domingo, 7 de agosto de 2011
siete de agosto
Cada fabricante lanza sus productos y pone en marcha la publicidad que los venda. No sé si a exigencias del mercado (los fabricantes se piensan que los consumidores estamos ávidos de comprar y como saben que muchos padecen del síndrome del consumo no cesan en sus elaboraciones incluso innecesarias) o como iniciativa propia que si cala, cala, y si somos tontos es nuestro problema. Un anuncio emitido por un cardenal español, reproductor de mitos ya fabricados y obsoletos, dice: El problema de Europa no es la crisis, sino olvidar a Dios. Miren por dónde el anuncio me hace dedicar un instante de atención, lo cual es un mal síntoma porque mi tiempo es tan áureo como el de Botín o el de Razinger.
La publicidad trata precisamente de eso, de que dediques un minuto al mensaje. Y si éste se queda en el subconsciente ya ha cumplido su papel. La publicidad no va dirigida al consciente del hombre, porque entonces no sería publicidad, no buscaría la persuasión o, mejor dicho, la sugestión. La conciencia analítica del ser humano puede poner patas arriba las pretensiones publicitarias y mercantiles. El anuncio citado destaca su producto estrella. Luego tiene otra elaboración a la que llaman Amor, pero hablan menos de él últimamente, puede que porque sea más equívoco y no todo el mundo lo entienda en un planeta de relaciones enconadas y poco clementes. Y donde el afecto y la sexualidad desplazan cualquier otro modelo de fe con harta y espontánea facilidad.
Hay más productos de ese mercado llamado catolicismo. Y de pronto me acuerdo de uno afable, bondadoso y con el que resulta difícil no congeniar denominado la Virgen. Pero tengo la sensación de que este producto es más equívoco aún, que los tiempos de liberación de la mujer y de conciencia de los hombres ha revitalizado un papel que puede resultar molesto para los fabricantes. Cuando no rebelde y volverse contra ellos. Sabido es que, no en vano, el origen de la Virgen está en épocas anteriores a las religiones del Libro. No en balde los hombres supieron honrar a la verdadera divinidad: lo fértil, lo fecundo, lo transmisor, la Tierra. Las culturas urbanas originadas tras el Paleolítico siguieron reconociendo el valor de la verdadera procedencia de la vida. Descubrieron, pues, a la Diosa. Si los del Libro, y muy especialmente el catolicismo, pretendieron domeñar y domesticar el símbolo, lo consiguieron de mala y deficiente manera. Con mañas muy arteras y manipuladoras hicieron de la verdadera divinidad ancestral, la femenina, una rendición. O mejor dicho, una suplantación. El género dominante tenía que ser el macho, pues no faltaba más.
Respecto al anuncio del cardenal…que le vayan con esas historias a Trichet y al Banco Central Europeo, al FMI, a Durao Barroso y a las finanzas e industrias internacionales. Y naturalmente, a los exportadores del petróleo. Igual le creen.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si,trataron de domesticar y cristianizaron prácticamente toda la simbología que pudieron, alguna evidentemente llegó intacta, como una valiosa herencia testimonial hasta nuestros días,sigue viva en las piedras talladas de iglesias y catedrales.
ResponderEliminarCada día tienen mas complicación en vender sus productos...no te da pena?
No puedo evitar sonreirme, no sabes bien todo lo que tenemos en común, a nivel profundo, porque en apariencia y demás formalismos seguramente seamos diametralmente diferentes. Para empezar, allá por 1991-92, en plena crisis existencial, tras haberme empapado de diversas cuestiones, entre ellas la masonería, las cuales ya se me olvidaron pero que, evidentemente, dejaron su poso, escribí "un libro" a modo de terapia, impublicable, infumable, basado en sueños, ensueños, inconsciente y emociones. Lo titulé "En Esencia, desnudos", y en el colmo de mi atrevimiento lo firmaba como AnnaLogos. Ja,ja, hay que ver qué atrevida es la ignorancia. Lo cierto es que la diosa interna se estaba pariendo a sí misma tras avatares vitales de diversa consideración, la mayoría muy vulgares.
ResponderEliminarHay un capítulo acerca de un sueño sobre la muerte del padre, no exactamente del mio, que está recogido en alguna entrada de las más de setecientas del blog, ah y otra sobre la del mío, a los 30, que supuso entonces una experiencia crucial pues me abrió la caja de pandora.
La primera la buscaré y te la pondré a modo de comentario en la anterior entrada.
En cuanto al tema de "ventas" sobre el que escribes, pues mira, es que mi mejor amigo de la facultad de filosofía era cura y homosexual. Eramos íntimos, como hermanos, se enamoró de mi novio y nos tuvo que casar. Con esto te haces una idea de mi trato con el clero, siempre les tome muy poco en serio, dado que me educaron en un colegio anglosajón y nunca me he tomado nada demasiado en serio hasta que rindiera sus buenos frutos. Por sus obras les conocereis ¿verdad? y ahí estamos todos incluidos, las máscaras, bah, solo máscaras, todos las necesitamos de algún modo u otro, salvo que te vuelvas más rebelde aún si cabe, irredent@ absolut@ y se te vaya la pinza y te pienses que es un incordio, que ya no la necesitas.
Mare meua, la que te ha caigut, lo millor será que te pilles una cadira. Peton.
Mientras seamos hombres, La Tiera es la Gran Madre. Si algún día llegamos a ángeles, ya veremos. Saludos.
ResponderEliminarEs que no hay que olvidar que ellos llevan más dos mil años viviendo como Dios, y eso es una toda una lección para los mejores analistas de marketing que pueda haber.
ResponderEliminarUn abrazo.
Balbi, como el tema del cristianismo es antiguo y prolongado, no resulta fácil sintetizar su historial. Además, han tenido muchos altibajos en sus consideraciones. Muchos de los dogmas que se defienden ahora son recientes. Yo sí que creo que la historia, o mejor dicho, el mito de Cristo supone el desplazamiento total de las divinidades anteriores. Casi todas iban camino de fenecer, pero curiosamente las vinculadas a las diosas persistieron incluso siglos después de que el cristianismo se impusiera. Lo que hizo la Iglesia fue integrar las creencias y vincularlas a la imagen de la Virgen, en un intento desvirtuador y superador. Tema largo.
ResponderEliminarGracias por comentar.
Estimada AnnaLogos, me alegra saber que los devaneos y pretensiones de uno en sus búsquedas no son sólo producto de su calenturiento cerebro en busca de lo improbable. En ese sentido, tus confidencias a lo público me quitan complejos. Te tendría que haber consultado en aquel momento de inspiración, jaj.
ResponderEliminarCada cual de nuestro tiempo tiene sus experiencias sobre gente del clero que ha conocido. Yo traté bastante a los curas obreros, por otra parte muy rompedores, aunque todos acabaron lógicamente extraportas de la Eclesia, por aquello de ser disidentes, trabajar, interesarse por la gente de los barrios, organizarse sindical y clandestinamente y ser rojos. Mi impresión es que todos acabaron algo tocados porque, si algo posee un ente como el cuerpo clerical es una esquizofrenia más o menos contenida. De alguno de aquellos amigos curas sé que estuvo en psiquiatrías varias. Otros, bastante integrados ahora mismo. Y recientemente he visto a uno por internet que anda dando el callo en Guatemala, por libre, y acabará mal por defender causas que le enfrentan con las autoridades.
Mateo, así es. La Tierra en cuanto a inmediatez, el Universo también. Nos hemos olvidado de que seguimos siendo hijos del Caos, y acaso por esa razón nos pasan las cosas que nos pasan. Es un decir.
ResponderEliminarCarlos, contundente axioma. No necesita demostración. Creo que está claro para todos. Un matiz: en muchas partes les seguimos manteniendo. Triste y vergonzoso.
ResponderEliminarPues igual sí, no en vano la iglesia católica es la confesora y expiadora de buena parte del poder...
ResponderEliminarUn punto de vista sumamente inteligente, Ataúlfa. Podría ser, pero me aterra pensarlo. Sería la Santa Alianza multiplicada.
ResponderEliminar