"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





miércoles, 26 de agosto de 2009

Carta a Gerda


Inolvidable Gerda. Con frecuencia solías decir que en un click pueden caber muchas vidas, pero también muchas muertes. Ahora que reviso todo estos negativos quedo abatido por el desafío de tus veintisiete años agotados. Para nadie de cuantos nos dedicamos a este oficio testimonial cabe duda alguna de los riesgos. Existe tan poca sospecha sobre lo que nos puede suceder a cada paso que, de ordinario, no pensamos en ello. Nos atrae tanto el objeto que deseamos fotografiar que olvidamos nuestra propia protección. Ese objeto es amplio y diverso, está repleto de costumbres, de actitudes, de seres humanos perdidos en medio de una encrucijada. No sé si todos los hombres son semejantes, pero sí que algunos se mueven por móviles más generosos que otros. Y acaso también más desesperados. No se trata de la desesperación puramente emotiva, que la tienen. Es la desesperación racional de quienes nunca vieron y tocaron tan de cerca el cambio de sus vidas, de su país, de sus estructuras de convivencia. Y que las ven en peligro. Ellos, Gerda, son los que realmente están expuestos, hagan lo que hagan. Simplemente por resistir, por defenderse, por ansiar lo que nunca les había estado permitido. Nosotros, con nuestras cámaras y reportajes, con nuestro acudir frenético a cada lugar que reclama el interés vivo, somos unos privilegiados. Estamos de paso. Acaso no siempre. Tú te has quedado aquí y la sierra de la capital de un país que antes no habías conocido ha decidido tu suerte. No importa si lo que ha provocado tu fin ha sido un accidente, la guerra o lo inevitable que se agazapa en la sombra de cada humano. Mañana puede sucederme a mi. Es el azar, para seguir fotografiando y dejando constancia de la barbarie, lo que nos proyecta o nos ataja en seco. Pensar en ello no nos detiene. Cuando los ciudadanos de un país reaccionan contra lo que consideran injusto y felón, nosotros nos identificamos con sus motivos. A eso ellos lo llaman causa. Para nosotros es incentivo. Naturalmente que nuestro ojo clínico se siente ensalzado cuando alguno de nuestros reportajes es difundido por la prensa del mundo. Pero incluso en ese instante en que nuestra soberbia trata de traicionar el sufrimiento de aquellos que hemos fotografiado hasta la saciedad, nos atraviesa un escalofrío. Es el compromiso. Hay quien lo siente más y quien pretende cumplir con un proyecto y salir lo antes posible de la situación. Gerda querida. Decir que tuviste mala suerte está de más. Para mi, tu muerte es la segunda herida española. Ambos sabíamos a qué veníamos y jamás nos arrepentimos, no obstante las dificultades y las contingencia dramáticas. No eres sino una sangre infortunada más que se ha perdido. Aunque a mi me duela tanto.

Tu Ernö.

3 comentarios:

  1. Puestos a imaginar...

    "Querido Ernö:

    Negarte a poner mi nombre debajo de mis fotos fue olvidarme.
    Luchar por una causa fue para los dos, y lo siguió siendo para ti, una excusa, no reconocida en nuestra conciencia. Sólo quisimos vivir la vida con pasión, con sentido, al límite... y en mi caso sólo un tanque pudo con ella, como una arrolladora metáfora.
    Poca gente me recuerda,gracias a ti, por lo que tu dolor al recordarme es un pequeño triumfo.

    Tu Gerda."

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  2. Buenos días. Quiero interpretar que lo que sugieres es que Robert Capa fue un tanto cabrón ignorando la obra de Gerda Taro, ¿no? La verdad es que tampoco estoy muy enterado del tema. Parece ser que algunas o muchas fotos de ella han podido figurar como obra de él, pero yo no puedo aseverar tal extremo. O simplemente, que él callara las que hizo Gerda y no reconociera lo suficiente la labor de ella. Sé que hay algunos libros que hablan de la obra de Capa, algunos muy recientes, y tal vez ahí nos arrojaran luz sobre el comportamiento de Capa.

    De cualquier manera, me parece que la carta tiene un valor testimonial y más de reonocimiento con la causa española que con la misma Gerda, evidentemente. Y puede que haya más cartas, que podrían indicarnos otros sentimientos u otros reconocimientos, ¿no? Habrá que indagar.

    Reconozco que Capa es uno de mis fotógrafos paradigmáticos, y que siempre me ha obnubilado. Tal vez sea hora de bajarlo del pedestal.

    Gracias por tu aportación, Rat. Buen día.

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  3. Ah, de todos modos, te ha salido una carta de una muerta. ¿Es posible? En la conciencia (mala) de los vivos, acaso sí, jaj.

    Vale.

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