"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
EL ATRIO DE SAN FELIPE NERI. UN TROZO DE PATIO VISIBILIZADO A PIE DE CALLE
Bello. Primera vez que te leo. Saludos.
ResponderEliminarLo has dicho todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
preciosa foto y delicado poema.
ResponderEliminarComo dice Ataúlfa, está dicho todo.
Saludos
Es como un hueco, una inmensa oquedad... Los huecos duelen. Hermoso poema-
ResponderEliminarAmrrast. Puedes seguir leyendo. Gracias por tu apreciación particular.
ResponderEliminarSalud.
Vaya, tu concisión, Ataúlfa, supera la mía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí. Es el mar lo que genera preciosidad a cada instante. Y el oleaje que pare espuma, mientras las rocas se consumen lentamente.
ResponderEliminarGracias.
Ramón. Las oquedades pueden ser también abrigos. Me quedo con los abrigos protectores.
ResponderEliminarGracias y bona nit.
La espuma, el fuego del mar, es hija del aire y del agua. Y moldea la tierra.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Un beso
Rat. Y por lo tanto a la materia. Y por lo tanto al hombre.
ResponderEliminarQué descripción conceptual tan enorme la tuya.
Gracias.
Bellos versos que acarician esa ausencia tan querida.
ResponderEliminarUn placer de lectura
Salen de dentro.
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