En el sueño hay una niña que da de comer a una serpiente. La niña la sujeta sobre su regazo. La piel del animal es un dibujo de losanges brillantes. La niña peina de vez en cuando las escamas de la serpiente con sus deditos. El reptil permanece impasible, como es costumbre, pero la niña sabe que está muy atento a sus caricias. La niña le pone en la mano algunos bichitos y la lengua ágil de la serpiente los atrapa en un visto y no visto. A la niña le produce cosquillas el leve lametón del animal y retira la mano deprisa. Cuando queda libre la mano con la que nutre a la serpiente la niña se pone a contar las escamas de la piel. En el sueño la niña mira absorta el agua del arroyo que hay a sus pies. Las aguas del río no se mueven, como tampoco la serpiente se altera. La niña siente el peso de la serpiente sobre su cuerpecito, pero no la teme. Además la está cogiendo cariño y por nada del mundo quiere que el animal se ponga en acción y la deje plantada. Hay pájaros sobre las ramas de los árboles de la orilla del río, pero parecen dormidos. Al rascar la piel del reptil la niña siente una sensación rijosa. Se estremece pero no rehúye la sensación. Le da gusto pasar la mano por aquella superficie de la que apenas logra abarcar un tramo. La niña ve cómo una rata de agua salta desde su covacha al río. Al caer no se oye chapoteo alguno. La rata, en lugar de deslizarse a través de la corriente, se hunde en la oscuridad de la ciénaga. En el sueño no corre el aire y tampoco llegan sonidos de animales. Sin embargo, la niña advierte ojos que escudriñan tras el ramaje del bosque bajo. Bandadas de insignificantes insectos aparecen de vez en cuando en torno a la niña y a la serpiente. La lengua doble del reptil se agita hasta hacerse con varios de esos diminutos seres y todo permanece parado de nuevo. La niña se queda absorta contemplando la agilidad de la serpiente para cazar el alimento. Ahora la niña siente que la serpiente se mueve y cambia ligeramente de posición. Coloca más cerca de la niña otra zona del largo recorrido de su cuerpo para que la mano de la criatura siga arañando sus escamas. Es un arte contar las innumerables escamas de una serpiente viva y no se sabe de nadie que lo haya logrado de forma táctil. Hay que tener mucha paciencia y hasta un método. La niña tiene ambos recursos. La calma y el calor que la niña transmite al animal son el secreto del arte de la niña. En el sueño, mientras la piel de la serpiente es restregada por las manitas de la niña, la niña le canta una nana al animal. La niña no se sabe todas las nanas, pero canta aquellas que recuerda y se inventa otras. La serpiente no conoce ninguna, pero escucha con aparente impasibilidad la voz arrulladora de la niña. La serpiente no está acostumbrada a que le canten nanas. La niña cree que a causa de su voz envolvente y de la calidez de las caricias la serpiente se está durmiendo. Pero nadie sabe bien nunca cuándo duerme una serpiente. El animal se encuentra tan mimado que, de haber llegado alguien en ese momento a molestar a la niña, hubiera saltado como un guardaespaldas. En el sueño se produce un instante de pánico en que la niña va a cambiar de postura porque se le ha dormido una pierna y no encuentra una parte de su cuerpo. Medio torso, una de las piernas y un brazo no aparecen por ningún lado. La niña mira fijamente a los ojos de la serpiente y la serpiente también mira a los ojos de la niña. La niña exige una respuesta a la serpiente. La niña vence con su mirada a la mirada del animal y obliga a éste a bajar la cabeza. La noche ha caído del todo y la niña se contempla a sí misma aprovechando la luz del plenilunio. La niña advierte que le nacen pequeños rombos escamosos sobre la parte de la piel que aún conserva. La niña nota también que se va quedando muy fría pero que el frío no le resta fuerza. La niña expande varias veces la lengua fuera de su boca como si quisiera pillar el aire. La niña sigue cantando nanas a la serpiente, pero con menos energía. La niña está inmóvil pero despierta. Hay una quietud total en el campo. La niña se enrosca del todo a la serpiente y una nube oculta a la luna.
(Fotografía de Frantisek Drtikol)
(Fotografía de Frantisek Drtikol)
Tranquilidad, sosiego y paz, tensión e inquietud, intensidad y conexión...
ResponderEliminar¡cuánta sensación junta!
Pues, si, supongo que hasta lo inamovible se mueve, pero tan lentamente que es casi imperceptible, como el movimiento de la bola terráquea...
qué bonita historia y cuanta imaginación, felicidades por este relato.
ResponderEliminarbesitos
Si realmente es un sueño puedes estar contento, porque sueñas bien.
ResponderEliminarMe encaantaaa!!!
ResponderEliminarSe me ocurren varios significados para este hermoso y enigmático relato que me incita a la reflexión. ¿Soñado? ¿Inventado? Ambas posibilidades me resultan igual de interesantes.
ResponderEliminarUna de ellas es la del encuentro del hombre con su propia vida.Da mucho que pensar ¿verdad?. La contemplación de nuestra propia metamorfosis.
La mayoría de tus escritos me remiten a la mitología griega.La primera imagen que ha pasado por mi mente a leer este relato es la de Crono devorando a sus hijos.
Siempre me gustaron los relatos breves y los tuyos alcanzan gran intensidad.
No olvides, Inner, que todo lo que es y se da tiene lugar a través del maridaje de los opuestos. Claro que, unas veces pesa más uno de ellos y otras veces el otro. Y esa pugna, o tensión, producen múltiples sensaciones. ¿A que ya lo habías sobradamente comprobado en tu experiencia?
ResponderEliminarAh, y no subestimes la lentitud de los procesos. Pueden ser los más ricos, puestos que es el magma lo que fragua. Sobre sus resultados, mejor no opino. Pero la bola terráquea es apasionantemente veloz. ¿Nunca viste el planeta desde la luna, por ejemplo?
Buen día y liviano.
Ana, te agradezco el estímulo, pero todo consiste en salir de uno mismo. ¿O acaso en entrar más allá de la apariencia de uno mismo?
ResponderEliminarSaludable mirada post Reyes.
RAB. Cuando más contento estoy siempre es cuando sueño sueño, aunque ya sabes que lo sentido y vivido en ese mundo no se transcribe fácilmente al consciente. Lo que más me fastidia siempre del corte de los sueños es que no recuperas e ordinario las sensaciones. Aunque a veces...¿no te ha pasado nunca que sueñas con alguien intensamente (no digo en qué plano) y al despertar deseas verle, llamarle, yo qué sé?
ResponderEliminarCalma de viernes.
Say. Más que leerte te estoy imaginando dando saltos, jaj, tal como lo dices. No es para tanto, eh.
ResponderEliminarSalud.
Lluvia. Desde luego, todas las opiniones que aventuras (cosa que acepto y me agrada) pueden ser posibles. Los sueños son siempre el encuentro cotidiano del hombre con su vida. Es un encuentro libre, liberado más bien, donde lo dirigido del mundo consciente no interviene como decisivo, afortunadamente. Tal vez ese ejercicio solo es posible a través de las metamorfosis. Yo creo que los sueños son procesos de metamorfosis. Luego está que en la vida consciente ejercitemos la escritura, la pintura u otras formas expresivocreativas para hacer posible de nuevo esas metamorfosis necesarias. Tal vez van vinculadas unas y otras, y no te sabría decir cuál de ellas depende de la otra. ¿No es la escritura, o mejor, la pérdida de uno por los vericuetos imaginados e imaginarios, una manera de prolongar el territorio onírico?
ResponderEliminarCurioso que te recuerden o te remitan estas letras a la mitología griega. No es tanto porque conozca mucho a ésta, ya que es compleja, variada, múltiple en interpretaciones y símbolos (obró de por medio tantos siglos de construcción y lenguaje oral de los mitos...) Mi opinión es que, en el fondo, por inercia los humanos actuales seguimos recurriendo a hablar, indagar o tender a los problemas permanentes de la humanidad y del individuo (la naturaleza, la guerra, la paz, el amor, la imaginación, el miedo, el sexo, etc.) como lo hacían los individuos de las sociedades más antiguas. Pura coincidencia, vamos.
Gracias por tu comentario.
Uy, qué peligro tras esa calma aparente. Como usted dice, nunca se sabe cuándo duerme una serpiente.
ResponderEliminarAl final del sueño parece que la niña ya no se distinguía tanto de la serpiente. Aparecen perfectamente fusionadas ambas. Bueno, tal vez la mejor forma de escapar a un peligro sea convertirse en él.
Feliz fin de semana
Bisous
Y así es, madame, ni siquiera en las disecadas está claro si han traspasado el límite de la vida. Lo normal es que ante una víbora disecada nos mantengamos a distancia. Es un animal muy pero que muy sabio y sabe hacerse pasar por lo que no es.
ResponderEliminarCuriosa teoría la suya: si no puedes con el enemigo, únete a él, ¿no?
Disfrute por los jardines de sus châteaux.
Absolutamente espeluznante. Sé que no es sólo poesía, nunca es sólo lo que se escribe, siempre hay un sentido que trasciende lo único.
ResponderEliminarAcariciar la serpiente y volverse serpiente, tan buena la metáfora, tan actual, ¿verdad? Es como el águila del Prometeo gideano. Y esas aguas estancadas, y ese animal duplicado...Todos elementos y símbolos tan primigenios como el propio concepto de crisis.
Savoir fere.
Buena noche de sábado
Me gustan los textos abiertos. Las metáforas se aparean y crían en ellos. Pero nada nuevo hay. El concepto de crisis no es nada reciente, sino una palabra de la que hoy se abusa. Los hombres siempre han vivido en una espiral de acción/ reacción. Lo que hoy martiriza especialmente es el rimo vertiginoso, y su consecuente estrés (otra palabra de la que abusamos), en que se vive. ¿Te has dado cuenta con qué ansiedad severa y rayana en la perfección absurda nos relatan desde las televisiones el tiempo que va a hacer los próximos días? Una muestra. Y sin embargo, el flujo de los días está sumamente abierto al azar y a la repetición de los viejos mitos.
ResponderEliminar¿Y si ese texto de la niña y la luna fuera un mandala, por ejemplo?
Buen domingo preparativo del lunes (¿no te angustia?)
Es probable que el concepto de crisis surja con el hombre moderno y el "estrés" impuesto que lleva consigo el "progreso". ¿Recuerdas cómo les martirizaba esto a los fin de siècle o a la propia Virginia Woolf? Conciencia de crisis-ciudad-estrés-progreso van de la mano hasta el sepulcro de este hombre aferrado a la noria...
ResponderEliminarSí, es horrible lo del relato del tiempo, horrible. Atacan constantemente a nuestros miedos más antiguos. Por todas partes relojes, el tiempo que hará mañana, la inmediatez de las noticias. Todo presente continuo, ninguna referencia que haga detenerse un ápice para volver la vista atrás; si todo es presente angustioso se anula la posibilidad de futuro. Acaso eso pretenden.
Si tu texto fuera un mandala, cosa que no dudo, por cómo está hecho y aquello tan íntimo que indica, sería totalmente lógico. El eterno retorno está siempre en nosotros, tan obsesionados por lo nuevo, ante cuya imposibilidad quedamos extasiados con las ilusiones propuestas.
PD.: ya no me angustian los domingos, pues no los considero preparativos del lunes. Vivo el domingo hasta que me voy a dormir y aún así sigo, hasta que suena el despertador y al fin...
Buena semana!
El sueño me produjo un temblor interno, y una sensación de estirarme hasta el punto difuso en que el dolor se insinúa. Me recuerda al instante en que la línea divisoria entre el observador y lo observado se borra, y a uno le crecen plumas y al pájaro se le abren los poros. Es un texto bello y terrible. Un saludo.
ResponderEliminarSusan. Agradezco lo que me dices. Me hace pensar mucho. ¿Dónde está la frontera entre el sueño y lo consciente? El mismo río moja ambas orillas. ¿Sabemos siempre y en cada momento en cuál de las dos nos ubicamos?
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