Probablemente no tenga mucho que ver lo de ahora con Alexander Nevsky. Los tiempos no son los mismos, los enemigos no llevan los mismos nombres, la situación internacional y, más en concreto, del mapa europeo, es diferente. Pero ¿seguro que algo en todo ello no se parece? ¿Acaso las viejas apetencias han desaparecido del todo? ¿Acaso no hay hoy día también otros bloques que se tientan osadamente, se pulsan con dureza, se observan con desconfianza, se miran con ferocidad contenida? ¿No han estado presentes o solapadas viejas aspiraciones expansionistas en alguna de las naciones? Lo que nos parece que no va a suceder, sucede. No es que la historia se repita, es que anteriormente las viejas pugnas se cerraron en falso. Es que algunos siempre ven nuevos motivos. Es que la política y los mercados se atraen y se repelen constantemente, se alían y se enfrentan, se nutren y se desplazan y, en ocasiones y circunstancias, acompañados y azuzados por los viejos farsantes que viven de la religión. Nos cuesta entender. No es fácil reducir en nuestros análisis superficiales la historia y realidad presente de extensiones territoriales amplias y complejas, política y económicamente hegemónicas en ciertas zonas del globo, a una mínima expresión. El riesgo permanece, la amenaza late. ¿Será que las sociedades, tan plurales y enconadas en la defensa de intereses, no saben resolver las cuestiones por las buenas? Me temo que siempre hay en esta vida vencedores y vencidos, y que los vencidos de hoy pueden ser vencedores del mañana. Una rueda de Tántalo cruel, cruenta,que solo sabe de rodar hacia el abismo, conduciendo en su tortura incluso a los inocentes. Pero ¿hay inocentes todavía?
(Nota. Qué belleza estética la de la película de Einsenstein, que presta aquí algunas de sus escenas, y qué belleza la composición de Prokofiev...ambas aportaciones toda una contribución en su tiempo al nacionalismo panruso, versión Stalin)
La historia se repite, siempre sucede porque las naciones están dirigidas por demagogos totalitarios.
ResponderEliminarUcrania camina en el filo de la navaja. Y esta vez Europa no puede limitarse a mirar lo que pasa, como ocurre en Siria.
Otra vez la guerra fría aparece en el horizonte; espero no ser un agorero pesimista y ojalá me equivoque.
Un abrazo y excelente reflexión tu entrada de hoy.
La historia rueda bajo las premisas más primitivas: el interés de unos pocos, el conflicto que se generan los pocos de una zona del mundo con otra o de un país con otros, la necesidad que sienten de ampliar dominios...y todo ello aderezado por sus recursos de control, ya sean militares, financieros o electorales, y en eso último la demagogia y la falsedad están a la orden del día. no hay más que verlo. Tal vez esto de ahora quede en un pulso más,que también es avanzar peones y las cosas no vuelven a estar ya igual.
EliminarGracias, y preocupado, naturalmente.
El peligro está latente. El panorama se presenta como en la guerra fría, con unas diferencias de matiz que abundan en lo peligroso. Hoy los dirigentes políticos son de peor calidad que los de entonces, son más incultos y con poco conocimiento de lo que debe ser la democracia y la concordia y otra diferencia es el poder excesivo de los mercados, hoy la economía globalizada ha ganado el pulso a la política y el conflicto será llevado de aquí para allá según los intereses del mercado, las multinacionales y el enorme poder económico, en definitiva lo que diga el Club Bildeberg
ResponderEliminarSalud
Esa mediocridad de los dirigentes, reflejo de la existente en la sociedad, me preocupa mucho. Es un caldo de cultivo para barbaridades superiores. Siempre las poblaciones autóctonas pagan las ansias de los dirigentes y mercaderes que les gobiernan, antes que nadie. La política no solo es subsidiaria de las corrientes de macroeconomía y oligárquicas, sino esclava. Ese club siniestro, que la gente debería conocer más.
EliminarAh, añado: no albergo ninguna esperanza.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Pero disimulemos un poco, anda, siquiera para no amargarnos antes de tiempo.
EliminarMe temo que función de la guerra no es otra que la del efecto que provoca: destrucción y muerte. Cuando los recursos empiezan a escasear el ser humano siempre llega a la conclusión de que el enemigo es el otro y el genocidio propio o ajeno es la consecuencia lógica. La única esperanza es la razón y la restauración de los recursos, la simbiosis con el medio. Peor que cometer errores es no aprender nada de ellos.
ResponderEliminarUn saludo
No es solo que los recursos escaseen, que algunos van ya por ese camino, es sobre todo que los oligarcas no renuncian a sus negocios tradicionales. El problema de las sociedades es también y, a veces de modo decisivo,un problema de Poder.
EliminarUn premio Nobel de la Paz desmantelando la federación rusa y la democracia venezolana, atacando simultáneamente gaseductos ucranios y el petróleo en manos equivocadas.
ResponderEliminarGuerra fría y devolución en caliente de territorios.
Ucrania y ucronía.
Certero tú, Zenon, pero me temo que nos van a vender un enemigo que hoy acaso no es, pero que puede acabar siendo si a los fabricantes de guerras les va que sea. Guerra perpetua, por si lo habíamos olvidado.
EliminarBonito juego el de los ucranios y ucrónicos, ¿será lo mismo?
Por cierto, Zenon, ¿acaso has leído este artículo?
Eliminarhttp://blogs.publico.es/puntoyseguido/