viernes, 6 de diciembre de 2013
...nos hizo más libres a todos...él y multitud de anónimos lo consiguieron pagando el precio de la propia vida...¿nos mantenemos en el camino? ¿o nos estamos traicionando?...un gesto para una actitud, un desafío para un paso adelante, una seña para sostener una conducta...
(Fotografía tomada del periódico Le Monde)
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La historia necesita hombros dispuestos a cargar su peso. Mandela es uno de esos ejemplos vivenciales que hacen más digna nuestra existencia. Así que me adhiero a tu homenaje textual. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, José Luis. Yo era muy joven cuando empecé a saber del calvario de este hombre. Apenas llegaba el eco del apartheid hasta aquí y pocos sabíamos de la existencia de Mandela. Recuerdo que en nuestra precariedad de medios llegamos a escribir en hojas rudimentarias y clandestinas sobre la explotación en Suráfrica y ya mencionamos a este personaje. No tenía el impacto de una imagen que venía desde Bolivia entonces pero probablemente tejía hilos con mejor fortuna. ¿Será que al final sobreviven los fuertes de espíritu? Un abrazo.
EliminarFackel, que lástima que se nos vaya el únoco que tenemos, cuando precisamente necesitados 200 en cada pais.
ResponderEliminarSaludos.
Que se nos pegue algo, Josep, a cada cual, tal vez un pequeño injerto pero multiplicado por el número de quienes lo tomemos alcance objetivos superiores...las cosas no son nunca solo por un líder...
EliminarSakudos.