"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





sábado, 5 de febrero de 2011

Mi ojo / 15


He cogido la caja de las carpas. Si mamá se entera no le gustará. Necesito leer de nuevo algunas cartas. No las de papá, que ya hemos leído con frecuencia entre las dos y nos las sabemos de memoria. Cuando he desplazado el separador, la parte inferior del estuche estaba casi vacía. Apenas había un sobre con unas facturas sobre algo que no entiendo, unos certificados de magisterio y varias fotos de donde vivió antes mamá que ya conocía. Una no. Una no estaba últimamente aquí. Es de un hombre joven y guapo, y tiene por detrás una dirección de Osaka-shi. Eso debe estar lejos de aquí. No sabría decir si es una fotografía de ahora, pero ¿cómo ha llegado hasta la caja china?

Las pisadas de mamá han sonado en el jardín. Rápidamente he cerrado la caja y justo me ha dado tiempo a meterla en el armario. Apenas me acababa de sentar a aparentar que estaba repasando los deberes cuando ha entrado. Llegaba agitada pero con aire de satisfacción.

- Michio se ha ido ya. Le llevé muda y un traje de papá. Se ha aseado, le he ayudado a cortarse los cabellos largos y a rasurarse. No tenía pinta alguna de anacoreta, parecía más bien un oficinista o un comerciante. Creo que así podrá pasar desapercibido. Ah, también le he dejado la cartera que tu padre llevaba para dar clases.

No he podido contenerme. Puede que papá no esté, pero dentro de mí continua y sus cosas me le recuerdan cada día.

- ¿Cómo has sido capaz de prestarle la cartera de papá? ¿Qué dirá cuando vuelva y no la encuentre? ¿Qué tiene ese hombre para que te preocupes por él de esa forma?

Mamá se ha quedado estupefacta y confusa. Ha permanecido callada y en tensión. Se ha ido a preparar algo de cena. No he dejado de pensar en la fotografía del hombre de cuidada barba que hay en la caja. Crece cada vez más esa sensación de que todo el mundo oculta algo. ¿Será también parte de esas conquistas que dice el Emperador que debemos consolidar por las tierras y los mares del continente? Todo se vuelve complicado y silencioso.





(Eikoh Hosoe, fotografía)

4 comentarios:

  1. gracias por deleitarnos con este relato, un besin de esta asturiana.

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  2. Gracias a ti, por aguantar la tira. Salud.

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  3. Extraño y bonito relato, me gusto mucho.
    Un saludo!

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  4. Bienvenida, Linuxi. Gracias por pasar y leer. Y por tu impresión. Puedes opinar libremente.

    Salud.

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