Me he pasado toda mi vida imaginando el domingo que me hubiera gustado tener, dice.
Le miro con extrañeza, él lo advierte. Tentado estoy de preguntar: ¿cómo te hubiera gustado o te gustaría pasar el domingo? Pero con él es mejor callar.
Todos los domingos de mi vida han sido días tan activos o más que el resto de la semana. Cierto que en otros quehaceres. Pero no sabría decir si estos han sido más intensos durante las jornadas de trabajo o en este sacramentado festivo. No ha habido cabo suelto nunca en nuestras vidas. Nunca. No sé bien quién nos colocó los zapatos, quién trenzó los cordones, quién nos los ató, pero los comportamientos del domingo han sido siempre productivos.
¿Productivos?, me sale sin control, por la sorpresa.
Más productivos que la otra producción. Siempre han venido a completar el ciclo, cerrar los flecos, atar los cabos que he dicho antes. Al ejercitar otras cosas creíamos ser diferentes. El hombre laboral de la semana quebraba por un día para dar paso al hombre meteco que tampoco puede disponer de su libertad.
¿Qué paisaje sigues deseando para el domingo?, no aguanto más.
El que me sostiene, dice. Pasar todo el día descalzo de aquí para allá. Sentir las piedras, la tierra, las baldosas, la madera...Como mucho otra carne. No me interesa el perímetro ni si avanzo ni retrocedo. Sólo poseer la sensación. El paisaje siempre debe ser sensación. Cuando lo quiera ver será demasiado tarde, recalca.
¿Puedes creer que existen personas a quienes los domingos les pesan? Mis domingos suelen ser para visitar (personas, paisajes, interiores propios)...
ResponderEliminarClaro. El tema es que los domingos suelen ser de obligado cumplimiento. Y a lo largo del tiempo cumplen demasiadas cosas obligadas. Críptico, ya lo sé.
EliminarLas tardes de los domingos, sobre todo en otoño, melancolía pura. Con los comercios cerrados todo parece quieto y sin alma. ¿Sin alma?, me ha salido sin control. ¿Estoy pensando que los comercios son el alma?, en esta tarde de domingo, melancolía pura, he llegado a creer en el alma.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Lo que tú reclamas es el swing, no sientas remordimientos.
EliminarSalud.
Eso de asociar el domingo al descanso suena muy bien, pero todos los días de la semana hay que hacer un trabajo no remunerado que no entiende de ocio: hacer la comida, poner la lavadora, recoger, limpiar... . Si vives sólo no es sencillo, pero en pareja y sobre todo con hijos, lo del domingo descansado me suena a chiste. Parece que hay un gen que hace a las mujeres, trabajadoras o no, especialmente dotadas para las obligaciones domésticas, que en mi opinión no tienen nada de lúdicas.
ResponderEliminarEspero que no te importe que haya derivado el tema hacia otros derroteros. Me encantaría decir que mis domingos son para hacer lo que me place, pero no es el caso. No sé si es exagerado hablar de domingos de hombres y domingos de mujeres, pero por ahí van los tiros, je, je, escobazos más bien, cuando la pareja se desentiende.
Saludos.
No, no, cada uno hace la lectura que quiere del tema. Por supuesto, no andas descaminada cuando planteas el asunto por ahí, más bien muy acertada. No es el caso de todos. Pero incluso en otras órbitas de la vida el domingo no ha sido sino una prolongación del estrés.
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