponderEliminarYa somos dos (seguro que más) los que nos perturbarnos por esa dicotomía que nos acompaña entre horror y belleza como dices. Naturalmente hay que ver las dos caras. En la zona del mundo en que vivimos y por resultado cíclico tendemos a ver la realidad solo por el lado positivo, no sé si siempre advertimos lo suficiente la belleza, pero no estamos libres de su opuesto. Carpe diem mientras, pero construyendo lazos entre los de dentro y los de fuera, de lo contrario no nos librará ni Zeus (o menos que nadie Zeus)
EliminarEs indignante lo de los salvadores que primero provocan la destrucción y luego ofrecen su ayuda, ja, como detalle generoso de su parte, y lo peor es que mucha gente se lo cree.
ResponderEliminarEn cuanto a la Iglesia, lo de mezquita catedral o algo así, es otra manipulación que no deberíamos consentir, me parece el colmo de la desfachatez.
Un abrazo Fackel.
Pd. dejo un aforismo sobre algo que abunda demasiado, la codicia desmedida.
- No se puede repicar y andar en la procesión -
Tras las guerras hay muchos más negocios de los que nos pensamos. Las ideologías, civiles o religiosas, a veces son la excusa; los fanatismos, una patraña; el patriotismo, un cuento necio...las sociedades son manipuladas ampliamente, tanto en la paz como en la guerra. En cuanto a la Iglesia...no tiene nombre. No se trata solo de la Mezquita, sino de muchos bienes que han sido de pueblos, ayuntamientos o de uso comunal de los que ellos se han apropiado vía Registro de la Propiedad, porque sí. Te paso un enlace de gente valerosa que les planta cara:
Eliminarhttp://plataforma-ekimena.org/
Un abrazo, Ana. Espero que sigas bien.
No estaba al tanto de las inmatriculaciones de la Iglesia, he entrado en el enlace que pones y me he quedado perpleja, para tener su reino en el otro mundo hay que ver como amarran todo lo que pillan en éste. Menos mal que hay plataformas que se enfrentan a esos desmanes privatizadores, es insufrible ver como se pretende hacer negocio de todo.
EliminarEn cuanto a mi, voy tirando, asomo poco por la red porque últimamente mi familia me absorbe la mayor parte del tiempo, pero siempre es un placer acercarse por estos lugares. Un abrazo Fackel.
Sí, Ana, sí, siempre nos hemos topado con la entidad más propietaria de la historia de España, y no sueltan amarras, no. El negocio de la fe es mucho NEGOCIO en este mundo del que harían siempre más Reino, si se les permitiera, y mira que ya tienen bastante.
EliminarGracias.
Lo acuña muy bien Naomi Klein con lo del capitalismo del desastre.
ResponderEliminarY completamente de acuerdo en tu apreciación de El Roto, algo que defendido siempre ante quien quisiera escucharme.
Quiero ser algo optimista, no va a haber guerra. No veo a la OTAN apoyando a un desangelado gobierno de Kiev contra las tropas rusas para recobrar Crimea, no obstante sí veo una estrategia agresiva EEUU-OTAN y FMI para desetabilizar la zona y debilitar a la federación rusa. Pero le veo corto alcance: ya han logrado que Putin pierda pieza. Y Putin ha respondido de la manera más racional ante el agresivo envite dados sus intereses y potencia.¿Y ahora qué?
Teatro de gestos y negociación a cuchillo. Pero no guerra.
(Te seré sincero, suelo acertar siempre salvo alguna cosa...)
Probablemente sea o vaya a ser como dices, según leo en los medios. Pero ¿no te parece que es un enfrentamiento más o menos desigual entre bloques, como de costumbre? Esto de tener que vernos alineados los ciudadanos con uno de ellos solo porque pertenecemos a su órbita geoestratégica no habla en favor de nuestra libertad, pero el otro, persiguiendo afanes imperialistas también desde hace siglos, bajo distintas formas de gobierno tampoco me place.
EliminarLo que pasa es que estás muy informado y tu personal oficina también geoestratégica se la supone con buena fuente, jej. Salud.
La historia se repite, siempre! Mientras existan especuladores (intereses económicos) siempre habrá destrucción, guerras... Me suscribo totalmente a lo expuesto en tu texto. Me encanta tu blog, por aquí me quedo. un saludo.
ResponderEliminarLos historiadores serios dicen que lo de que la historia se repite es un tópico. Que dos veces, ya decía Heráclito, no pasa dos veces el agua por el mismo río. Se ve, eso sí, que permanece el cauce del río y que las aguas se nutren de las mismas fuentes, en este caso, de la naturaleza humana: su lucha por la vida, su agresividad, su competencia, la utilización de la técnica para el desastre y la imposición (también para el bien, pero a veces queda en otro plano), etc. Y encima se reproduce esa naturaleza -individual y colectiva- en el marco de un sistema que, con sus variantes, busca el predominio del mercado, del beneficio de las minorías, ya sabes us nombre. Gracias por pasar, eRRe (curiosa reivindicación de la enérgica y rugidora letra)
EliminarEn la escuela se habla poco de la vida...
ResponderEliminarQué triste, ¿no? Y en estos tiempos tan virtuales...
EliminarEste bucle perverso de la destrucción/reconstrucción premeditada me ha recordado lo que irónicamente decía Umberto Eco de la gallina y el huevo: "La gallina es el medio que el huevo utiliza para reproducirse". Viene también a mi memoria la escena de la noria en la película El tercer hombre... Da la impresión de que las masas son el medio históricamente utilizado por los malvados para reproducirse.
ResponderEliminarSalud, amigo Fackel.
Probablemente. Las masas siempre son útiles pata los canallas (cuanto más tontas, más útiles) Impresionante el tema de El tercer hombre, me gusta verla de vez en cuando. Tiene algo de aquello que se decía: la paz empieza nunca más que de la guerre c'est finie...
EliminarSalud y paciencia y resistencia.
Hay una raza de poderosos que han hecho de la destrucción su negocio, desde los bonos y préstamos de guerra hasta los vendedores de armas... Éstos buscan el caos, porque en él está su medio de sustento... Una desgracia que creamos sus motivos "bienintencionados" para alimentar el conflicto. Ucrania es el último ejemplo.
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