Aquella noche la sabana rugió como nunca antes se hubiera escuchado. Los límites de las reservas se expandieron. Los cotos de caza se vaciaron de safaris. El corazón de las ciudades se pobló de sombras que se desplazaban firmes y amenazadoras. De las paredes de mansiones y clubes unos zarpazos anónimos abolieron la humillación de los antepasados desprendiendo los trofeos. Las jaulas de los zoológicos fueron abiertas por garras secretas. El cielo fue sobrevolado por la imagen de seres fantásticos alados. La tierra tembló con grandes alaridos. Su superficie fue un agitado chocar de pisadas veloces. El sotobosque se liberó. La constelación se dibujó en el firmamento con más precisión que nunca. Al amanecer, el sol mostró una intensidad nada común en un día cualquiera. Orto y Ocaso ajustaron sus distancias. Los hombres salvajes corrieron a esconderse en las grutas primitivas o se precipitaron a los abismos. Los cultivos fructificaron dadivosos y el agua convirtió en regiones feraces los desiertos. Todas las especies animales salieron de sus hábitats para entonar una marcha coral. Los hombres que aún encarnaban la dignidad reclamaron los viejos símbolos e invocaron la virtud. Mencionaron el valor, la pasión, la generosidad, la madurez y la nobleza. Y ellos volvieron a habitar el planeta y a procrearse.
Según la Fundación LionAid, actualmente el número de leones en África es de 15.000, cuando apenas hace treinta años era de 200.000 ejemplares.
Camille Saint-Saëns. Carnaval de los animales. El león.
La venganza de la Naturaleza...sé que sola lograra re-establecer el equilibrio.
ResponderEliminarSaludos.
Neo. Pero nuestra especie es parte de esa Naturaleza y muy influyente, determinante y ejecutante. ¿Se restablecerá?
ResponderEliminarUn abrazo.