Esta incesante tormenta
donde cada rayo que me toca
me hace crecer
donde la lluvia generosa me empapa
hasta hacerme tierra
y su fecundidad
busco vanamente en ella
mi apaciguamiento
sé que debo ahogar los gemidos
que comparto con el viento
para aplacar la lacerante violencia
de mi carne
antes de que me destruya
(Fotografía del griego Stelios Tsagris)
Me gustan los poemas cortos,que van al grano,como éste.
ResponderEliminarUn beso
Soberbia la tempestad y preciosa su tormenta interior. Se resaltan una a la otra.
ResponderEliminarTormentas, tormentas, bien venidas sean. Disfruta el fragor, purifícate con la lluvia, siente la fascinación de los relámpagos.
ResponderEliminarBuenos sueños. Y qué envidia...
Rat, lo celebro, lo bueno si breve...¿no?
ResponderEliminarAragonía, lo malo de la belleza del aspecto de una tormenta es que encierra demasiada energía destructiva dentro...
ResponderEliminarPues, mira, Lagave, he vivido tormentas de todas clases. A veces purifican, a veces destruyen. No se sabe hasta que pasan, o hasta que tú mismo eres otro.
ResponderEliminar